6 de marzo de 2013

RECORDANDO AL CAPITÁN FRANCISCO DE CUELLAR



Hará ya un par de años, un compañero de la asociación “Marbella ByCivic Movilidad Sostenible” nos contó en una reunión de ciclistas su intención de realizar un viaje a Irlanda para recorrer su costa norte en bicicleta en busca de la historia de un posible antepasado. La verdad es que el tema nos llamó la atención, pero no lográbamos entender la participación que este antepasado suyo pudo tener  en la historia naval española.

Efectivamente, nuestro amigo Paco Portero Cuellar, todo un ciclista de primera categoría y policía local de nuestra ciudad, se embarcó con dos compañeros de aventuras más y sus bicicletas rumbo a tierras irlandesas para realizar el “Malin to Mizen” en busca de las andanzas que realizó un antiguo naufrago de la mal llamada “Armada Invencible”, que tras numerosas aventuras y peripecias, dignas de una película de Hollywood sobre James Bond, se acabaría convirtiendo en toda una leyenda en tierras irlandesas, si bien en su España natal, y aún hoy en día, resulta un completo desconocido. Nos referimos al capitán de la Armada española D. Francisco de Cuellar.

Francisco de Cuellar era el comandante del galeón San Pedro, del escuadrón de Levante de la Flota española que envió el rey Felipe II en 1588 para luchar contra la Inglaterra de Isabel I. La idea era  apoyar la rebelión de los irlandeses contra los dominadores ingleses y quitar la monarquía protestante de los Estuardo que tanto daño estaba haciendo, con el mecenazgo a la piratería con Frances Drake a la cabeza, al comercio atlántico español entre Las Indias y la metrópolis, así como a las posesiones ultramarinas de la corona de los Austrias españoles.
Sin embargo la Armada española, tras el combate de Las Gravelinas, tuvo que correr en la mar un furioso temporal que diezmó la Flota, al hacerla naufragar en buena parte en las costas de Irlanda.  A partir de este momento empieza la aventura del Capitán Francisco de Cuellar, que tuvo que luchar por su supervivencia en un entorno enemigo y hostil, ya que los irlandeses, por miedo a las represalias de la reina inglesa, mataron a todos los náufragos españoles que caían en sus manos.  

Y es que, en cierto modo, los españoles en la playa fueron un regalo para los pobres irlandeses, por lo que antes de darles caza como salvajes para matarlos (no había prisioneros) robaban, maltrataban, desnudaban y le hacían auténticas perrerías a nuestros compatriotas (nada que ver con nuestro hospitalario comportamiento con los náufragos británicos tras la batalla de Trafalgar en 1805). 

Con este entorno en mente, nuestro protagonista se pasó siete meses huyendo de sus captores en Irlanda, escapándose de la muerte en varias ocasiones mientras encontraba restos de otros españoles ahorcados y maltratados por los británicos por todas partes, malviviendo como podía y escondiéndose de sus perseguidores en los bosques y edificios abandonados de la región. En un momento dado se hizo pasar por brujo druida que leía el futuro a las gentes de los pueblos de la región a cambio de alimentos o enseres, lo que supuso una buena dosis de audacia y sangre fría. Cuando se encuentra en mejor forma encuentra a un noble que se resiste al dominio inglés y se pone a su servicio defendiendo el castillo de Mac Clancy contra fuerzas inglesas muy superiores a las que vence, por lo que el noble irlandés le llega a ofrecer incluso la mano de su propia hija como recompensa, cosa que nuestro intrépido marino rechaza con amabilidad.

Más tarde tiene la suerte de ponerse en contacto con el obispo católico de Dearry, que le lleva hasta la amistosa Escocia, y desde allí consigue, gracias al duque de Parma, embarcar hasta los territorios españoles en los Paises Bajos, si bien aquí los holandeses también atacaron su barco para tratar de hundirlo. 

 Ya a salvo en tierra firme, le escribe al rey Felipe II una carta relatándole sus aventuras en tierras irlandesas, lo que le valió el reconocimiento real. Esta carta permaneció luego olvidada hasta que en 1984 el marino Fernández Duro la recupera del archivo de la Academia de la Historia y la da a conocer en un texto de tipo científico que en España no tuvo mucha repercusión. Sin embargo en Irlanda pronto se convirtió en objeto de interés y actualmente, quizás a modo de desagravio histórico, están tratando de recuperar el paso del marino Francisco de Cuellar por Irlanda.

A nuestro protagonista se le pierde finalmente el rastro en Madrid, cuando en 1606 espera nuevo destino para volver a servir a España en la mar.   

D. Francisco de Cuellar
Merece la pena destacar que el aventurero vasco Mikel Silvestre fue también a Irlanda el año pasado para investigar sobre las peripecias del capitán Francisco de Cuellar tras el naufragio de su nave, tratando de recuperar su figura para la historia de nuestro país en un libro dedicado al desastre de la Armada Invencible y la suerte corrida por sus náufragos en una costa que no debería de haber sido enemiga y que no hizo honor a la leyenda romántica de los “Black Irish” descendientes de los náufragos españoles, porque en manos irlandesas sobrevivieron muy pocos compatriotas, siendo Francisco de Cuellar uno de ellos.

Y nosotros nos preguntamos, ¿Cómo recibieron a Paco Portero Cuellar los actuales  irlandeses que siglos antes trataron de matar a su intrépido antepasado? Suponemos que muy mal no lo pasaría cuando está pensando en volver a Irlanda con su bicicleta para volver a recorrer en bici el mismo suelo que hizo famoso a su ancestro en 1588.

Juan Cristóbal Ortiz Parra
Miembro del Foro Naval

2 comentarios:

Reque+Gallego Arquitectos dijo...

Fenomenal narración. Juan Cristóbal siempre nos sorprende con su particular labor de investigación y toma de datos de personajes poco conocidos pero que forman parte de la historia.
Toda una suerte poder contar con este enamorado de la historia naval de nuestro país.
Gracias.

Unknown dijo...

Buenas!
Lo primero disculparme, no recuerdo haber leído esta entrada del blog. Me ha encantado.
Pues ha Francisco P. Cuéllar, o sea yo, en Irlanda lo recibieron con gran curiosidad. En algunos lugares de sabían que pasaríamos por allí y tenían curiosidad por conocer a ese posible familiar. En uno de los B&B que nos alojamos, muy cerca de la playa de Fco. de Cuéllar, llegaron a quedarse con copia de mi DNI con la intención de colocarla entre los efectos de un pequeño museo.
Ganas de volver, muy recomendable visitar Irlanda en bicicleta.
GRACIAS.