30 de diciembre de 2010

DOS MINUTOS DEL DÍA (II)

¿Quién no puede perder dos minutos de su día para contemplar lo que le rodea? 
Cotinuamos con el interesante experimento que estamos realizando, de manera artesanal -con el móvil y sin trípode-, donde pretendemos demostrar como la visión reiterada y en el tiempo de una misma escena puede provocarnos reflexiones y emociones.

Esperamos vuestras opiniones.
Arturo Reque Mata
Reque+Gallego Arquitectos

18 de diciembre de 2010

GENERACIÓN VIRTUAL

(Artículo publicado en el diario "Marbella Express" el 18 de diciembre de 2010)

Durante el desarrollo del Foro IAD: “Innovadores y emprendedores del deporte”, celebrado los pasados 19 y 20 de noviembre en el Instituto Andaluz del Deporte de Málaga, un asistente planteó una cuestión no respondida, tal vez por falta de credibilidad real de que ocurra o por desconocimiento generacional de los ponentes. Consistía en la posibilidad de que el vertiginoso ritmo de la tecnología, especialmente enfocada a generar experiencias virtuales individuales, lleve al abandono de las prácticas deportivas actuales. Es una evidencia que constantemente aparecen en el mercado artefactos interactivos que, igual reproducen raquetas de tenis que palos de golf o guantes de boxeo; juegos deportivos virtuales con gran realismo tridimensional o aparatos deportivos: bicicletas estáticas, elípticas, cintas de correr, plataformas vibratorias, cinturones abdominales, etc., que facilitan la práctica deportiva doméstica.

Al igual que en el resto de la sociedad, el sector deportivo está viviendo una transformación conceptual, tecnológica y de valores. Tal vez lo que planteaba ese asistente no nos quede tan lejano. Ya está ocurriendo en otros campos; desde la literatura, con el debate entre libro de papel o libro digital, hasta el laboral, donde las empresas más punteras e innovadoras llevan años adaptándose a la nueva realidad social  Google, Microsoft, Apple, etc.  con medidas de conciliación de la vida familiar con la laboral, flexibilidad de horarios, fomento de la creatividad, gestión y dirección horizontal, y otras de similares características.

No debemos menospreciar a las nuevas generaciones, pese al duro estigma de falta de espíritu e iniciativa que se les está asignando. Están creciendo, y se están desarrollando personalmente, durante una complicada crisis mundial, generada por nosotros, sus antecesores. Viven un mundo 2.0, están globalizados, se comunican a través de las redes sociales y buscan sus experiencias a través de la pantalla, sea de móvil o de ordenador.

 Ahora bien, también es cierto que no se pueden dejar de lado los valores positivos y humanos del actual sistema deportivo: Desde la función social de esparcimiento, de ocio activo y de encuentro familiar, pasando por el juego en equipo y el contacto físico, hasta los sonidos y los olores característicos de los gimnasios. Todos estos aspectos socio-físico-sensoriales son difícilmente identificables por los jóvenes actuales. Se necesita un eslabón que haga de enlace generacional teniendo en cuenta que ellos serán los próximos consumidores de servicios.

Nos encontramos en ese punto de inflexión donde todo está en entredicho. Debemos aprovechar para reflexionar y evitar errores pasados. Se dan las circunstancias ideales para empezar de cero. Políticos, promotores, gestores, arquitectos, deportistas y restos de agentes intervinientes en el sector deportivo tenemos que posicionarnos. Bien reforzando lo que tenemos y conservando los valores tradicionales, o bien emprendiendo la aventura de la innovación total, por y para esas nuevas generaciones, con sus nuevas costumbres, hábitos y demandas. Esta situación aumenta los nichos de negocios, pero lo que parece claro, es que ya no valen las medias tintas; ni en el sector deportivo ni en ningún otro campo.

Podemos debatir sobre estos asuntos, pero lo más seguro es que sea la fecha de nacimiento reflejada en el D.N.I. la que establezca la diferencia de opinión. Aprovechen estas fiestas para analizar lo aquí comentado y comprueben si Papa Noel o los Reyes Magos también están al día en tecnología digital para el ocio y el deporte.

Por cierto que a más de uno de nuestros laureados deportistas de élite más le valdría haberse dedicado a competir en su propia competición virtual que dedicarse a enturbiar la imagen de nuestro, todavía, deporte real.

Arturo Reque Mata
Arquitecto

16 de diciembre de 2010

MARBELLA. EN BICI POR EL CENTRO UNA TARDE CUALQUIERA.

He tenido la "suerte" de que en estos 4 min concurran una serie de acciones que son clara muestra de los riesgos que supone desplazarse en bici por nuestro centro urbano: maniobras imprudentes, coches parados en zona prohibida de la calzada, aglomeraciones, adelantamiento de autobús urbano, toda una hilera de coches en doble fila, y por fin, aparcamiento de bicis en el paseo marítimo (zona permitida), e incluso otro ciclista disfrutando de esta magnífica tarde del 16 de diciembre de 2010.

Ojalá, cuando tengamos nuestros bicicarriles este video se vea como algo divertido y curioso, como cuando vemos un super 8 en b&n de nuestros padres.

Ánimo y a seguir en la lucha por la movilidad en bicicleta.

Arturo Reque Mata
Arquitecto

http://www.facebook.com/group.php?gid=46989259567&v=app_2392950137#!/video/video.php?v=163485393694646&oid=46989259567

15 de diciembre de 2010

NAVIDAD A LA BAJA

(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 13 de diciembre de 2010)

Parece que fue ayer. Y aunque no recuerde el tiempo exacto sé que ha llovido mucho desde aquél día en que en el diario SUR escribí un artículo también para Navidad con el nombre de “Felices Pascuas y próspero Año Nuevo”, parafraseando la felicitación que hacíamos en una época aún más lejana, cuando éramos menos elegantes y cosmopolitas, casi nadie sabía inglés y Papa Noel lo conocíamos de las películas americanas. Entonces no había ( por aquí, quiero decir) langostas, bogavantes, caviar o foie, ni siquiera pato a la naranja. Con decirles que por no haber no teníamos ni pavo, que también conocíamos por personajes como Carpanta; nos bastaba con gallina o pollo, eso sí, del más puro campo, bravo y fuerte, sin las artificiales luces con que hoy nos lo engordan en las granjas.

Aquél artículo, como tantos escritos en esos años, iba impregnado de nostalgia, sentimiento en el que caía con frecuencia quizás por el romanticismo de la edad, pero que hoy, precisamente por ello, he abandonado y utilizo sólo para grandes acontecimientos. La realidad es más prosaica, pero menos engañosa. Especialmente en los momentos actuales, en los que a pesar de que intentemos volverle la espalda aparece de nuevo, como esos muñecos que por muchos golpes que les des, surgen una y otra vez ante tus propios ojos con incombustible verticalidad.

Nos apetezca o no, estamos otra vez ante una festividad que con los años fue ganando solidez y perdiendo raíces e historia. El año pasado hice una encuesta particular entre gran número de niños, conocidos o no, y comprobé que la mayoría desconocía el por qué de esta desmesura, y aunque conocían algo del Pesebre, la burra, los pastores y los peces que bailan y beben en el río, lo que de verdad sabían y les importaba era la llegada de Papa Noel la noche del 24 con sus regalos junto al árbol y la repetición de los mismos (los regalos) la mañana del 6 de enero, después de una cabalgata saturada de caramelos inútiles, que suelen acabar en la basura.

No piensen que voy a soltar una homilía denostada acerca de lo bonito que sería que los niños, ya que forman la parte esencial de estas fiestas, fuesen conociendo poco a poco su primitivo origen y se interesaran después en la figura de Jesucristo, de manera inteligente y lo más cercana posible. Dejo eso para expertos, sean estos padres, curas o cristianos comprometidos. La libertad me parece más importante que el adoctrinamiento. Aún así, y puesto que las fiestas están ahí, a nuestro alrededor, me viene a la cabeza unos pequeños interrogantes que me gustaría compartir con algún amable lector o lectora de estas líneas.

Hemos hecho de la Navidad un fenómeno económico de tal envergadura, que no hay más que salir de casa para sentirse envuelto en una explosión de colorido, luces, escaparates …música y artefactos múltiples contra los que resulta muy difícil luchar. Eso significa que, más tarde o temprano, entramos en el juego con mayor o menor intencionalidad. Y el fenómeno comienza a funcionar en proporción geométrica a la desaparición de euros en nuestros bolsos y carteras. La lista se hace cada vez más larga y los que han de ser regalados empiezan a introducirse en ella como si fuesen gnomos o duendes de otro sistema planetario. Además está el asunto culinario. Es obligatorio comer hasta que el cuerpo o el estómago en su nombre salten por los aires. De todo. Hay que comer como si nos fuera la vida en ello, como si estuviésemos a las puertas de una conflagración anti.apetito, o quisiéramos sentir a ciencia cierta lo que haría un depauperado niño africano si le ofreciesen la ocasión de tomarse la revancha. También hay que vestir de modo elegante, con lentejuelas, brillos y pajaritas, con la última bisutería y el último modelo visto en alguna revista del corazón.

Todo ello formando parte de un ritual que se prolonga exhaustivamente hasta que amanece, como un rayo de luz racional y consciente, el 7 de enero. Para entonces, además del estómago, el hígado y las jaquecas, hemos destrozada nuestra economía con la misma alegría con la que el niño pone en marcha su tren eléctrico (normalmente con problemas de funcionamiento) o la maquinita electrónica y el flamante ordenador ya casi de bolsillo.

La pregunta es la siguiente. Si hasta ahora todo era más o menos así, y en este diciembre de 2010 decimos hasta enronquecer que no hay dinero, que no hay trabajo, que van a tener que rescatarnos como a Irlanda, que algunos no tienen para comer…¿Seguiremos a pesar de ello atiborrándonos de grasas y azúcares, de alcohol y regalos envueltos en papel brillante con enormes lazos de colores?; ¿compraremos compulsivamente juguetes como si de verdad fuéramos reyes, pero no precisamente magos?

Puede que alguien piense que exagero y que todo va a ser distinto en un año tan castigado por la crisis. Que la prudencia será la máxima que seguiremos todos. Permítanme entonces una última pregunta : ¿Quiere alguien decirme que llevan en su interior esos enormes carros a punto de estallar y esa multitud de personas de todo tipo que acabo de ver salir, extenuados, de uno de los grandes almacenes…?

Ana María Mata
Historiadora y novelista

7 de diciembre de 2010

El equilibrio

Tres ejes, X-Y-Z, en perfecto equilibrio ayudado por pequeños seres que esperan la caída del día.

En los tiempos actuales está roto ese equilibrio necesario para el buen funcionamiento de las cosas. Para andar, primero nos desequilibramos, damos paso y volvemos a estabilizarnos. Nuestros políticos perdieron pie y no dan con una estabilidad positiva deseada por todos aquellos que día a día nos vemos forzados a dar un paso atrás, cada vez más próximos a un precipicio, aunque algunos intentemos defendernos como gato panza arriba.

Solo espero que el paraguas no se rompa ante tal insistente chaparrón. Que Dios los ilumine.

Órfilo Aranda

3 de diciembre de 2010

SOCIEDAD ACTIVA

(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 3 de diciembre de 2010)

Tenemos la mala costumbre de estar más pendientes de los errores de los demás que de los propios; de lo que dejan de hacer, en vez de tomar la iniciativa. Dejamos pasar las cosas a un mañana que nunca llega y confiamos en que los demás nos sacarán las castañas del fuego. Esto es así, más o menos pronunciado, en cada uno de nosotros. La sociedad, constituida por el conjunto de los ciudadanos, no puede ser menos que fiel reflejo de lo que engloba y, en consecuencia, actúa de la misma manera que sus constituyentes.

Entramos en esa época del año en la que, la mayoría de nosotros, nos sensibilizamos con alguna causa social y realizamos donaciones o participamos en actos benéficos. Cada cual a su manera aporta su granito de ayuda y colaboración que, al menos por unos días, servirá para levantar el ánimo de esas personas tan necesitadas. Pero no es de este tipo de acción solidaria de la que quiero hablar en esta ocasión. En concreto quiero aportar unas reflexiones personales sobre la necesidad de una sociedad emprendedora e  innovadora, una sociedad que mantenga viva y moderna la ciudad. ¿Cómo lo ven ustedes? ¿Somos o no activos? ¿Participamos los ciudadanos en el aporte de ideas e iniciativas, o dejamos que los elegidos democráticamente tengan tiempo y ganas de incorporarlo en su planificación?

A excepción de las manifestaciones en masa por los éxitos deportivos de nuestras selecciones, difícilmente nos movilizamos para promover, fomentar o demandar cambios y mejoras en nuestras actividades diarias. Desgraciadamente no nos gusta arriesgar y menos aún tomar la iniciativa. Es más fácil dejar que los dirigentes políticos decidan por nosotros y nuestro futuro, con sus acertadas medidas o terribles equivocaciones. ¿Pero entonces, qué les vamos a reclamar? Las “actuaciones” del político empresario ya las hemos sufrido en nuestras carnes, y la visión del político tradicional es cortoplacista, ya que busca objetivos ejecutables en su cuatrienio. Tienen un recorrido limitado. Por esto, es absolutamente necesario, y tremendamente sano, contar con una sociedad activa que constantemente genere inquietudes y nuevo aporte de ideas. Es importante complementar de esta manera la labor de los dirigentes para hacer que el político se identifique con ellas; pero igualmente, éste debe bajarse del trono y facilitar el acercamiento del ciudadano.

Allí donde se ve un vacío, un estancamiento o una necesidad social cabe, quejarse día tras día, durante el café de la mañana, (bendita labor social realizan las cafeterías), o pasar a la acción. Es aquí donde la iniciativa ciudadana, a través de los colectivos sociales y sus herramientas elementales: entrega, constancia y trabajo en equipo, adquieren todo su sentido. Marbella cuenta con diversas agrupaciones que, cada una en su ámbito, y con su antigüedad, mantienen viva la ilusión de unos ciudadanos encantados de sentirse miembros útiles de la sociedad.

El carácter conservador y conformista por el que nos caracterizamos no puede seguir siéndolo. No se nos puede escapar el carro de la modernidad ni relajarnos tras una fama, hace años adquirida, pero terriblemente manchada en los últimos tiempos. Las nuevas y acertadas propuestas que se lanzan desde las administraciones deben ser apoyadas, pero desde la crítica constructiva y la fiscalización. Así mismo, los ciudadanos tenemos derecho a reclamar que se ejecuten los programas aprobados para evitar que queden en un fondo de saco.

Para finalizar, no quiero pasar por alto a los más jóvenes ya que, poco a poco van configurando la sociedad actual. Las nuevas tecnologías, las redes sociales, e incluso la actual crisis económica traen nuevas generaciones que, de manera innata, se amoldan a estos tiempos; los demás debemos hacer el esfuerzo de escucharles, entenderles y adaptarnos, ya que tal vez sean ellos, y no nosotros, los que se encuentran en su hábitat natural.


Arturo Reque Mata
Arquitecto

2 de diciembre de 2010

HAITI, VERGÜENZA PARA EL MUNDO

Si Darwin tuviese razón y realmente la humanidad hubiese evolucionado desde sus desconocidos orígenes, transformando a los primeros chimpancés ( a base de la supervivencia del más fuerte ) en Austrolopitecus , Homus Erectus y Homus Sapiens hasta llegar al actual ,  habría que pensar en que hoy, 2010 años después de nuestra era, ese Homus llamado Sapiens, tiene muy poco de lo último y casi casi, tampoco de lo primero.
         Las actuaciones son las que definen al hombre más allá de las clasificaciones antropológicas o del tipo que sean. Se nos supone además del habla, del hecho de sonreír y de pensar, algo llamado sensibilidad que aparece ante la belleza, por ejemplo, y de igual manera ante el dolor o la tragedia propia o ajena. Escribo “se supone” porque en el transcurso de la historia, si uno hace una ligera revisión, pocas demostraciones hemos dado de esa sensibilidad, aparte de hechos aislados y muy personales.
        Sin necesidad de ir más lejos, y limitándome al siglo XX y al que vivimos, son tan grandes las tragedias vividas por seres con los que compartimos el planeta, y en ocasiones lugares cercanos, que una llega hasta el extremo de avergonzarse por la parte que pueda corresponderle en esa indiferencia de mirar para otro lado, o la cobardía de contemplar con deje de aburrimiento las muertes, asesinatos, violaciones y enfermedades, amén de terremotos, riadas, y accidentes de ese tipo.
        La primera guerra mundial inauguró el siglo pasado y su triste experiencia no sirvió para evitar la segunda, que tuvo como corolario la extinción de millones de seres ante los ojos –no sé si conmovidos- pero desde luego impávidos de quienes viviéndolo día a día tal vez únicamente pensaran en que no les ocurriese a ellos. Siempre nos hemos preguntado cómo los alemanes no judíos no parecieron advertir la masacre que se desarrollaba a pocos kilómetros de sus residencias. Cómo pudieron seguir una vida rutinaria sin que  les llegase el tremendo hedor de los hornos crematorios. Pero también nosotros soportamos la salvajada de  unos hombres –militares e ideólogos- que decidieron cada uno desde posturas enfrentadas que un millón de muertos eran necesarios para construir una España nueva. Y lo mismo debieron pensar los albanos, croatas, bosnios, musulmanes, cristianos…etc  en su afán de buscar cada uno la pureza de su identidad a costa de la sangre del contrario. Y no menos imaginaría el macabro Polt-Polt en Birmania y sus  jemeres antes de la extinción de millones de seres sin que el resto del mundo abandonara ni el croissant del desayuno por asco y vergüenza.
        Decidimos solucionar lo de Irak como quien va  a un paseo por la avenida principal de su pueblo : a golpe de ametralladora y cañonazos, de comunicados llenos de mentiras y con la sonrisa en los labios de quien se cree benefactor absoluto del planeta. Poco o nada importaba la realidad de las diferencias entre los propios irakíes, la muerte de civiles, tanta sangre absurdamente derramada.  Afganistán está ahí, a la espera de que se pongan de acuerdo unos y otros en sus diferentes e idénticamente fanáticos, intereses.
        Y no hace mucho, por obra y gracia de una naturaleza cruel que se cierne sobre el más desesperado, Haití. La nación más pobre del hemisferio occidental agoniza primero por las consecuencias del terrible terremoto que la dejó diezmada sobremanera y ahora .por el cólera que con velocidad espantosa se extiende dejando a la misma O. M. S. sorprendida por su virulencia. El amago de estado haitiano que quedó en pie tras el terremoto de enero quiere en estos días que sus escasos ciudadanos voten en unas elecciones que resultan desde cualquier punto de vista surrealistas y hasta ridículas en pueblos que carecen por completo de agua potable, alimentos y medicinas.
        No sé que pasó con las ayudas que intentaron hacer llegar algunos países, tampoco si la actuación de los soldados americanos y europeos ha sido correcta, Cascos Azules incluidos, pero si conozco el hecho tremendo de que los embarazos se disparan, triplicándose, los recién nacidos mueren por falta de asistencia y las mujeres se desangran con hemorragias imposibles de detener. Las espeluznantes fotografías de un polideportivo reconvertido en hospital en el cual enfermos de cólera agonizan junto a mujeres cuyos hijos mueren en el útero y hay que sacarlos, deberían estremecernos de tal forma que nos impidiera el sueño y las tonterías habituales.
        Esta es una de esas ocasiones en las que, sin saber que hacer, me siento, a pesar de ello, avergonzada de pertenecer a lo que llamamos sin merecerlo, Humanidad.

Ana  María  Mata 
Historiadora y novelista