28 de octubre de 2013

Onda Cero Marbella. La Tertulia de los viernes

25 de octubre de 2013

Arturo Reque, Dan Ortuño, Mats Björkman y José Manuel Bermudo fueron los colaboradores que este viernes de La Tertulia se reunieron en la mesa central de Onda Cero Marbella para cerrar la semana, opinando sobre asuntos de la actualidad permanente: carril bici, término de las obras de la depuradora de La Víbora, limpieza fueron algunos de los temas que más discusión suscitaron

(A partir del minuto 45.25)

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http://www.ondacero.es/audios-online/emisoras/marbella/tertulia-viernes-viernes-octubre-2013_2013102800027.html



27 de octubre de 2013

PENULTIMOS

(Artículo publicado en el periódico TRIBUNA EXPRESS el 25 de octubre de 2013)

Bochornoso lugar en las encuestas el que nos ha concedido el informe de la OCDE. A punto de conseguir el “honorable” último puesto, de no ser por Italia que ha hecho todavía más méritos para él. Festival de analfabetismo funcional. Escandaloso número de españoles que no saben interpretar un formulario básico ni desarrollar con lógica comentarios de texto. Desastre cultural que el PSOE atribuye a Franco y el PP a la política educativa del PSOE. Nada nuevo, para eso están unos y otros, no para la solución o la investigación de las causas, sino para exculparse, que es lo que les importa. Cuestión de votos, ya saben.

La única y sencilla realidad es que un país que no lee es un país inculto. Y en España no se lee, ni se ha leído nunca. Se publica, por supuesto, y existen los llamados best seller que son los que dan de comer a editores y a unos pocos de libreros. Justificación de la burricie nacional. Ya tenemos a “La Roja”, Nadal o Alonso, con ellos nos basta para presumir de algo…es demasiado pedir que encima intentemos emular a los del Norte, que saben más de nuestros clásicos que nosotros, comprenden cualquier código y tienen un desarrollado espíritu crítico. Todo no se puede tener, dirán algunos, y así nos va.

¿Tendrá algo que ver el hecho de que desde la llegada de la democracia en España se hayan sucedido siete u ocho planes de estudio? Además parece que la carrera no va a parar porque cada uno de los implicados en ello quiere batir la marca de descalabros de sus antecesores. La educación española se ha frivolizado tanto que, siguiendo a Vargas Llosa en su línea de denuncia, lo que llamamos cultura popular, (léase sevillanas, carnavales, festivales gastronómicos…etc,) ha ido sustituyendo a elementos básicos en los que nadie parece tener interés auténtico, sin advertir que “lo popular” es pura antropología, y solo puede servir de acompañamiento a una cultura profunda en todos los sentidos.

Atiborramos a los párvulos y medianos con tareas aburridas o poco atractivas, especialmente en lecturas. No hemos podido conseguir que la música, el libro, el teatro o las matemáticas sean algo más que una obligación para seguir pasando cursos. En el pasado los preparábamos para “triunfar” en lo económico, con modelos como Mario Conde o Jesús Gil. Lo científico o las humanidades no entraban en estos esquemas en los que ser listos y espabilados era mucho más importante que ser estudiosos y adquirir un cierto grado de inteligencia. Nos salió rana el proyecto, pero las secuelas quedan en el fondo de quienes siguieron las consignas y opinaban que el Latín, la Filosofía e incluso la Historia no servían después para nada.
Tan extendida estaba esa idea que muchos comprendimos la razón de que Juan Ramón Jimenez, dedicara sus versos “A la minoría, siempre”, Stendhal su “Rojo y Negro” a la “dichosa minoría” y hasta el propio Shaskespeare escribiese:”Nosotros, lectores, el pequeño número de los dichosos”.

Lástima, desde luego, pero también sensación de vivir en un país con un alma empobrecida por culpa de no aprovechar el gran placer del descubrimiento cultural que de ese mismo país podríamos extraer. Con un Siglo de Oro que muy pocos conocen ni fugazmente, civilizaciones que habiendo recalado en nuestras tierras aportaron cada una de ellas variedades culturales múltiples, senderos de arte que nos hacen únicos en Románico, Gótico y Renacimiento. Pintores que superaron a sus maestros italianos, poetas de genial sensibilidad y maestría, hoy universales…científicos con el Nobel por bandera. Elenco genial que avergüenza nuestro presente de analfabetos casi crónicos. Razones que a quienes se dedican a la Educación y a su gestión hoy tan controvertida y llena de recortes debería servirles para que de una vez por todas comprendieran lo esencial que resulta para un país, como lo han hecho desde los finlandeses y ciudadanos de Japón (en cabeza en el informe citado) hasta cualquier otro de los que nos adelantan en la lista.

Todo comienza en la familia y en la escuela. El prestigio de una nación y de quienes son sus habitantes, también. Deberíamos pensar en que sol y clima son regalos del cielo y no méritos adquiridos. Quedar penúltimos en comprensión cultural, responsabilidad únicamente nuestra.

Ana María Mata
Historiadora y novelista

15 de octubre de 2013

CIUDADES MODELICAS


(Artículo publicado en el periódico TRIBUNA EXPRESS el 10 de octubre de 2013)
No conocemos España.  Habitamos su territorio y defendemos lo que creemos como su auténtica personalidad aunque a veces se trate de hábitos incivilizados y groserías chulescas. Apalancados en nuestros rincones amamos a veces la superficialidad considerándola virtud a la vez que buscamos en los desplazamientos exotismos publicitados que aportan poco o nada a nuestra vida interior. El llamado turismo de crucero ha logrado aunar en su provecho comodidad y lejanía transformando nuestros viajes en fabulosas estancias hoteleras cuyo destino a veces es lo menos importante.
Gran parte de españolitos, entre los que me encuentro, nos vanagloriamos de haber estado en Nueva York, China o la Isla de Pascua mientras ignoramos por completo como viven y cual es la geografía descriptiva y humana del pueblo cercano o la ciudad limítrofe con la nuestra.  Somos así, exagerados, impetuosos, poco imaginativos pero un tanto fantasiosos, por lo general. Si lo que se lleva es viajar a las islas Seychelles, nos lanzamos a ello aunque solo sea por la posibilidad y el disfrute de presumir después del viaje, como el torero Mario Cabré  cuentan que hizo no más salir de la cama de Ava Gadner en una de las borracheras de la actriz.
 De esta manera, viajar por nuestro propio país acaba resultando para muchos vulgar, bajo la absurda creencia de que cuanto posee de interesante lo conocemos, y el resto no alcanza el calificativo de imprescindible. Opino que nos equivocamos totalmente y me resulta lastimoso que haya quienes aprueben esta teoría.
En España, además de sol y playas existen ciudades y pueblos cuyo descubrimiento puede lograr además de una sorpresa, la constatación de preguntarnos como no hemos llegado a ellos antes.
El botón de muestra quiero que sea hoy una ciudad de la que todos sabemos  que en ella está la Basílica del Pilar, junto al río Ebro, y los más avezados, que tuvo lugar una Exposición Internacional años atrás. La visita que hice a ella hace unas semanas buscando primordialmente su extraordinaria ruta mudéjar, ha producido en mí tantas sensaciones inesperadas que no me resisto a contarla desde esta plataforma del periódico.
Cierto es que en arquitectura mudéjar pocos lugares le ganan, si exceptuamos Teruel y el pueblo de Albarracín, que al fin y al cabo están igualmente en tierra aragonesa. El encantador pueblo de Tarazona es un lujo artístico al alcance de quien se moleste en recorrer sus estrechas calles en cuesta y llegar a lo alto donde palacetes alternan con iglesias, cuyas torres recuerdan a Giraldas en pequeño, con el bello toque de arcos y ornamentos que el mudéjar coloca sobre sus paredes rojas de ladrillo visto. La exagonal plaza de toros, del mismo material, y la Catedral con restauración preciosista y premiada, unidas a la visión que desde ella se consigue de las casas del casco histórico, colgadas a manera de águila sobre el paredón de piedra, forman un verdadero espectáculo para quienes sepan mirarlo con ojos de dentro y de fuera.
  Pero Zaragoza parece que decidió, además, subirse al tren de la modernidad, y convertirse en una de esas ciudades modélicas a las que antes me referí. El presente –debieron pensar- hay que vivirlo igualmente con belleza y comodidad. Pionera en España del llamado Desarrollo Sostenible, toda ella gira en torno a sus señas de identidad ( Plaza del Pilar y Basílica) y río Ebro, ambos acompañados por la cercanía de detalles de vanguardia, como la estatua reformada de Goya y su circular paseo de fuente y majas entre el agua circundante. O el Cubo, edificio singular junto a la estatua, conjunto de oficinas de información cuyo exterior dorado/caramelo invita a deleites gustativos. O la fuente que en un extremo de la Plaza produce olas de agua de volumen cambiante, que apasiona a niños y mayores.
Pero tal vez lo impactante (además de la zona que llama El Tubo, para los amantes del tapeo) es como los zaragozanos han organizado el asunto de la movilidad. Parece increíble el funcionamiento de  un servicio de alquiler de bicicletas ( BIZI ) para los más de cuarenta kilómetros de carriles – bicis urbanos, con 250 estaciones, más de 2.500 bicicletas y un número de abonados que sobrepasan los 60.000 al precio de 25 euros al año. Solo en Amsterdam recuerdo haber visto algo parecido. Y gracias a sus modernos autobuses, metro y tranvía, ostentan, con el consiguiente orgullo ser la ciudad española galardonada con el primer puesto en transportes públicos.
No les hablo de hospitales, parques o escuelas para que no lleguen a sentir la envidia que sobrevoló sobre mi cada uno de los días que estuve junto al Ebro, contemplando cómo en él se reflejaban las agujas del Pilar y cómo a mi  me sonaba la dulce cantinela de su agua cual metáfora descriptiva del placer que sienten y afirman quienes viven en ella. Solo por aprender lo que es un modelo de ciudad deberíamos visitarla.
Ana  María  Mata 
Historiadora y novelista

4 de octubre de 2013

UN SOPLO DE AIRE FRESCO


(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 3 de octubre de 2013)

La Iglesia Católica es una organización de carácter religioso que cuenta con 1.166 millones de fieles en su haber, de acuerdo con el último anuario dado a conocer por los expertos del Vaticano. Parece increíble, a pesar de los casi dos mil años de su existencia, que aquél primer grupo de hombres que decidieron seguir al Nazareno tras quedar subyugados por su palabra y sus hechos, -primero discípulos, después apóstoles-, se haya multiplicado de tal forma a la par que transformado, y constituya en la actualidad un brazo tan poderoso en creencias y poder.
No voy a entrar aquí en si sería o no ese el objetivo que Jesús de Nazaret pretendía cuando caminaba incansable por tierras hebreas y repetía la palabra amor una y otra vez en hermosas parábolas o realizaba prodigios que reafirmaban con hechos su vocablo preferido. Haría falta teólogos con la sabiduría de Hans Kung, Tamayo, Cardenal o
Helder Cámara,  para poder polemizar con conocimiento sobre tema tan especial.
Aplazadas por tanto, las hipotéticas conclusiones, la realidad es que una inmensa mayoría de los que somos cristianos pertenecemos a la Iglesia Católica y estamos por ello dirigidos espiritualmente por el Papa de Roma. Sucesor de San Pedro, igualmente ignoraré en estas líneas  lo que como historiadora conozco de algunos de los que ostentaron ese nombre, aunque no esa dignidad, y ustedes me entienden.
Quiero fijarme hoy en la figura del actual regidor de la Iglesia, el Papa Francisco. Argentino, de setenta y cinco años, llega al  ontificado por la renuncia de su antecesor, Benedicto XVI. Cuando el 13 del pasado marzo el hasta entonces Cardenal Bergoglio salió al balcón central de san Pedro como nuevo Papa, algunos de los allí presentes observaron cómo el que quiso ser llamado Francisco, no llevaba sobre sus hombros la muceta roja y la suntuosa estola carmesí, símbolos de su nueva dignidad. Saludó a la multitud con un sencillo “buenas noches”, hizo un chiste y puso a la gente a rezar sin más un padrenuestro avemaría y gloria por él y por su antecesor. Llevaba una cruz pectoral de madera y plata, sin gemas deslumbrantes ni oro, y dijo que se sentía más como Obispo de Roma que como Sumo Pontífice. Después vinieron otros gestos, detalles llamativos pero sin verdadera importancia aparente: nada de zapatos rojos, los suyos negros de siempre, nada de anillo del Pescador fundido en oro, sobraba con uno de plata sobredorada, renuncia a ocupar los aposentos pontificios y se queda en la Casa de Santa María, una hospedería ubicada al sur del Vaticano, donde ocupa la habitación 201. Y comienza desde el primer día con lo que era su obsesión: los pobres.
El Papa Francisco empezó por alterar símbolos y ha ido cada vez a más, que es lo interesante para quien lo vea de verdad como continuador de aquél Jesús con el que todo comenzó . En seis meses ha provocado una especie de seísmo que no veíamos desde 1959 cuando el Papa Roncalli ( Juan XIII) convocó de sorpresa el Concilio Vaticano II, único precedente en siglos de un golpe de timón tan fuerte.
De las muchas innovaciones inesperadas (conventos vacíos que eran alojamientos turísticos y él quiere transformarlos en lugares para refugiados, aceptación de la homosexualidad, posibilidad de mujeres sacerdotes) destaco el acercamiento a uno de los problemas básicos de la Iglesia: el de la Teología de la Liberación.
El pasado 12 de este mes, Francisco abrazaba en su hospedería al peruano Gustavo Gutierrez, el anciano creador de la Teología también llamada de los pobres. Dicha teología, en la que destaca también Leopoldo Boff, ha sido acusada por sus antecesores en el pasado (Woytila y Rattzinger) como de base comunista debido a que proclama la opción de los pobres y marginados como preferente, y defiende una economía que camine en esos parámetros. Fueron expulsados de la Iglesia.
 Acaba de notificar también que piensa acelerar el proceso de beatificación de Oscar Arnulfo Romero, el incómodo arzobispo salvadoreño que se empeñó también en defender a los pobres y fue asesinado por sicarios y militares de extrema derecha mientras decía Misa, en 1980. Roma olvidó aquel asesinato al que llamó “incidente” en más de una ocasión.
Cabe la posibilidad de que nuestro Papa vea difícil de someter a quienes militan en el ala más conservadora de una Iglesia (Kikos, Opus…etc) y crean que está llegando demasiado lejos. Pero puede igualmente interesar más a jóvenes del siglo XXI, y a otros menos jóvenes, pero convencidos con él de que solo el Evangelio interpretado en su estado más puro da consistencia a la fe en quien fue su autor y en la organización que bajo el nombre de Iglesia, dice representarlo.
Ana María Mata 
Historiadora y novelista