8 de febrero de 2014

ESPERPENTO


(Artículo publicado en el diario SUR el 6 de febrero de 2014)

No se si imaginaba Don Ramón del Valle Inclán que tanto tiempo después su particular estilo literario iba a tener una rabiosa actualidad en la vida y acciones de personajes del siglo XXI que, tal vez sin conocer siquiera su obra, imitarían de forma abyecta a muchos de sus personajes. El último, un abogado que recaló en Marbella por los años en que la ciudad, sin saberlo, comenzó a transformarse en un nido  de delincuentes. Capitaneaba el nido un rubicundo promotor del que no supimos ver más que su charlatanería con aire chistoso y una megalomanía arquitectónica muy en la línea del Mussolini ( con quién por cierto tenía algún parecido físico) de los años del Fascio. Arropado por él, surgió quien parecía su opuesto: un hombre de poca estatura, escaso pelo y los modales altaneros de quien se sabe importante para el amo. Siempre con grueso maletín, el señor Del Nido entraba y salía del Ayuntamiento con paso firme, sin detener su preciado tiempo ni para un somero buenos días.
 Por entonces, enriquecerse en los sótanos de la administración era casi un deber entre quienes tenían acceso fácil a los butrones del jefe, especialista en prevaricación. Y Del Nido fue un alumno modelo que aprendió con sobresaliente la asignatura del robo.
Como todo lo que siguió lo conocen, vayamos al día de hoy, en el que en una emisora nacional –Onda Cero- el mismo individuo aparece con melíflua y casi silente voz, explicando al país la necesidad de su indulto. Con tal grado de “arrepentimiento”y contrición que las lágrimas se las suponía cualquier oyente. Casi se oían también las instrucciones de que “debía dar pena” susurradas por su abogado.

 Cuando los millones estafados a la ciudad de Marbella están situados en su lugar idóneo, léase paraísos fiscales o similar, y la justicia ha dictaminado su encarcelamiento, viene el abogado de voz cambiante (¡qué actor puede haberse perdido nuestro teatro!) a pretender enternecernos para evitar el trullo. Y apela además a sus colegas futbolísticos para que le ayuden, debido a que después de  esquilmar nuestro dinero se dedicó a ser presidente de un club de fútbol andaluz. 
Ni que decir tiene que la mayoría firmó apoyando la concesión del indulto. Hoy por ti y mañana por mí, claro como el agua, dentro del corrompido mundo de la pelota, donde si alguien se atreviese a levantar alfombras el hedor sería tanto o más fétido que en algunos ayuntamientos y partidos.
El escándalo se concreta en la utilización de una popularidad que le llega a través del deporte del dinero y deviene en tapadera a su vez de un hecho delictivo sancionado. 
Un famoso no puede alegar su fama como causa de perdón, y si en este caso al club sevillano se le ha hecho un gran daño, imagino que habrá al menos algunas personas con la sensatez suficiente para pensar en el sufrido por la ciudad a la que engañó vilmente llevándose un dinero que dicha ciudad necesitaba para fines públicos.
Inflar facturas era, por desgracia un ejercicio casi habitual, pero el citado demandante del indulto debe saber que si una de sus aspiraciones era ser presidente del Sevilla, el camino para llegar al cargo no era precisamente el saqueo, ya que las leyes no están solo para estudiarlas y hacerse abogado sino para cumplirlas a rajatabla.
 Y si sus homólogos en el cargo se sienten conmovidos, se me ocurre que, junto a las firmas de quienes lo hayan hecho acompañen cheques con el importe completo de la deuda, más intereses derivados del retraso. Al fin y al cabo para ellos no debe representar gran dispendio, dado el alto nivel de cifras que manejan y no siempre, por lo que tenemos noticia, con la claridad necesaria.
En este episodio esperpéntico de robos, pena y peticiones, los que sean más misericordiosos y amen el fútbol sobre todas las cosas, deberían ir pensando que si le concedieran el indulto al señor Del Nido, ¿cual debería ser entonces la postura de los jueces ante los delincuentes limpios de sangre o los presos de una cierta relevancia social?. ¡Presos  fuera!, ya que ¿Y por qué yo no?
No deben valer las disculpas teatrales ante un micrófono. Ni el alto poder mediático de balones que esconden estafas. A ver si de una vez por todas la justicia es igual para todos y, además se cumple.

Ana  María  Mata
Historiadora y novelista




2 comentarios:

Jose Maria dijo...

Un texto cargado de sentido común, y lo mejor, y que condensa el mensaje que quieres transmitir, es el título: Esperpento.
Por eso hay cada vez más voces en España que reclaman el fin de esta competencia absurda de la que está abusando el gobierno: la concesión de indultos al tun tun.

Unknown dijo...

Radiografias impecablemente lo que sucedio en aquellos años de dictadura gilista cuando el Sr. Del Nido entraba y salia de este, nuestro Ayuntamiento, de forma tan altanera y como cambio despues.....
Sobre la concesión del Indulto a este personaje, esta todo dicho, no merece la pena ni contemplarla por parte del Gobierno ya que no se dan una serie de requisitos....
Mi enhorabuena por el articulo.