29 de octubre de 2017

ADOCTRINAMIENTO EN CATALUÑA


Al terminar la guerra civil española el caudillaje impuesto por el vencedor decidió utilizar e imponer la táctica más utilizada desde el comienzo de la Historia para conseguir unos fines concretos que sirviesen a su causa.
Se llamaba adoctrinamiento, y la real Academia lo define así: Conjunto de medidas y prácticas educativas encaminadas a inculcar determinadas formas de pensar en los sujetos a los que van dirigidas.
Durante cuarenta años los niños que hemos sido llamados de post-guerra, fuimos instruidos y manipulados por profesionales pedagógicos a los que a su vez se les inculcó las teorías del Nacional-Catolicismo como única y principal arma educativa. Mediante ellas, se nos presentó un mundo de graves pecados contra el sexo que solo un severo régimen de pureza y rezos, además de exaltación de la victoria conseguida mediante símbolos y actos semi-castrenses, podría redimir. El resultado de este adoctrinamiento social fue una generación reprimida y, en ocasiones llena de prejuicios contra el placer o adormecida por el beaterio circundante.
  Al cabo de tanto tiempo cuando creíamos desterrada del planeta la palabra en cuestión en pro de una libertad lo más ancha posible, nos encontramos en el momento actual con los resultados de un adoctrinamiento paralelo, semi- escondido tal vez, pero patente y eficaz como lo que nunca ha dejado de ser: un arma castradora.
El Nacionalismo, más bien el proceso separatista catalán necesitaba igualmente de este factor indispensable para sus objetivos .El monopolio del populismo pedagógico, uno de cuyos pilares es la sentimentalización  de la enseñanza, produjo un vaciado académico en aras de los egos, los afectos y las emociones, sirviéndose de la lengua propia como repudio de la lengua común, manipulando la Historia y sirviendo a los intereses de una burguesía que mientras imponía la condena de estudiar en catalán, enviaba a sus hijos a los liceos franceses o a los colegios alemanes. Porque, claro, el terruño otorga sentido, pertenencia, pero hay que inculcarlo con letras de sangre a los más ignorantes del mismo.
Los que más han ayudado a la absorción del independentismo han sido, como en otros lugares, los colegios religiosos, y concretamente la Fundación de Escuelas Cristianas de Cataluña, un “lobby” que engloba el 60% de los colegios privados, con 264.000 alumnos y 434 centros; en sus diversas ramas de preescolar, infantil, primaria, Bachillerato y formación profesional. Está dirigida por jesuitas.
Dice el periodista Oriol Trillas que la fundación citada ha realizado una verdadera labor de ingeniería cultural pasando de cristianizar alumnos a convertirlos en militantes del secesionismo Mediante un pacto con el poder en los primeros años del pujolismo: “yo os cubro económicamente y respeto vuestras inmensas propiedades a cambio de que contribuyáis a la construcción del país”. Desde la más tierna edad, inculcando la división entre catalanes buenos y españoles malos.
Mientras, los obispos han mirado hacia otro lado, y cuando la polémica ha arreciado, ha tenido que salir el arzobispo de Tarragona a sacar una simple nota pidiendo que no se utilizaran los lugares sagrados para cuestiones políticas. Claro que, eso, después de que en la parroquia de Vilarodona se contaran votos mientras el cura cantaba himnos religiosos  revestido con alba y estola.



Adoctrinar es un vicio del poder para conseguir desde muy temprano la perpetuidad de sus fines.  

Quienes lo hemos sufrido en la más completa inocencia de que la realidad fuese distinta a como los adoctrinadores nos la mostraban, en incluso hemos regalado años de juventud en aras de sus incongruencias,  no podemos menos que abominar hoy de aquel lavado de cerebro que, a nosotros,  nos prometía como compensación “un destino en lo universal”.           
                                                         
Ana María Mata
(Historiadora y Novelista)

12 de octubre de 2017

UNOS Y OTROS

Nos han intentado convencer de que la política en general es un servicio al ciudadano, y el político, por tanto, alguien que, de alguna manera debe ayudar a que la vida en común sea más fácil, y los problemas menos complicados y resueltos con cierta facilidad. En ese sentido la vida de una ciudad, por ejemplo, la nuestra, habría de ser una balsa de aceite o un paraíso jaujiano  cuales quieran que fuesen los políticos de turno.
En Marbella, desde los ignominiosos tiempos del alcalde vendedor de pisos y etc… han habido y hay dos formaciones políticas predominantes, juntos a algunas más que se han agregado en los últimos tiempos: P.S.O.E y Partido Popular, en compañía O.S.P,  Izquierda Unida y Unidos Podemos en las últimas elecciones.
El partido Socialista ganó estas últimas elecciones y formó un extraño cuatripartito con las arriba pequeñas citadas. Después de dos años de gobierno el P. P. y Opción Sampedreña optaron por una moción de censura al P.S.O.E. y acabaron haciéndose con el gobierno de la ciudad. Hasta aquí todo dentro de la legalidad conocida.
Desde la desaparición de Gil y la vuelta a la más estricta forma de gobierno, los dos partidos mayoritarios andan mirándose de reojo entre si a ver como puede el uno al otro pisarse, hacerse “pupa”, y en definitiva comerse un terreno que ambos, desde fuera y desde dentro creen poseer en exclusiva.   Me explico.  No hay un día ni los hubo en el pasado en el que el partido gobernante y el de la oposición no se tiren los trastos a la cabeza en los medios de comunicación, charlas, conferencias y demás actos sociales.


El que manda porque achaca todos los males que encuentra a sus anteriores colegas. Y el que oposita porque observa lo que va realizando el mandatario como negativo y lleno de errores. “Nosotros hicimos más y mejores cosas”, dice uno. “Solo con nosotros está consiguiendo el Consistorio realizar lo importante”, dicen los otros.
Observen, por favor, alguno de los medios que ofrezcan noticias del Ayuntamiento. Ejemplo último: El portavoz municipal del P. P. afirma que la delincuencia con el Partido Socialista había subido en Marbella y San Pedro. Un concejal socialista le exige que se retracte porque, según él, habían bajado. Uno y otro se acusan entre sí de tomar la mentira por bandera. El anterior alcalde socialista afirma igualmente que el Partido Popular se está negando a ejecutar proyectos que estaban ya presupuestados porque llevan el sello del P.S.O.E.
Podía seguir poniendo ejemplos ad nauseam. Pero creo que se los imaginan.
Recuerdo de golpe una de las viñetas del genial Quino con Mafalda, y parafraseándola, escribiría que si esta es la línea general de la democracia de partidos…pues paren el Ayuntamiento, que yo, como Mafalda de su mundo, me bajo.
No hay cosa más aburrida y desalentadora que ver de continuo a los partidos que han de turnarse en la gobernación de un lugar, sea este, nación o ciudad, perdiendo un tiempo precioso que deberían utilizar en solucionar los innumerables problemas que tenemos,  intercambiando ultrajes, críticas, comparaciones absurdas, desafecciones personales y rencores ante los ojos y oídos de ciudadanos que nada pueden hacer más que mirar para otro lado y resignarse.
Y es que, esa es otra cuestión que deberían sopesar: Si piensan que con la retahila común del “Tu peor que yo” o Yo mejor que tu”, consiguen algo por parte de los ciudadanos votantes, están muy, pero que muy equivocados. No hay nada que fastidie más que el engaño, y el hombre y mujer de la calle, es menos tonto de lo que a veces quisieran que fuésemos.
Señores políticos de uno y otro lado: Limítense a cumplir con su obligación de hacer la vida del municipio más agradable. Encaren los problemas de frente. Y dejen que seamos los de afuera quienes juzguemos su actuación al final. Por favor no pierdan el tiempo.

                                                                                               
Ana  María Mata   
(Historiadora y Novelista)

10 de octubre de 2017

LAS MIL CIUDADES

(Artículo publicado el 9 de octubre de 2017 en la columna "La ciudad  invisible" que el autor tiene en Diario Sur Marbella)

Quien les escribe periódicamente desde esta columna es arquitecto y, por si no lo he aclarado antes, el título es un homenaje al gran Italo Calvino y su libro “Las ciudades invisibles”, donde el viajero Marco Polo expone al rey de los tártaros Kublai Kan descripciones de ciudades fantásticas a modo de pequeños relatos. Desde mi humilde colaboración como opinador de lo que acontece en nuestro municipio, me siento como ese Marco Polo que les ofrece pequeños cuentos sobre las diferentes ciudades que me encuentro. Todas son la misma urbe, pero se nos muestra con mil caras según se mire o según el momento.
Una ciudad de grandes desequilibrios sociales, calificativo malsonante, pero que implica que hay espacio para todos. Grandes fortunas que poco se dejan ver, sin deseos de protagonismos pero valedores de una ciudad de ensueño,  multimillonarios de dudosa reputación que gustan de la exuberancia y un lujo al que adoran; una clase media trabajadora que hace de argamasa de este modelo de ciudad siendo el principal eje conector entre los extremos sociales, bien como empresas de servicios profesionales, bien como empleadores de mano de obra; clases sociales con déficit de recursos económicos que subsisten en equilibrio inestable según la rueda de la fortuna, pero sin perder nunca la dignidad. Entre medias, múltiples capas que configuran una sociedad plural que dan vida a una ciudad de contrastes donde todos tenemos cabida.
 Una ciudad de la alegría, de eterna juventud, donde se reciclan los tiempos para volver a ofrecernos exitosos momentos del pasado. Como ejemplo la Marbepop, un evento que impulsa a las nuevas bandas musicales locales junto a otras consolidadas bajo una magnífica organización que logra reunir cada año a la gran familia marbellí, en esta ocasión en un ambiente idílico como es el Parque de la Represa, con la Concha de telón de fondo. El Parque de la Constitución también asume su papel dinamizador recuperándose del ostracismo, demostrando como, además de jardín botánico, sirve de entorno magistral para eventos sociales como han sido este año el Irish Music Festival o el Oktoberfest.
Ciudad de acogida, donde quienes la visitan se sienten tan cómodos que acaban quedándose. Foráneos llegados de todas partes, que se agrupan por zonas según se asentaron sus primeros compatriotas, unos del norte de Europa otros del norte de África, de Hispanoamérica o de Asia. Unos en Marbesa otros en Puya, Sierra Blanca o Guadalmina. Todos forman parte de la Marbella de acogida, en equilibrio existencial pero escasa convivencia social.
Ciudad del turismo, la más conocida y la que nos da reconocimiento mundial. Centrada fundamentalmente entre los meses de junio y septiembre, espera poder ampliar su oferta hasta cubrir todo el año potenciando otros atractivos a parte del sol, playa y golf, como puede ser su entorno natural, su patrimonio o su gastronomía. Grandes oportunidades que están a la vista pero carecen de empuje institucional. Todo llegará.
Ciudad residencial, siendo este un aspecto turbulento al cruzarse los intereses realmente habitacionales con los inmobiliarios y su adjetivo especulativo. Lugar inmejorable para vivir, con un clima envidiable y el sol como compañero habitual en un entorno natural enmarcado por Sierra Blanca que corre el peligro de ser demasiado domesticado.

Vivimos en mil ciudades concentradas en una, que nos enamora, nos provoca o nos hipnotiza, siendo esto último lo más habitual y, tal vez por ello, la causa de que los ciudadanos de estas ciudades invisibles vivamos en esa eterna pasividad más propia de habitantes del paraíso terrenal.


 Arturo Reque Mata
Arquitecto