Se nos fue el maléfico e insoportable 2014
con un reguero de desgracias hasta el último minuto, como queriendo corroborar
con aviones perdidos, barcos incendiados, y cantidad de atentados islamistas,
su intención de hacer daño hasta el final, tal parece que era su misión durante
los anteriores 364 días.
Año nuevo, vida nueva, decíamos antes.
Felicidades a todos los amigos, y en el caso (sería un gran honor) de tener
enemigos, también a ellos. Sigue la vida, y por cierto, puesto que no existe
santo al que adjudicarle nada, ni batalla memorable, me preguntaba tontamente
antes de empezar a escribir, cual sería la causa de que nos empeñemos en que
hoy sea el día último de un año cualquiera y al despertar el de un año
diferente. ¿Quién decidió esa división del tiempo en años, meses y días?
Afortunadamente Don Google estaba ahí, al alcance de la mano. Alguien debería haberme
dicho que ya los etruscos y otros pueblos romanos tenían un calendario lunar,
el de los etruscos, basado en la luna llena. Que Rómulo, fundador de Roma fue
el creador del calendario romano, con diez meses, de mayo a diciembre, y que
entre este mes y mayo no había nada por la ausencia de labores agrícolas.
Comprendido pues, era la agricultura la que generó la división de acuerdo con
la siega y la siembra. Después Numa Pompulio, segundo rey de Roma, lo aumentó
varias veces hasta el resultado que conocemos. Curiosidad satisfecha que les
transmito como si fuese el Reader Digest ¿se acuerdan?... aquella revista
pequeña en la que se aprendía un poco de todo, como en los crucigramas.
Convenciones aceptadas, el nuevo año empieza
a dar sus primeros pasos. Titubeante aún, vacilante quizás, permitiendo copas
de más, serpentinas, gorros, y besos por doquier en sus primeros minutos.
Engañoso como siempre, hipócrita y malvado como la mayoría. Ocultando bajo el
disfraz de espumillón y horripilante música televisiva de fondo, un maletín
negro como la noche. Hinchado, efervescente como el cava, repleto de noticias
futuras, esperadas o sorprendentes, la mayor parte de ellas solo buenas para
periodistas carroñeros, deprimentes para el resto de ciudadanos que no sabemos
si todavía nos cabrá alguna, si habrá un hueco para algo peor de lo que hemos
soportado en nuestras sufrientes cabezas.
Asoma un pie el llamado 2015, y ya estamos
temblando. Las primeras letras escritas en prensa nos obligan a conocer el
capital financiero de Amancio Ortega, que aunque no recuerdo con precisión, es
inmenso, extemporáneo, monumental…agradable noticia, muy interesante para los
desahuciados, junto al de Julio Iglesias, un poco menos multimillonario, el
pobre, pero todavía resistente. O el de Carmen Cervera, baronesa Thyssen, feliz
reconciliada con un hijo que puede hacerla salir de la lista euro a euro, beso
a beso, como quien no quiere la cosa.
Noticias trascendentes, no digan, para empezar el año con alegría, y no
como Urdangarín, el todavía Duque de Palma, al que se le ha puesto cara de
ofendido, maltratado o todo a la vez, rostro color ceniza, cualquiera diría que
está preparando la tez para la falta de sol que presupone…y eso que su amada no
le ha abandonado como se esperaba, ¡que fuerza de amor, que entereza!, no
habíamos visto nada igual desde los tiempos en que su digno suegro empezó a
compartir almohadas con el famoseo…
Lástima que más abajo nos den nuevas noticias
de Blesa, el infame banquero o lo que fuese, cara de ratón asilvestrado, chulo,
y ladrón hasta las trancas, al que le han encontrado más maldades, cifras y más
cifras sin que los jueces lo metan en el trullo antes de que se largue al
paraíso de los sinvergüenzas, en el que a lo mejor descansa estos días Rato, el
maravilloso ministro que casi nos gobierna antes de dejarnos sin blanca.
Pobre Pantoja, más baja en el escalafón, y a
pesar de ello, encerraíta, aprendiendo idiomas y haciendo sus labores, para
ejemplo de su preciosa hija, que la visita y llora, llora y la visita con
cuidado extremo del rímmel.
Todos empezarían 2015, imagino, con la
esperanza puesta en lo siguiente de la lista: Las elecciones de mayo, después
las autonómicas y las generales. Lo vamos a pasar en grande de urna en urna,
locos como estamos por votar, entusiasmados, gozosos. A lo mejor acabamos como
los griegos, solitos, como antes, sin tonterías europeas, agarraditos todos y
cantando viva la vieja peseta, viva España, viva….no, que porras, el no,
dejémoslo donde está, no exageremos.
El Guapo, el Coletas, la Lozana andaluza y el Alegre
gallego serán el telón de fondo que hará del año que comienza a andar uno de los años más
completitos de nuestras vidas.
Amenizarán el cotarro con sus conocidas
habilidades, derrumbando a Mota y Los Morancos a quienes sustituirán, sin duda en las
próximas fiestas de Año Viejo.
Y ustedes
que lo vean, ...pues servidora, si pudiera o pudiese comenzaba desde ahora a
correr. Si no fuera ¡ay! porque a pesar de todo, quiero ver los ojos de mis
nietos el día de Reyes….
Ana
María Mata
Historiadora y novelista
No hay comentarios:
Publicar un comentario