29 de junio de 2012

ASOCIACIÓN MARBELLA BYCIVIC



(Artículo publicado en la Revista PedaLeo nº10 de Junio de 2012)
NACIMOS POR UNA NECESIDAD
Comenzando el año 2009 Carmen Portero se planteó la posibilidad de llegar en bicicleta desde su casa hasta el corazón urbano de Marbella y quiso saber si había más gente en Marbella que estuviera interesada en usar la bicicleta como un medio de transporte alternativo al todopoderoso coche. Fue así como se convocó la primera Masa Crítica de Marbella, que se celebró con un notable éxito de participación el 20 de marzo de ese mismo año y que llegó incluso a llamar la atención de los medios de comunicación regionales. Desde ese momento y hasta ahora siempre se ha intentado hacer una cita mensual con la bicicleta para reivindicar su espacio en Marbella.
El primer paso ya se había dado. A continuación se fue formando un grupo de partidarios del ciclismo urbano alrededor de este colectivo que empezó a mover el asunto por los despachos del Ayuntamiento para tratar la necesidad de que la bicicleta tuviera su sitio en la ciudad. Aparte de una sonrisa no conseguíamos sacar un compromiso institucional. Por el contrario prohibieron las bicicletas en una serie de lugares habituales.  Ante este panorama acudimos al Congreso Ibérico de La Bicicleta que celebraba Conbici en Sevilla a primeros de noviembre de 2010. Allí, rodeado de expertos y veteranos en la materia, nos aconsejaron constituir una asociación para defender la bici en nuestro municipio. Y así lo hicimos el 1 de diciembre de ese mismo año, creándose la asociación Marbella ByCivic, que desde el inicio forma parte de Conbici. Este hecho marcó una primera madurez del colectivo de ciclistas urbanos marbelleros, que a partir de ese momento tendría unas herramientas más eficaces para defender y fomentar el uso de la bicicleta.

Al echar a rodar llamamos la atención de la Mancomunidad de Municipios de la Costa del Sol Occidental, que en esos momentos estaba inmersa en la redacción de su Plan Estratégico de Movilidad Sostenible. Su idea era hacer partícipes a los diferentes colectivos sociales y empresariales de la zona. Ya con nuestra nueva identidad asociativa acudimos a sus reuniones, de donde salieron buenas ideas y conceptos para mejorar las ciudades y que hicimos nuestros. El gran momento vino de la mano de la exitosa celebración de la marcha ciclista “Cuatro Ciudades sobre Dos Ruedas”, celebrado con el apoyo de la Mancomunidad, en Málaga, Marbella, Fuengirola y Mijas. Desgraciadamente el actual equipo de Gobierno de la Mancomunidad de La Costa del Sol Occidental ha abandonado el proyecto y todo lo recogido en las reuniones para elaborar el Plan Estratégico de Movilidad Sostenible para la zona ha quedado en agua de borrajas.
 Actualmente la Asociación ByCivic sigue al pie de cañón promocionando y fomentando la bicicleta a través de varias acciones sociales. Por ejemplo el I Concurso de Fotografía sobre la bici en la ciudad, que lo inauguramos en diciembre del pasado año con total éxito y que actualmente se expone de forma itinerante por diferentes centros escolares de Marbella. Seguimos pendientes de las reuniones con el Ayuntamiento de Marbella para tratar de mejorar la actual situación de persecución que sufren los ciclistas urbanos de nuestra ciudad, si bien por esta vía hemos conseguido bien poco debido a la falta de interés político por la movilidad sostenible y las bicicletas. Por el contrario cada día tenemos más restricciones para las bicis. Aún así seguimos luchando y apostando  por la vía cívica para hacernos un hueco en la vida social marbellera y llamar así la atención sobre las necesidades y problemas que sufre este colectivo en nuestra ciudad. De momento este camino está cosechando bastantes éxitos que nos deja muy buen sabor de boca. Y es que el mejor patrimonio del colectivo de ciclistas urbanos de Marbella es su gente, dispuesta a moverse y luchar para conseguir que Marbella sea más habitable y sostenible. De hecho ese es nuestro lema en Marbella ByCivic.

REINVENTAR LA CIUDAD 
Marbella cuenta con 17 km de litoral marítimo, lo que se puede traducir en ejes paralelos a la costa, de perfil plano perfectamente adaptable a recorridos en bicicleta y que en la zona de los núcleos urbanos conectan las principales cadenas hoteleras, restaurantes, comercios, oficinas e incluso numerosos servicios públicos (o público-privados): Correos, Hacienda, delegaciones municipales, mercado municipal, zonas deportivas, colegios públicos, juzgado, etc. Pero el único medio de transporte posible en Marbella es el coche privado. El transporte público es ineficiente, las zonas peatonales son reducidas, escasea el aparcamiento y se prohíbe el uso de la bicicleta por la zona solada de los paseos marítimos, tanto de Marbella como de San Pedro de Alcántara, interrumpiendo la única vía urbana ciclable de que disponemos. Las fuentes municipales cuentan como carril bici 3 km en las afueras de San Pedro de Alcántara que no está conectado con el resto de la ciudad ni transcurre por ningún lugar de interés para el ciudadano, así como otros 500m en la zona de la Chapas que no pasa de ser un pequeño espacio de ocio familiar.
El modelo de ciudad que presenta Marbella es el heredado, en primera instancia, del boom inmobiliario de los años 60 ─con la ocupación de la primera línea de playa y el coche como símbolo del crecimiento económico de un país atrasado tras una guerra civil y una dictadura en fase terminal─ y dinamitado definitiva y desgraciadamente por los años de corrupción urbanística a base de convenios ilegales, con pérdida del prestigio ganado a pulso durante décadas. Y aun peor, pérdida de los espacios públicos existentes y de la identidad propia. Es en este difícil escenario en el que Marbella ByCivic trata de hacerse oír, instando a la recuperación de la escala humana de la ciudad a través de uno de los pilares fundamentales como es el de la movilidad urbana sostenible. Acabamos de nacer y, frente a la escasez de recursos materiales, contamos con un gran apoyo social que nos arropa y anima, además del apoyo que nos aportan desde diversas asociaciones de referencia nacional como es Ruedas Redondas en Málaga. La demanda de esta opción de movilidad es una realidad que solo la ceguera institucional no deja ver a nuestros dirigentes. Sabemos que cambiar el “glamour del lujo” que tanto gusta a nuestros políticos es tarea ardua y que nos exigirá grandes esfuerzos personales, pero el tiempo nos va dando la razón. Nuestro principal valedor económico, el Turismo, demanda cada vez más destinos sostenibles donde descansar y disfrutar de un entorno amable, sin atascos, sin ruidos. En definitiva, de alta calidad ambiental.
Marbella fue un referente turístico a nivel mundial que precisa reinventarse y lavar su imagen. Tiene todos los ingredientes para posicionarse como lugar sostenible por excelencia, pero debe cambiarse el modelo de ciudad heredado, y la movilidad urbana sostenible, con la bicicleta al frente, debe ser uno de los motores que tire del carro.
Marbella ByCivic no cejará en su empeño de buscar esa ciudad, utilizando la imaginación, el ejemplo diario y el apoyo social para fomentar el uso de la bicicleta y lograr esa calidad de vida que hemos perdido en el camino.

Por Juan Cristóbal Ortiz y Arturo Reque

22 de junio de 2012

HOGUERAS DE SAN JUAN


Abres un cajón de manera fortuita y aparece de golpe una foto olvidada, embellecida por el tono sepia que el tiempo depositó sobre la imagen y cuya visión te lleva obligatoriamente a recordar lo que una vieja cámara captó. En el envés, la fecha a la que corresponde: 1959. Curiosamente –y por ello lo traigo hoy al blog- era la noche de un 23 de junio, y unas llamas altas y bellas aparecen bajo una cuerda tensada sobre la que penden monigotes de trapo de vistosos colores. Se llamaban los “Júas” y ardían en la que ahora conocemos como Plaza de San Bernabé, en la parte posterior de la iglesia de La Encarnación. Había otras en plazuelas distintas, en el Barrio, o la calle Ancha, pero la “nuestra”, en la que participábamos todos los de la parte antigua, era esa en concreto que inmortalizó posiblemente una anticuada Kodak.
Las hogueras de San Juan forman parte de una tradición milenaria que todo el país celebra y Marbella también aunque creo e imagino que de muy distinta manera a la que hoy quiero homenajear. Porque no hay mucho nuevo bajo el sol aunque la juventud desatada ,como le corresponde, piense que ella es la inventora de todo. También porque muchos de los actuales residentes conocen nuestra historia de manera sesgada, como si hubiésemos surgido por generación espontánea al estilo de  algunas gramíneas.
Quiero recordar que no teníamos entonces dinero, pero sí muchas otras cosas que nos compensaban, y que hoy, que tampoco lo tenemos, desgraciadamente, no podemos recuperar. Pero que están en la retina y el corazón de quienes, supervivientes de tantos sobresaltos posteriores, guardamos como oro en paño que siempre podremos sacar a relucir.
La noche de San Juan era el anticipo del verano que casi siempre venía adelantado. Y las hogueras servían como purificadoras con su fuego de lo viejo, todo lo que el año arrastró y ya resultaba inservible, tanto en objetos materiales como en el interior de cada participante. Los niños hacíamos corro en derredor arriesgando las manos a pequeñas quemaduras al arrojar cajas, ropa, viejos colchones, muebles y otros enseres que nuestras madres deseaban perder de vista. Cantábamos, por supuesto, y la sensación de vivir unas horas que otros días nos estaban prohibidas era un goce especial.
Tomaban los mayores vino con gaseosa o sifón y alguna que otra cerveza. Se reunían familias, vecinos y amigos para comentar el año que se iba y cuales, además de cuantos, serían los veraneantes que estaban apunto de llegar.
Tema importante de cotilleos este último. Estaban los fieles, los que llevaban tanto tiempo viniendo que los considerábamos casi familia común. Los Sevillano, Don Jesús y su prole, los Del Campo a la zona del Molino viejo, el médico que intentó curar a Manolete sin fortuna, doctor Garrido, algunos hijos del también doctor López Ibor, la familia Díaz, de León cuyas hijas, Azucena e Isabelita se acoplaban a nuestra pandilla, los Fernández-Cuesta, ya entre los importantes (Raimundo Fdez-Cuesta era ministro de Franco), los Reque Cereijo al chalet de “La Perlita”, los Quiroga, familia del compositor famoso, los Roldán, a su casa de la hoy Avenida del Mar…y muchos más que no cito por falta de espacio y por no cansar al posible visitante del blog.
La fiesta de San Juan era la antesala del paraíso para quienes vivíamos todo el año esperando el momento de lanzarnos como locos a un mar que, igualmente parecía estar deseando que lo hiciéramos. Con nuestros corchos para flotar y resistir el envite de las olas los días de Poniente. Y nuestra espera diaria en La Jaula a ver quienes salían de las escalerillas del Portillo.
Algunos tenían la suerte de asistir como protagonistas a las verbenas del Casino, disfrazados de lo que quisieran; y de ganar el premio al mejor, que siempre quedaba muy bien ante los ojos de la chica de tus sueños y desvelos. Otros nos limitábamos a mirar por entre las rendijas que las cañas divisorias  permitían hacerlo.
Marbella todavía más pueblo que ciudad. Marbella oliendo a gloria en las noches de verano mientras se fraguaban romances y los viejos dormitaban dulcemente en sus sillas al fresquito de la calle.
El ayer revivido para los que no volveremos a cumplir los cincuenta.

Ana  María  Mata      
Historiadora y novelista

16 de junio de 2012

Trail Solidario Hércules

Hay circunstancias en las que el deporte va más allá del simple ejercicio físico. Este evento que hemos tenido la suerte de disfrutar el pasado 10 de junio por el Parque Natural Bahía de Cádiz, con salida desde San Fernando, reunió a 400 corredores en un gran ambiente deportivo y aventurero.
Bajo la batuta de una perfecta organización se celebraron simultáneamente dos carreras solidarias (en favor de la asociación PUERTAS AL FUTURO): Ultra Trail 7 Playas (50 km) y Trail Hércules (26 km).
Fede Nieto y un servidor marchamos juntos gran parte de nuestro recorrido de la opción "corta" disfrutando de un entorno impresionante que nos sorprendía por momentos.
No tiene precio correr por los carriles de las marismas a primera hora, con la marea alta, hasta llegar a la playa, donde nos separamos en función de la modalidad a la que nos habíamos inscrito. Y seguimos trotando a lo largo de esas preciosas playas "salvajes" -sin contaminación urbanística- hasta llegar a la entrada de mar donde nuestras pisadas dejaban profundas huellas en la arena. También tuvimos zonas de arena suelta en los caminos balizados entre las dunas, con sus pasarelas y puentes de madera en lugares puntuales, hasta llegar de nuevo a la zona urbana y enlazar con el carril bici que ascendía suavemente a lo largo de 5 km hasta la meta. En esta ocasión tocaba sufrir, luchar con el cansancio y el fuerte calor que desprendía el hormigón de la pista, pero la visión de la meta, los ánimos del "speaker" y los aplausos del público daban las energías suficientes para subir los tres peldaños colocados delante de la meta donde nos entregaban unas preciosas medallas gigantes de barro hechas a mano.

Tan a gusto me encontraba -incluso en esos momento estaba en el masaje del fisio- que no me enteré de mi resultado, quedando 3º de mi categoría (40 a 49 años) para un tiempo de 2h 21 min 43 seg.

¡¡Todo un placer de prueba!! Animo a todos a que se inscriban el próximo año, en cualquiera de sus modalidades e incluso caminando.

Y si os apetece, os dejo este vídeo que me fuí grabando en algunos momentos de la prueba con el fin de recordar siempre esta prueba.

Gracias,

Arturo Reque Mata
Arquitecto y deportista



11 de junio de 2012

LAS FAROLAS VIRTUALES


Como estamos atacados por el virus de lo electrónico y no somos nada si no conocemos Facebook, Twitter, los numerosos tipos de IPad, las mil novecientas clases de nuevos móviles, las fotos digitales y muchas cosas más que deben escapárseme (infinitas, supongo) hemos de reconocer que lo importante hoy es lo virtual. La palabreja en cuestión forma ya parte de nuestras vidas, y aunque si tuviese que definirla con propiedad no sabría como hacerlo para que me entendiesen, lo único que se me ocurre es decir que virtual es todo aquello que sin ser real puede acabar siéndolo, o también  aquello que imaginamos o creamos mentalmente con la intención de que se haga, llegada la ocasión, tangible.
Está claro que el vocablo pertenece a un mundo igualmente virtual para mis entendederas de mujer realista y cartesiana. Pero ustedes, estoy segura de que me entienden y hasta de que lo expresarían mejor que servidora.
Fotofrafía de Beatriz Morán
La verdad es que de lo que quería escribir hoy es de lo moderno a rabiar que se está volviendo el municipio al que pertenecemos, así como las promotoras encargadas de sus servicios y los respectivos concejales dedicados a calles, sea cual sea el nombre que su concejalía adopte. Lo digo en relación con lo arriba escrito, es decir, con lo virtual. Desconocía que pudiesen llevar a la práctica algo -como he intentado expresar antes- tan complejo y sutil que más bien parece corresponder al mundo inverosímil pero extraordinario del fallecido hace poco Ray Bradbury. Pero ya ven, sorpresas que da la vida, no hace falta introducirse en las páginas de cualquier libro suyo para entenderlo, solo hace falta dar un paseo por un lugar cercano, una calle durante bastante tiempo cerrada al paseante y ahora abierta con todos los honores de modernidad.
Algunos saben que me refiero a la calle  Padre Joaquin Belon, perpendicular a Ricardo Soriano y en la que existe, si no me equivoco un Bingo bastante conocido.
Pues bien, la re-inauguración de la misma tuvo lugar hace unas semanas, a bombo y platillo, como todo lo que los Ayuntamiento hacen, y como merece la nueva calle, a medio camino entre un amago de pequeño boulevard y la calle de siempre. Asfaltado nuevo, bancos para el descanso, flores, y ¡atención! unas farolas que esa tarde relucían como el sol y de noche paliaban la oscuridad.
Bonita, si señor, la vi y me gustó, incluso pensé que el cerrado anterior había merecido la pena por esta nueva versión de una calle muy concurrida. Se podía aplaudir.
Miren por donde tengo la costumbre de leer diariamente y temprano uno o dos periódicos, costumbre que, dado el panorama, intento desterrar pero no lo he conseguido aún. En un cierto momento aparece una foto de la calle de mi aplauso a la que noté rara. Puestas las correspondientes gafas, leo. Y aunque no daba crédito a lo que leía, me fijé para asegurarme. La misma calle, Antonio Belón, idéntico asfaltado, los bancos para el descanso, las flores, y…en el lugar de las farolas unas losetas recién colocadas, tapando el hueco que dichas farolas habían ocupado el día de la inauguración.  Tal  como suena y como imagino habrá observado cualquiera que pase por allí.
Indignación aparte, y aunque parezca cuando menos burlesco de cara al pueblo en general, las farolas desaparecieron por arte de magia o más bien por obra del encargado de hacerlas desaparecer cumplida su misión de ser  fotografiadas.
No quiero ser mal intencionada. Ustedes tampoco deben serlo. Seamos modernos hasta la médula.  Eran virtuales y eso lo justifica todo.

Ana  María  Mata
Historiadora y novelista

5 de junio de 2012

HABLEMOS DE LA FERIA


Sí, por favor, permítanme escribir sobre la Feria aprovechando que se acerca el día del patrón, San Bernabé, y esos días siempre fueron sagrados para el pueblo, diferentes, como si una especie de atmósfera muy antigua y común a todos nos envolviese para recordarnos las raíces y la identidad que a veces se presume difusa.
Foto del Blog Arte y Grabado


Hablemos de ella también para no hablar de lo que llevamos tanto tiempo haciéndolo, y por desgracia deberemos repetir otro día, pero hoy no, abandonemos por un instante las caras largas para sumergirnos en algo cuya propiedad nadie puede arrancarnos y con lo que hemos pasado tantos años de gozo, de pequeños placeres, de convivencia.
Es cierto que Bernabé era un chipriota cuya misión consistía en anunciar el Evangelio allende las fronteras. También lo es que Fernando e Isabel lo instauraron como patrón de Marbella porque la rendición definitiva del musulmán tuvo lugar un once de junio un tanto lejano (1945) y ese día el calendario cristiano llevaba su nombre. Imagino que los nuevos habitantes de la Marbella ya cristiana decidieron festejar ese día con honores al santo y con algo lúdico para la población. Sería más o menos así como llegó hasta nosotros la semana grande de un pueblo, todavía pequeño pero con índices notables de una posterior grandeza.
La tradición se ha perpetuado y la Hermandad de Romeros hizo aumentar la devoción al patrón, algunos años antes no muy festejado. Volvió a subir en andas y pasear por las calles principales. Hasta un himno, del cual el gran y malogrado Paco Cantos y esta humilde escritora tuvieron mucho que ver: “Hay un júbilo en el aire…”decíamos al empezar, y así era, así es el comienzo de nuestra feria de siempre.
Una feria que como tantas cosas sobre unos hombros ya cansados, impulsa mi nostalgia, o si quieren mis recuerdos hacia años en los que la ciudad y algunos de los que la habitamos poseíamos ese don tan preciado como fugaz que se llama adolescencia y juventud. Cuando el diez de junio corríamos hacia la Plaza de los Naranjos para oír el primer cohete que abría el balcón del Consistorio y daba paso al alcalde portando el Pendón de Marbella, que siempre nos dijeron que era el mismo que portara Fernando el Católico. El himno nacional ponía lágrimas en los ojos a la espera de más cohetes y a la salida de los Gigantes y Cabezudos, a quienes seguíamos con el corazón ya agitado por las callejuelas. Lo he contado mil veces, pero no me resisto a no decir que ese día era “obligado” estrenar un traje de tela de vichy rematado en vivos blancos.
El once era el día mayor, la procesión a la Cruz del Humilladero por la mañana (simbólico lugar de la rendición del árabe) y la salida a la Feria por la tarde, con las galas del momento: piqué, perforados, gasas y zapatos mortíferos de un charol con intenciones mortificantes. Visita a Rafael y Angelita los más fieles de nuestros feriantes, dueños de las barquitas, el primer cacharro que recuerdo y cuyo balanceo más o menos alto demostraba la valentía del feriado. Noria pequeña, pero embriagadora y alarmante si eras de los que quedaban en alto hasta la próxima ronda. Carro de las “patás”, cuyas cadenas te mandaban al trasero de quien te precedía, risas si era amigo, enfado si no lo era. Tren de la Muerte, escobazos a doquier, la Ola, suave inmersión en un cacharro para los temerosos, mareos en la tina, achuchones de primeras parejas….el Látigo algo más tarde, novedad y desafío al equilibrio.
El circo, desde luego, en la explanada que hoy ocupa el edificio Torre de Marbella. Payasos, especialmente miedo al blanco y carcajada con el torpe, el desvalido.
Teatro de Manolita Chen, la lujuria del franquismo, pechos con lentejuelas y piernas en alto. Hombres en su mayoría, pero también mujeres, esposas que miraban con disimulo aquellas mujeres provocadoras.
Caseta municipal en la Alameda con animadora, cerveza y gambas, el gran dispendio para los mayores, para los que venían del campo con sus lustrosos trajes y el bronceado de la era, que excluía la frente. Ginkanas y cucañas, cintas bordadas para el joven de tu sueños que corría las carreras de bicicleta en la Alameda...
Ilusión. Magia. Alegría de contar con unos días donde los problemas se resolvían a base de cucuruchos de almendradas y turrón. Donde Marbella era más pueblo que nunca, pero eso sí con la felicidad de quienes no necesitaban nada más. ¡Viva san Bernabé!

Ana  María  Mata  
Historiadora y novelista