27 de octubre de 2013

PENULTIMOS

(Artículo publicado en el periódico TRIBUNA EXPRESS el 25 de octubre de 2013)

Bochornoso lugar en las encuestas el que nos ha concedido el informe de la OCDE. A punto de conseguir el “honorable” último puesto, de no ser por Italia que ha hecho todavía más méritos para él. Festival de analfabetismo funcional. Escandaloso número de españoles que no saben interpretar un formulario básico ni desarrollar con lógica comentarios de texto. Desastre cultural que el PSOE atribuye a Franco y el PP a la política educativa del PSOE. Nada nuevo, para eso están unos y otros, no para la solución o la investigación de las causas, sino para exculparse, que es lo que les importa. Cuestión de votos, ya saben.

La única y sencilla realidad es que un país que no lee es un país inculto. Y en España no se lee, ni se ha leído nunca. Se publica, por supuesto, y existen los llamados best seller que son los que dan de comer a editores y a unos pocos de libreros. Justificación de la burricie nacional. Ya tenemos a “La Roja”, Nadal o Alonso, con ellos nos basta para presumir de algo…es demasiado pedir que encima intentemos emular a los del Norte, que saben más de nuestros clásicos que nosotros, comprenden cualquier código y tienen un desarrollado espíritu crítico. Todo no se puede tener, dirán algunos, y así nos va.

¿Tendrá algo que ver el hecho de que desde la llegada de la democracia en España se hayan sucedido siete u ocho planes de estudio? Además parece que la carrera no va a parar porque cada uno de los implicados en ello quiere batir la marca de descalabros de sus antecesores. La educación española se ha frivolizado tanto que, siguiendo a Vargas Llosa en su línea de denuncia, lo que llamamos cultura popular, (léase sevillanas, carnavales, festivales gastronómicos…etc,) ha ido sustituyendo a elementos básicos en los que nadie parece tener interés auténtico, sin advertir que “lo popular” es pura antropología, y solo puede servir de acompañamiento a una cultura profunda en todos los sentidos.

Atiborramos a los párvulos y medianos con tareas aburridas o poco atractivas, especialmente en lecturas. No hemos podido conseguir que la música, el libro, el teatro o las matemáticas sean algo más que una obligación para seguir pasando cursos. En el pasado los preparábamos para “triunfar” en lo económico, con modelos como Mario Conde o Jesús Gil. Lo científico o las humanidades no entraban en estos esquemas en los que ser listos y espabilados era mucho más importante que ser estudiosos y adquirir un cierto grado de inteligencia. Nos salió rana el proyecto, pero las secuelas quedan en el fondo de quienes siguieron las consignas y opinaban que el Latín, la Filosofía e incluso la Historia no servían después para nada.
Tan extendida estaba esa idea que muchos comprendimos la razón de que Juan Ramón Jimenez, dedicara sus versos “A la minoría, siempre”, Stendhal su “Rojo y Negro” a la “dichosa minoría” y hasta el propio Shaskespeare escribiese:”Nosotros, lectores, el pequeño número de los dichosos”.

Lástima, desde luego, pero también sensación de vivir en un país con un alma empobrecida por culpa de no aprovechar el gran placer del descubrimiento cultural que de ese mismo país podríamos extraer. Con un Siglo de Oro que muy pocos conocen ni fugazmente, civilizaciones que habiendo recalado en nuestras tierras aportaron cada una de ellas variedades culturales múltiples, senderos de arte que nos hacen únicos en Románico, Gótico y Renacimiento. Pintores que superaron a sus maestros italianos, poetas de genial sensibilidad y maestría, hoy universales…científicos con el Nobel por bandera. Elenco genial que avergüenza nuestro presente de analfabetos casi crónicos. Razones que a quienes se dedican a la Educación y a su gestión hoy tan controvertida y llena de recortes debería servirles para que de una vez por todas comprendieran lo esencial que resulta para un país, como lo han hecho desde los finlandeses y ciudadanos de Japón (en cabeza en el informe citado) hasta cualquier otro de los que nos adelantan en la lista.

Todo comienza en la familia y en la escuela. El prestigio de una nación y de quienes son sus habitantes, también. Deberíamos pensar en que sol y clima son regalos del cielo y no méritos adquiridos. Quedar penúltimos en comprensión cultural, responsabilidad únicamente nuestra.

Ana María Mata
Historiadora y novelista

2 comentarios:

Jose Maria dijo...

Como siempre Ana, con esa visión y calma que te da tu edad y experiencia, has dado con el dardo (tu pluma) en la clave de este asunto. Como dijo Unamuno: me duele España, a cualquiera que lea algo o que tenga un mínimo interés por nuestra cultura le duele este país.
Un abrazo y gracias por poner las ideas en orden.
José Maria Sánchez

Javier Lima dijo...

No te falta razón Ana. La educación es la piedra angular de una sociedad y del futuro de esta, lástima que los gobiernos en lugar de entenderlo e invertir en ello para salir de la crisis socaven más la brecha educativa. Los informes Pisa sólo ponen el dedo en la llaga. El problema de este país es que todo se politiza y, si algo cae en esa peligrosa espiral, mala solución tiene. La educación no puede ser una cuestión de partidos sino una política de estado, intocable. En Finlandia ya que lo nombras sólo ha tenido un modelo, la educación es pública y los resultados están ahí. Si observamos por curiosidad la lista de los países integrantes de ese informe Pisa y su nivel de desarrollo veremos que existe en muchos casos una correlación clara:, más alto desarrollo económico, mejor nivel en el informe Pisa tiene. Hay excepciones como Estados Unidos y otros países. Estados Unidos no está en los mejores niveles de Pisa pero su desarrollo económico es claro.