23 de mayo de 2010

TURISTA MARBELLERO

(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 23 de mayo de 2010)

Siento gran curiosidad por conocer el siguiente dato estadístico que me oriente de una realidad que tanto me cuesta comprender: ¿Qué prefiere el ciudadano de Marbella, el comercio del centro y del casco antiguo o el de los grandes centros comerciales? Se podría completar la encuesta con otra pregunta: ¿Qué principal inconveniente ve en acudir al centro de Marbella?

Puedo intuir, que no compartir, gran cantidad de respuestas a favor de las grandes cadenas comerciales: facilidad de tener de todo en un mismo edificio, mejor oferta por mayor competencia, franquicias a tutiplén, variedad comercial, mejores campañas publicitarias, y fundamentalmente el aparcamiento numeroso y gratuito. Frente a estas ventajas, se podrían contraponer otras desventajas como la aglomeración humana, la falta de identidad del entorno, el trato menos personal, el estrés consumista, etc.

Si tuvieran que responder los visitantes extranjeros, en este caso lo tendría más claro, por su propia idiosincrasia: el centro histórico, donde pasear sin prisas, descubrir rincones con encanto, el aprecio por lo tradicional y autóctono. ¿No es verdad que cuando viajamos por turismo nos comportamos así, intentando no dejar un monumento por visitar, probando tipos de comidas, tiendas, souvenir, etc.? Sin embargo, no es menos cierto que en nuestra propia tierra somos pasivos, ignorantes, nos falta casi todo por conocer y ni que decir en cuanto a bienes culturales.

Tenemos la suerte de tener un casco antiguo precioso, bien conservado e integrado en un centro urbano más o menos respetuoso con él. Su pequeño tamaño lo hace muy cómodo de visitar, invitando al paseo por sus estrechas callejuelas peatonales, donde las múltiples y variadas plazas, con sus fuentes y arbolado, aportan encanto y frescor. Los edificios históricos sorprenden tras cualquier esquina, dando el toque de majestuosidad y elegancia que lo distingue.

Resulta curioso que no son pocos los grandes centros comerciales que imitan la estética popular, con mejor o peor gusto; sin embargo, muy a su pesar, nunca podrán conseguir una réplica perfecta, cual “Show de Truman”, y estimular los sentidos que de forma natural provocan los cascos urbanos: el olor del azahar o la dama de noche, el vuelo de las golondrinas, el repicar de las campanas, las actuaciones callejeras, las tertulias a las puertas de los propios comercios, el trato personalizado…

Viéndolo así, ¿por qué no intentamos hacer de turistas en nuestro propio pueblo y disfrutar de esos placeres que tanto han atraído a los foráneos desde décadas? En esta difícil etapa que estamos atravesando vendría muy bien ayudarnos entre nosotros, provocando un movimiento positivo concéntrico con el centro urbano como eje motriz. Personalmente, considero que sólo falta un pequeño acercamiento mutuo entre el marbellero y el comerciante del casco antiguo para eliminar el sambenito de estar todo enfocado al turista, provocando el “rechazo” popular al estimar que se va a pagar un precio excesivo. También me pregunto por qué se tiene la sensación de poca oferta, cuando entre sus inquilinos cohabitan varios restaurantes de cocina creativa, restaurantes tradicionales con productos de la tierra, los hay internacionales, de menú, bares de tapas y raciones, cafeterías y churrerías; librerías, tiendas de ropa, zapaterías, etc; todo lo que uno puede necesitar para pasar un día agradable. La reflexión me lleva a la conclusión de que no ayuda la falta de renovación, innovación y promoción necesarias en cualquier negocio al público que quiera mantenerse al día y ser competitivo. Hace falta convencer a las franquicias para que vuelvan a establecerse en la zona; reajustar el horario comercial a las disponibilidades de los visitantes de manera que se garantice una actividad continuada, apoyar iniciativas como la que está llevando a cabo la Asociación de Comerciantes del Casco Antiguo: acuerdos con entidades bancarias y puesta en funcionamiento de un merchandising comercial común; que los ciudadanos de Marbella acudamos a las actividades culturales promovidas por el propio Ayuntamiento y demos una oportunidad al comercio tradicional.

Faltaría por resolver el principal handicap del centro urbano, el aparcamiento público. Mientras no se construyan los que estaban previstos desde hace años, Francisco Norte y Ricardo Soriano, y ambos parece que van para largo, las zonas para estacionar en la vía pública se quedan escasas. Está por ver si la próxima entrada en funcionamiento de la zona azul ayuda a dinamizar el acceso motorizado al centro y atrae a los más perezosos; pero no estaría de más, y con vistas de un futuro inmediato, donde la sostenibilidad y el ahorro energético van a ser el leitmotiv de las sociedad, realizar una apuesta decisiva por fomentar el transporte público, con rigurosidad europea en cuanto a frecuencia, puntualidad y calidad, y de paso, apoyar alternativas más ecológicas como la bicicleta.

Prueben a sentirse turistas marbelleros alguno de estos días primaverales, déjense llevar por los sentidos, descubran esos rincones ocultos, siéntense en un banco y observen la felicidad de los transeúntes, tómense algo en alguno de nuestros magníficos bares y restaurantes. Verán como entienden el por qué de esta proclama hacia nuestro centro y su casco antiguo.

Arturo Reque Mata
Arquitecto


21 de mayo de 2010

LOS ANCIANOS Y EL TRAPICHE

(Artículo publicado en el diario Marbella Express del día 21 de mayo de 2010)

Aunque la vida sea, como tantas veces nos dijeron, un valle de lágrimas, lo cierto es que todos queremos seguir “llorando” el mayor tiempo posible y por ello, el intento de prolongarla a través de cuantos medios sean necesarios es un negocio tan rentable desde los tiempos de la célebre doctora Aslam hasta el día a día de hoy. Cuando Milan Kundera, el novelista checo escribió “La insoportable levedad del ser” expresó en voz alta el miedo universal a introducirse en lo desconocido o la nada, salvo para aquellos a quienes de verdad los consuele la fe.

Hoy llegamos a viejos con más naturalidad que antes, y por lo tanto el índice de personas que alcanzan una edad superior a los ochenta años no es ni mucho menos tan extraño ni tan bajo como lo era a principios de pasado siglo. Los viejos ( en palabras de un humorista negro) no tienen ahora, como tenían antes la “amabilidad” de morirse en el momento en que empiezan a ser un problema para quienes le rodean. Siguen levantándose a diario y cogiendo su bastón para contemplar el sol o la lluvia con más intensidad que lo hicieron de jóvenes y algunos hasta tienen la osadía de introducir su opinión en una conversación familiar cuando ninguno de los hablantes recordaban siquiera que estaba allí.

En fin, la vejez, o la ancianidad, como queramos llamarle, se constituye en un problema aumentado por el tipo de vida actual en el que las parejas trabajan y el santificado hogar de antaño es, en ocasiones un maremagnum de horarios incumplidos, niños televidentes y padres tan agotados que no alcanzan a veces ni para el beso antes de llevarlos a dormir.

¿Qué hacemos, pues, con nuestros viejos? Aquellos cuya economía es más boyante tienen una solución que les llega de allá donde un día lejano fuimos colonizadores : la boliviana, paraguaya, ecuatoriana …etc que necesita un trabajo imperiosamente y a quien el de asistente de ancianos le va muy bien, pues con su arrastre dulce de palabras cautiva al viejo/a que ve en ella al menos un remedio para su soledad. Pero no todo el mundo puede permitirse esta ayuda humana. El problema entonces adquiere carácter de tragedia y es en ese momento cuando la residencia se hace imprescindible.

Marbella no tiene en la actualidad una residencia de ancianos de tipo benéfico a pesar de que posee hace la friolera de veinte años o más un terreno para construirla cedido para ese fin por la familia de D. Mateo Alvarez. Todos hemos oído o conocemos El Trapiche, antigua fábrica de azúcar donde íbamos de excursión los jóvenes que llegamos al noviazgo con El Dúo Dinámico o Nat-King-Coole metidos en nuestras orejas. Durante largo tiempo en ruinas, fue el lugar donde los coches de caballos tenían lo que podíamos llamar su “sede”. Gil y Gil hizo caso omiso del hecho (para él una minucia) de construir la residencia tan necesaria. Pensaba, sin duda que no le iba a dar su ejecución excesivo números de votos. Mientras llenaban sus bolsas quienes le sucedieron, ni acordarse del asunto, bastante trabajo les suponía la contabilidad de lo que robaban. Y así, como sucede tan a menudo, llegamos al presente sin que la Residencia para ancianos ocupe un pequeño hueco en lo mucho que nos falta por hacer.

Comprendo que sea más vistoso, elegante y sobretodo electoralista construir puentes que dejen admirados al residente y al turista. Que los colegios se lleven el primer lugar en importancia ( si se la llevan, claro) ; que torneos internacionales, chiringuitos y deudas por pagar ocupen el cerebro entero de nuestros mandatarios. Que San Pedro les traiga a mal traer con sus exigencias que luego se reflejan en votos Que no es fácil, en definitiva, como tantas veces imaginamos, conducir con eficacia una ciudad como la nuestra adquirida en estado comatoso. Pero, por favor, intenten ser humanos antes que políticos si fuese posible. Piensen en los viejos arrinconados en soledad, desasistidos y molestos sin más culpa por su parte que la de “haber tenido la osadía de seguir viviendo” en un mundo de colágenos, prótesis de siliconas y elixires para la juventud eterna.

Ellos no tienen ya voz propia ni alguien que les represente. Pero quieren ver amanecer y mover de vez en cuando sus dificultosas dentaduras mientras tratan de emitir una palabra al menos.

Recordemos que todos seguiremos idéntico camino a no ser que la tumba se nos adelante.

Ana María Mata
Historiadora y novelista

14 de mayo de 2010

El viejo tejado


Cotizadas como el oro, las tejas árabes viejas, por su tono, por su sabiduría después de tantas aguas, ramas y pájaros posados sobre su rugosa textura. Ya no las pillan con el paso cambiado, saben que sobrevivirán a todo, dejando resbalar el agua, sintiéndose masajeadas por el roce mágico del sedoso líquido.

Órfilo Aranda

11 de mayo de 2010

Sombras de primavera


Que bello es nuestro mar que hasta las sombras quieren tocarlo.

Marbella_te
(Foto tomada con el móvil)

6 de mayo de 2010

HEMOS CAMBIADO

Son las ocho de la tarde. Paseo tranquilamente sobre mi bicicleta rodeado de sensaciones y recuerdos. El mar también parece meditar una vez calmado el poniente de la mañana, suavemente acompasado por el sonido que emite el vaivén de las pequeñas olas al llegar a la orilla.

Sorteando las dunas me adentro en el bosque de eucaliptos pedaleando sobre las sinuosas curvas que describe el carril de hormigón perfectamente integrado, como si de un elemento natural más se tratase, creando meandros que salvan raíces y vegetación, haciendo fácil la circulación y mágico este momento. Este instante me recuerda cuando, hace años, mis padres me llevaban en la sillita detrás de la bici por los carriles de los bosques y dunas de Punta Umbría en Huelva; entonces todo un mundo se iba descubriendo ante mí.

Ha pasado mucho tiempo, las cosas han cambiado. Pero las profecías no se han cumplido y seguimos aquí. El mar sigue con sus mareas, sus reflejos, sus olores; el bosque de eucaliptos ha logrado sobrevivir, sus hojas alargadas enmoquetan el suelo por donde ahora circulo, ensimismado en mis pensamientos.

En algo sí hemos cambiado, ahora tengo tiempo para mí, para mi familia. La bicicleta es mi modo de locomoción, marca mi ritmo de vida, de calidad de vida. Por suerte, mi generación logró reflexionar sobre los errores de las anteriores, aparcó la ambición y las prisas, optamos por Momo frente a los hombres grises, por Monsieur Hulot frente a los Arpel (película "Mon oncle" de Jacques Tati), por el Cipriano Alvor de Saramago frente al gran centro comercial; en definitiva, aprendimos a vivir.

La batalla que inició la generación de mis padres por recuperar el control de sus vidas, hasta entonces en manos de bancos, especuladores, apocalípticos y todo tipo de trepas, finalmente se ganó; hemos vuelto a disfrutar de nuestro tiempo.

Sobre nuestras bicis recorremos un entorno amable donde convivimos peatones y ciclistas, porque aunque no lo crean, lo que si ha ido desapareciendo son los coches. Difíciles de mantener desde el punto de vista energético, se fueron convirtiendo en accesorios de lujo mal visto, sin sentido para el uso diario, donde el transporte público y la red ferroviaria han logrado convertirse en los amos de las comunicaciones.

Por las dunas corretean pequeños escarabajos, los cardos asoman entre la arena dejando ver sus hojas punzantes. El mar ha terminado por quedarse dormido, como un anciano que descansa al caer el sol, en previsión de un temprano despertar.

Hoy, seis de mayo de dos mil cuarenta, el sol ya se ha ocultado tras Sierra Bermeja. En estos momentos cruzo la pasarela sobre Río Real y enfilo los últimos kilómetros hacia la ciudad de Marbella, más atractiva que nunca, más viva que nunca.

Arturo Reque Mata
Arquitecto

4 de mayo de 2010

EN MEMORIA DEL POETA MIGUEL HERNANDEZ

(Artículo publicado en el diario Marbella Express)

Aunque nos parezca tan cercano, Miguel Hernández podría cumplir cien años el próximo 30 de octubre si su salud y los acontecimientos trágicos que le tocaron vivir no se lo hubieran impedido. Merece la pena cuantos homenajes vengan a recordar al hombre y poeta cuyo moreno rostro nos es tan familiar como la música y letras con las que Joan Manuel Serrat llenó páginas bellísimas de nuestra juventud y alcanzó, como cantautor un liderazgo irrevocable. Sin embargo aquel exceso de popularidad trajo consigo un conocimiento menos profundo de lo debido en torno al poeta al que todo el mundo llamaba cariñosamente “el poeta pastor” o incluso “el poeta de las cabras y el campo”.

Hernández es mucho más que ese estereotipado calificativo, sin que el hecho de ser conocido por él signifique desdoro, ni mucho menos el peyorativo desdén que sí sufrió cuando en su primera llegada a Madrid algunos sólo lo reconocían como pastor iletrado pero audaz. Lo cierto es que el poeta nació en Orihuela en 1910 y sus padres, Miguel y Concha eran conocidos como los “Vicenterre”, sin que se sepa el origen de este sobrenombre. Asistió Miguel a las clases gratuitas que ofrecían los jesuitas a los niños pobres en la escuela llamada del Ave María, donde permaneció hasta los catorce años, y además de un alumno aventajado fue monaguillo de dicha escuela . Según sus biógrafos aquellos primeros estudios dejaría en él la huella de una iglesia opresora que asustaba a los jóvenes con la idea de un infierno terrible en los preludios de la vida juvenil. Su padre lo sacó del colegio para enviarle a guardar las cabezas de ganado que poseía, pero su afición a la lectura era tan fuerte que estudió por cuenta propia a los clásicos tomando los textos de diversas bibliotecas. Empieza a frecuentar las tertulias literarias que se llevaban a cabo en la panadería de los hermanos Fenoll, y allí conocerá a un especial amigo, Pepito Marín, más conocido por el seudónimo de Ramón Sijé.

Necesita conocer horizontes más amplios y contra la voluntad de la familia decide viajar a Madrid, pero la ciudad le decepciona y vuelve a Orihuela donde conoce a Josefina Manresa, su futura mujer. En 1933 publica su primer libro “Perito en Lunas”, como homenaje a Góngora, pero le desanima la escasa acogida y sería García Lorca el que intentara animarle escribiendo: “No se merece “Perito en Lunas” ese silencio tan estúpido. Merece la atención y el estímulo y el amor de los buenos. Quisiera que pudieras superarte de la obsesión de poeta incomprendido…”Colabora después en varias revistas e incluso escribe poesía religiosa en un Auto Sacramental., pero se aparta muy pronto de ese camino como delata unas líneas en la carta a su amigo Juan Guerrero :”Estoy harto de la tontería católica, estaba traicionándome a mi mismo. Me dedicaré a la canción de mi naturaleza terrena. De la tierra y sangre adentro”. La muerte de Ramón Sijé le llena de tristeza y a él le dedicará “La Elegía”, poema cumbre en su género.

La influencia que Sijé tuvo en su vida la ocupará entonces Pablo Neruda de cuya obra “Residencia en la Tierra” comenta a García Lorca : “Necesito comunicar el entusiasmo que me altera desde que he leído “Residencia en la Tierra.” Neruda significará para Miguel el signo de la liberación de anteriores ataduras y un estímulo para su vehemente carácter que se siente impelido a ingresar en el Partido Comunista, y posteriormente a incorporarse voluntariamente a filas en el batallón de El Campesino.

Cuando finaliza la guerra intenta salvar la vida marchando a Portugal, pero es detenido por la policía de Salazar que lo entrega a la guardia civil española. A pesar de ello un decreto de Franco por el que quedaban exclaustrados quienes estando arrestados no hubiesen sido condenados, propicia la momentánea libertad del poeta. Pero quiere estar con los suyos y contra el consejo general decide partir para Orihuela. Al salir de la casa de Sijé es detenido y en consejo de guerra se le condena a muerte. Le será conmutada la pena por la de treinta años gracias a la intercesión de varias personalidades. Allí sigue componiendo el “Cancionero y Romancero de ausencias”, escribe un Teatro hiriente y breve, como “El Hombrecito” o “El Refugiado y los sentados”, sueña con conocer a su hijo, aprende inglés y aparecen los primeros síntomas de la enfermedad que le llevará a la muerte el 28 de marzo en Alicante.

Educador de sí mismo y poeta sin ínfulas de ilustrado, Miguel Hernández poseía una valentía exaltada junto a una limpieza y humanidad que le hace distinto de muchos de sus coetáneos a los que sin embargo iguala en el dominio de la metáfora y la musicalidad de sus versos.

Leamos sus poemas en este año que hubiese debido ser el de su centenario real. Sus profundos ojos negros parecían mirar más allá de la finitud en la que los demás estamos inmersos.

Ana María Mata
Historiadora y novelista

3 de mayo de 2010

Primeros baños


Vaya fin de semana más bueno hemos tenido algunos. Después de tanta lluvia, estábamos esperando en casa un buen día para inaugurar la época de baños en el mar. Fue ayer cuando empezamos con la playa.

Hoy se ha venido con nosotros uno de nuestros sobrinos, se lo ha pasado genial, aunque no podía aguantar el ritmo de primo y tito delfín, que solo sacan la cabeza del agua para respirar de vez en cuando, corriendo olas, jugando con la tabla, perdiéndonos por momentos dentro de una mar que nos sigue queriendo.

Esperemos poder seguir repitiendo los baños de fin de semana.

Órfilo Aranda

1 de mayo de 2010

Entrevista COPE Sierra Blanca a Arturo Reque 1/2

El pasado 28 de abril de 2010 la periodista Leire de Luis entrevistó a Arturo Reque Mata en relación al blog "TERTULIA EN MARBELLA".
Os lo presentamos en dos videos que recogen la entrevista acompañada de fotos del blog.