16 de junio de 2011

GRACIAS

No es nada fácil escribir sobre algo en lo que estás personalmente involucrada, pueden creerme. La subjetividad unida al sentimiento es mal ensamblaje para la redacción. La sensiblería asoma sus frágiles orejas y llegas, si te descuidas, a lo banal o lo ridículo.
Quiero creer que nada de ello va a ocurrir en estas líneas. Que van a ser lo que, desde un principio he querido que fuesen: un sencillo acto de gratitud hacia una ciudad y un grupo de generosas personas, por parte de quienes han recibido de ellas una distinción que nos enorgullece y al mismo tiempo nos obliga.
Todavía más cuando el motivo es algo realizado de forma tan natural como placentera, razón por lo cual el regalo recibido es, por así decirlo, doble de agradecer.
Diez de la mañana del once de junio. El sol y las campanas estallan al unísono, San Bernabé agazapa sus nervios entre las flores del trono, igual que sus Romeros, expectantes.  En una antiquísima callejuela donde antaño los hijos de Mahoma caminaban gozosos, una hornacina renovada guarda en su interior una Cruz especial. Indica el lugar aproximado en el que un rey toma de un alcalde las llaves que hasta entonces conservaba el último y que ahora deben cambiar de dueño. Quien sabe si las lágrimas de su compañero Boabdil no fueron las mismas que cayeron sobre el barro de una “Marbillia” que tras de ellas, comenzaba una nueva etapa, cristiana y formando ya parte del reino de Castilla.  
Más de quinientos años contemplan esa mañana del once de junio de 2011 a la que hoy se llama Cruz del Humilladero y alrededor de la cual un montón de cariñosos abrazos acogen con calor a tres de sus hijos, afortunados, convocados allí.
No hacen falta mis palabras para glosar al doctor Andrés Manuel Sánchez-Cantos. El mejor médico que quizás haya tenido Marbella, el más vocacional, uno de los mejores en su especialidad, vitalista, organizador, y especialmente humano, humano y marbellero hasta la última fibra de un cabello que siempre recuerdo pleno de rizos. Amigo de la infancia, entrañable vecino, quiero hacer constar aquí el placer que me supuso ser compañera suya en un acto tan nuestro.
El incombustible embajador de una Marbella no siempre fácil de ser representada, Rudi Schoemburg, el más veterano de los aristócratas que llegaron cuando todavía estábamos en pañales. Un hombre que se enamoró de esta tierra y permanece fiel a un amor que sabe muy bien, es totalmente correspondido. Gran profesional y mejor persona, el conde Rudi es un símbolo de honestidad y elegancia en excepcional urdimbre.
Junto a ellos esta sencilla escritora que semanalmente da la tabarra a quien corresponda si no cumple los deberes y obligaciones que tiene con la ciudad. Cuyo único mérito es quererla con amor de madre más que de hija, porque el primero es absoluto y sin esperar nada a cambio. Viciosa de la comunicación escrita y visual, utilizando ambas para defender nuestra belleza y acallar en lo posible a envidiosos ajenos.
“Marbelleros de honor” es un título que casi nos hace enrojecer. Que conservaremos en el más custodiado de nuestros cajones para que algún día los nietos recuerden con agradable sonrisa cuanto querían a sus abuelos la gente de su pueblo.
Mi padre, que era un gran ilustrado –a su manera y la de entonces- aunque gruñón como un día dejé escrito, me lanzó la frase que sigue una de las veces que le anuncié un viaje en puertas : “No busques más, niña, como Marbella no vas a encontrar nada en ningún sitio”.
Sabiduría de quien ama la impresionante luz de un cielo siempre límpido. De una montaña inigualable, recortada por un diseñador de alta gama, el mismo que nos puso a pie del mar que hizo indeleble su azul y su espuma en nuestra corteza cerebral.
Gracias por tan bella distinción. Por los abrazos, apretones y susurros al oído. Por acompañarnos en una jubilosa mañana.
Gracias a la Asociación de Vecinos Huerto de Porral y al Ayuntamiento. Por dar un estímulo a nuestro amor de hijos de esta tierra.  
Por muchos años juntos, mis queridos paisanos. Que ustedes y nosotros lo veamos..
Ana  María  Mata
Historiadora  y  novelista                   






   

2 comentarios:

Jose Maria dijo...

Hola Ana María, no me conoces pero te leo en el Marbella Express y en tu Blog, y me gusta como hablas de Marbella.

Yo también llevo a esta ciudad en mi corazón, aunque no nací aquí, mi familia llegó a este rincón cuando era un pueblo de pescadores que no llegaba a la playa todavia. Ahora estoy encantado de vivir aqui, en Marbella !

Para terminar te informo de que hemos constituido un Club de escritura un grupo de amigos/as después de hacer un curso de ecritura creativa en el Hospitalillo (con Alvaro Garcia), te invito a que eches un vistazo a nuestro Blog (y que te sumes como seguidora,)todos participan, cada uno con su nivel y con los géneros en los que se sienta a gusto. Y nos reunimos en la Polaca para traer los deberes echos y tomar algo.

Un beso y sigue escribiendo de Marbella !

José María Sánchez www.clubdepoetasurbanos.blogspot.com

Anónimo dijo...

Te lo mereces, porque defiendes Marbella a capa y espada, como los que somos de aquí y salimos fuera de vez en cuando.

También conozco personalmente a Andrés Manuel y sé que es una persona volcada con este pueblo y con su gente, ayudando siempre que se le presenta la ocasión.

Una vez le dije a tu hijo Arturo que cuando tenga tiempo y algunos años más, me gustaría escribir unas memorias para que las pudieran leer nuestros hijos y supieran cómo vivíamos de niños en este pueblo, jugando al pañuelo en mitad de calle Finlandia, ahora Notario Luis Oliver, sin problemas de coches, con las puertas de las casas abiertas durante todo el día.

Mi enhorabuena por tan merecido honor.

Órfilo.