9 de noviembre de 2008

UN POCO DE CINE Y LIBROS


Me gustaría comentar hoy en el blog (en el que por cierto, hace tiempo que no escribo por estar terminando mi nueva novela) una película que proyectaron la semana pasada en el cine club del Instituto Río Verde. La película en cuestión se llama “Los falsificadores”, y parece ser que fue galardonada con el óscar a la mejor película extranjera el pasado año; también el actor principal tiene el premio al mejor actor que otorga el festival de cine de Valladolid, la popular “Seminci”. Confieso mi primer recelo antes de verla, porque es ya mucho el cine que tiene como argumento algún pasaje, más o menos conocido, de la historia desgraciada de los nazis en Alemania. Además unos día antes había visto la versión de “El niño del pijama de rayas”, que, como el libro, produce una impresión dramática de un hecho, que si no fue real, bien pudo haberlo sido, transportándonos a otra cara de lo que fue la horrenda actuación de unos desalmados fanatizados por el espíritu demoníaco de Adolf Hitler.

“Los falsificadores” vuelve a la carga en lo referente a la crueldad con los judíos deportados a campos de exterminios, separados de sus familias y sometidos a toda clase de vejaciones por los que en ese momento parecía vencedores. Lo curioso de la película es el apartado desde el que lo hace : Unos hombres especializados en tareas relacionadas con el trabajo de imprenta, fotografía, fotolitos y demás técnicas que tenían algo que ver con la falsificación. En especial uno de ellos, el falsificador más famoso de Berlín, a quién conducen a un campo especial, donde junto a otros colegas, son tratados de forma distinta, con más cuidado, con el fin de obtener de ellos el objetivo que persiguen : falsificar libras, primero, y a continuación dólares, para poder financiar el final de una guerra que está agotando sus arcas monetarias. Creo que lo destacable de la película es la diferencia de sentimientos entre los que trabajan en la falsificación, especialmente un joven comunista que se niega a colaborar para no ayudar al fascismo nazi. Eso significa prácticamente una sentencia de muerte segura, por lo que sus compañeros le empujan a hacer su trabajo. El tema está entre la supervivencia y la ideología, o lo que es igual, entre la responsabilidad moral que marca la conciencia de todos ellos. El final, aún siendo casi feliz, por la llegada de los aliados, no excluye el terrible dilema que la película encierra : la cobardía, la moral o la muerte.
En fin, una buenísima película que da mucho para pensar, al tiempo que observa un ángulo desconocido de la terrible segunda guerra mundial..

Ana maría Mata
Historiadora y novelista

1 comentario:

la-de-marbella dijo...

Hace algunos años decidí acabar con todos aquellos libros que de alguna manera trataban el tema nacismo. Mi cambio de actitud lectora vino provocado por la forma de actuar los judios con los palestinos. No me cabe en la cabeza que nadie que ha sufrido lo que lo hicierón los judios en la segunda guerra mundial pueda tener comportamiento semejante con otro ser humano como son los palestinos. Es tan inmoral que tuve que dejarlo pese a amar la literatura. Religión e ideologia se confunden en un maremagnun de intereses monetarios dificiles de digerir para seres comunes como yo. De tal guisa, me he perdido desde la lista de ¿shinler? hasta el niño del pijama a rayas. No obstante su reflexión me viene bien. En las ultimas semanas he coincidido con amigas que no tienen mi mismo pensamiento politico. Me hace gracia, que ahora que es publico mi forma de sentir, entre ellas se entiende, me traten con mucho cuidado y cierto grado de....¿curiosidad, desagrado, desconfianza e incluso heroina de los cuentos?.Durante años por no molestar me guarde mis opiniones y me trague la hiel de sus criticas. Con esto le quiero decir que sigo siendo la misma de siempre. Con mis virtudes y defectos pero de diferente signo politico. Cosa que a ellas ni les entra en la cabeza ni les entrará jamas. A pesar de todo ello, las quiero y las mimo lo mismo. E incluso llegado el caso daría mi sangre por ellas. Hay que saber ver al ser humano desnudo. Sin artificios ni componendas de ninguna clase. He empezado a leer su libro, gracias por subirlo gratis