30 de diciembre de 2013

DOS MIL AÑOS DESPUES


(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 27 de diciembre de 2013)

Algunos me llamarán antigua y fuera de foco cuando lean estas líneas. No me importa, lo acepto desde el principio y no por ello voy a dejar de escribirlas. Estoy cansada de hablar del momento actual. Harta de escuchar en labios de Rajoy  el rollo de los brotes verdes y que nos estamos recuperando o en los de Susana Díez el de la transparencia. No digamos de la estereotipada sonrisa de Mas como la del guapo que cree ser y el iluminado a partes iguales. Del tan celebrado humor borbónico del rey, la no imputación de su hija menor y la elegancia hierática de su nuera. Harta de que me quieran convencer de la honradez de Cándido Méndez y los suyos, de la altanería provocativa de Blesa mientras las “preferentes” dejan sin ahorros a gente normal, sin yates, trofeos de caza  y vacaciones en las Bahamas. Del indulto que piden Del Nido y Ortega Cano. De jueces y fiscales que se llevan la contraria, ellos sabrán por qué.  Harta del famoseo y las celebridades. De que nos tomen por tontos tan descaradamente y lo hagan en doscientos mil medios, digitales o no. Diría, si me fuera posible aquello que Quino puso en labios de Mafalda : “Paren el mundo que yo me bajo…”me bajaría al menos de este país por un tiempo indefinido. Lo digo de verdad.
No encuentro otra forma de contrarrestar el hastío que hacer memoria en unos días tan particulares. Memoria lejana que alcanza la friolera de dos mil años atrás. A partir del momento en que comienza nuestro calendario.  Sea o no exacta la fecha, aquel diciembre en el que tuvo lugar el acontecimiento por el que ahora formamos tanta algarabía, tanto gasto y tan exagerada frivolidad. El nacimiento de un pequeño en una familia más bien pobre de Nazaret. En el interior de una cueva y con menos acompañantes de lo que el fervor popular nos ha ido contando desde entonces.
Un niño para quien nadie de los que hubiesen estado presentes habría diagnosticado un futuro distinto al resto de los hebreos nacidos por las mismas fechas. Ni siquiera los Magos, reyes o no, por mucha estrella que brillase destacada.
Y sin embargo, dos mil trece años después, a ese aniversario y con el nombre de Navidad, la mitad o más del planeta dedicamos las fiestas más célebres, largas, y si queremos, copiosas. El frenesí de luces, música, regalos, viajes,… etc esconde y casi oculta, a veces el origen de todo ello, acostumbrados como estamos a materializar y comercializar hasta lo más íntimo.
Es necesario reivindicar el por qué de que exista la Navidad especialmente para que los niños de hoy aprendan que Papa Noel, Santa Claus, árboles y obsequios  no son sino la exteriorización moderna de un momento cumbre en la Historia del hombre. Que festejamos el nacimiento de Jesús porque ha sido el único personaje histórico que no ganó batallas, no fue rico o poderoso, político o presidente de nada. Que para los creyentes significa la reencarnación humana de un Dios que hasta entonces se había mostrado en exceso justiciero pero poco amable. A partir de Jesús, la que algunos teólogos llaman “filosofía de Cristo” pudo cambiar la faz de la tierra, y a ratos lo hace con aquellos que siguen sus enseñanzas y aplican parecidas maneras en su periplo vital.  
 No conocemos bien el sentido de cuanto dijo e hizo porque nos ha llegado sesgado y traducido a ceremonias repetitivas, a un exceso de forma y adornos en lugar de análisis profundo de una doctrina llamada Evangelio igualmente teñida de la púrpura eclesiástica correspondiente.
El hombre que se llamó Jesús pretendía una revolución interior que favoreciera la vida en la tierra, ensalzó el amor hasta límites altísimos y quiso hacernos felices sin ambiciones materiales excesivas.
Tal vez después de los primeros cristianos llegaron otros a los que la concordia les pareció aburrida y crearon jerarquías, mandos, valores distintos  y motivaciones nuevas que necesitaban la excitación de guerras, cruzadas, luchas y poder. El tiempo ha expresado con hechos el resultado de abandonar el camino que el Nazareno nos mostrara.
Pero sigue incólume para quien quiera conocerlo el mensaje más bello jamás pronunciado por alguien. Por ese mensaje es necesario reivindicar el sentido primero de lo que llamamos Navidad y mostrar auque parezca menos moderno, a nuestros hijos y nietos, que tras el celofán, el cordero y los regalos múltiples, estamos celebrando el nacimiento del único Hombre que ha justificado al hombre.
Ana  María  Mata
Historiadora y novelista

23 de diciembre de 2013

ONDA CERO MARBELLA. La Tertulia de los viernes

Viernes 20 de diciembre 2013

Continúa la reacción social a la aprobación inicial de elementos del PGOU que permitiría levantar una serie de edificios de gran altura en diferentes áreas de nuestro municipio.  ¿Qué opinan nuestros tertulianos?

(A partir del minuto 32)


Más audios en Onda Cero

17 de diciembre de 2013

Entrevista COPE. ¿Rascacielos en Marbella? (11-12-2013)

Rascacielos, rascacielos, rascacielos.

La periodista de Cope Marbella, Raquel Tapia, y Arturo Reque, arquitecto y socio fundador de Marbella Activa, charlan sobre esta impactante noticia que no deja indiferente a ningún ciudadano de la ciudad.


14 de diciembre de 2013

MIRANDO AL MAR

(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 12 de diciembre de 2013)
Se llamaba Jorge Sepúlveda y tenía un bigotito de militar en retiro. Su voz nos llegaba cargada del salitre y perfumes del verano mediterráneo. Detrás de las cañas del Casino o la pista del bar El Puerto los jóvenes se entregaban a fantasías románticas mientras Sepúlveda repetía una y otra vez que todo lo hacía “mirando al mar…”
El mar como núcleo central de nuestras vidas. Para los niños esencial en sus diversiones infantiles. Remedio curativo para mayores. El mar como metáfora de lo infinito, recreación de dioses intemporales, tan deseado y tan inabarcable.
Quienes hemos nacido en sus orillas lo llevamos inmerso en la sangre, junto a hematíes y leucocitos. Para los que viven alejados de él supone una carencia necesitada de solución. Lo convierten en mito y juran no morir sin conocerlo, sin mojar sus dedos en la espuma blanca.
Ocurre que ahora Marbella tiene un problema con él relacionado: ya no posee tierras  desde donde  contemplarlo libremente. Los nuevos visitantes y especialmente inversores exigen viviendas en las que poder mirar el mar aunque sea a vista de pájaro. Las comodidades, el ornato, la estética o la calidad están supeditados a la visión de un trozo de mar desde ventanas del piso treinta o treinta y cinco. Jardines, pistas deportivas, lujo de materiales, sí, de acuerdo, pero imprescindible vistas al mar.
Dicen que hay que edificar torres con ese fin. Altas torres como las que existen en Catar o Dubai, en Shangay y Nueva York. Torres que permitan a los inversores ofrecer a sus clientes la perspectiva mágica de olas rompiendo a lo lejos  junto a gaviotas hacinadas en la arena. Torres que hagan recobrar el poderío económico perdido, aquél que alcanzamos por ser una ciudad libre de ellas. Torres cuyo modelo, por mucho que hablen de diseños especiales nos hermanaría con Benidorm.
Dicen que las obligaciones urbanísticas de los promotores serían superiores a lo normal. No se si habrán pensado en que Marbella es lo que es por su carácter de pueblo beneficiado por su clima y su fisonomía diferenciada. Que su infraestructura es la de un pueblo crecido a derecha e izquierda, pero no la de una ciudad como Barcelona, o Madrid. Si habrán tenido en cuenta que la mayor parte de nuestros compradores lo han sido gracias a que nuestro paisaje les hace olvidar el del lugar de donde vienen, alejarse de los rascacielos entre los que se sienten prisioneros.
El turismo de élite, al que tanto suelen aludir, abomina de enjambres constructivos como de la peste. La también muy aludida “Marca Marbella” lleva implícita una imagen blanca, marinera y andaluza de pueblo internacional y cosmopolita pero cuyas raíces se hunden en casas familiares de patios y flores, tan escasas hoy en lugares turísticos al uso.  No podemos parecernos a nadie ni a otro lugar cualquiera, porque eso sería como arrojar tierra en nuestro propio tejado o perder justamente aquello que nos ha convertido en símbolo incuestionable.
Una cuestión tan importante como esta no es asunto solo para que se legitime o se creen normas especiales por parte de nuestros mandatarios. La esencia de una ciudad no puede transformarse sin que las asociaciones existentes, colectivos ciudadanos y expertos muy específicos entren en juego, y se les consulte como voces representativas. A ver si de una vez por todas hacemos las cosas bien y no caemos en errores anteriores cuya factura tardaremos todavía mucho en pagar.
La economía es una parte, fundamental desde luego, en la vida del hombre. Pero en su nombre no se puede hacer de todo y mucho menos aquello que nos revierta en negativo. La supuesta solución al paro no está en trabajos que signifiquen –como dice el refranero- pan para hoy y hambre para mañana.
Precipitada y errónea me parece la idea de las torres que anda circulando, no se si como aditivo para tertulias y calentamiento de estos primeros fríos o como semilla que enterrada suavemente empezaría a crecer poco a poco, como hizo el diablo en la película de Polansky.
Si decimos con orgullo que Marbella es única, debemos ser consecuente y hacer que lo siga siendo. Analizando con meticulosidad  cuales son las bases que sustentan su diferenciación.  De lo contrario, y por mucho que nos bombardeen con cantos de sirena, corremos el peligro de la alienación entre tantas otras ciudades parecidas.
Ana  María  Mata
Historiadora y novelista


9 de diciembre de 2013

CXM FARAJAN 2013

6 de Diciembre de 2013

Cada vez tengo más claro que es en este tipo de carreras de montaña donde está la esencia de correr. Correr en el sentido más natural, similar a como vemos que hacen los animales, en libertad, sintiéndonos parte del entorno.

Imagino que algunos se lo tomarán como una competición más, lo cual es totalmente respetable, pero personalmente prefiero diferenciarlo claramente del ambiente de la carretera. Se puede coger lo mejor de estas, sobre todo por el gran ambiente deportivo, pero el reloj prefiero dejarlo en un segundo plano.

Todavía me estoy iniciando en esto de lo que ahora llaman "trails" pero ya disfruto a tope de ellos.
Correr sobre la hojarasca caída de los castaños, saltar riachuelos, subir cortafuegos, ascender por sendas serpenteantes, recorrer valles con el campo helado y caballos trotando a tu lado,... y bajar, bajar por torrenteras, senderos o caminos, unas veces saltando, otras controlando la pisada y otras trotando sintiendo la gravilla bajo los pies, la brisa en la cara y los contraluces al filtrarse los rayos solares entre las ramas de encinas y castaños.

Auténtico disfrute personal. Puro y simple placer natural.

Ya estoy deseando la próxima, y mientras tanto, a entrenar por nuestra sierra que también nos ofrece cantidad de rutas perfectamente adecuadas para esta bonita opción de correr.

Arturo Reque Mata
Club de Atletismo Primeguis

8 de diciembre de 2013

QUE DIRIA ROBESPIERRE


(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 5 de diciembre de 2013)

A fuerza de oír y leer día tras día en los medios las barbaridades, corruptelas y obscenidades de este país en el que vivimos, mi mente elucubró de golpe un juego malévolo. Me dio en pensar que opinarían y como habrían actuado en el momento actual una serie de personajes históricos de relevancia cuyos hechos en su época fueron muy destacados.
No sé por qué elegí entre ellos  a Robespierre. O mejor, sí, puede que sea por el interés extraordinario que en la Universidad daban, a quienes escogían Historia Contemporánea, al periodo de la Revolución Francesa. Afirmaban que con ella comienza realmente la modernidad y se abandonan los hábitos medievales todavía persistentes.
Cualquier alumno de Antonio Nadal estoy segura que sin pestañear diría de corrido lo que pasó en Francia a partir de 1789, después de los Estados Generales y la Asamblea Constituyente hasta  la Convención Nacional y lo que vino después. Ciertamente fue un tiempo histórico decisivo no solo para Francia, también para Europa y en general para la humanidad entera.
Como les imagino conocedores de los hechos que acontecieron tras la desaparición trágica de la monarquía y el advenimiento de la República, me centraré en  el más conocido de sus personajes: Maximilien  Francois Robespierre. Jurista de profesión, la defensa de los sectores más desposeídos y su notoriedad como escritor le llevó a la política, donde se convirtió pronto en uno de los más poderosos líderes de la Revolución. Le habían apodado “el Incorruptible” sobrenombre que demostró en sucesivos cargos, llegando al extremo de emerger de su persona un hombre autoritario y decidido a purificar  Francia de cualquier opositor a la pureza de la Revolución tal y como él la concibió desde un principio. Tuvo un trágico final, acorde con las traiciones, la violencia y el terror que su actitud provocó entre sus mismos seguidores, pero él no claudicó jamás.
Me pregunto que diría hoy de nosotros el temible Robespierre. Como reaccionaría ante la pasividad de todo un Estado y quienes lo forman frente a los casos que se multiplican sin cesar: los gobiernos que dieron dinero a Urdangarín para sus fechorías, el párroco que –dicen-dio a la hermandad del Rocío alimentos procedentes del Banco de Alimentos de Cáritas, para la romería…Sindicatos que imitan marcas lujosas para regalo de sus afiliados, Andalucía y su partida en los ERE  para cocainómanos, cuentas en B del partido gubernamental,  Fabras y asociados, Malaya, Baleares, Prestige,y un gran etcétera de desvergüenza en la política de un país en el cual los únicos que vivirán mejor de ahora en adelante serán los inmorales excarcelados, cuya presencia en la calle es como una metáfora cruel e indignante de nuestro presente desmoronado y caótico.
Tienen suerte todos los arriba expuestos de que estemos en un tiempo sin guillotina ni nadie parecido a Robespierre. Sin cárceles nauseabundas o al menos castigos ejemplares. De que todo prescriba cuando un o unos poderosos están entre los imputados. De que nadie asuma responsabilidades en hechos por los que todo el país sufre consecuencias desastrosas debido a errores que debieron subsanarse.
Robespierre (ni Danton, tampoco Marat)  podrían entender la pasividad de los sufridores, el silencio de los sans culottes actuales mientras le niegan trabajo y pan los mandatarios que se atiborran de delicias culinarias entre una y otra necedad parlamentaria.
Tenemos un jefe de gobierno mudo con aires de avestruz gallega. Un jefe de la oposición anacrónico, al que ni los suyos creen. Un miedo cerval a Europa por parte de todos, incluida la alta magistratura.
Un índice de paro escalofriante. La sanidad es a largo, larguísimo plazo. La educación está bajo mínimos. Y a pesar de ellos, seguimos creyendo que somos los mejores.
Es cierto que 1789 queda muy lejos. Afortunadamente no hay guillotina y las cárceles tienen televisión. Robespierre llamaría a la rebelión desde un móvil último modelo o un I-pad con pantalla reflectante.
Ana  María  Mata
Historiadora y novelista











2 de diciembre de 2013

ONDA CERO MARBELLA. La Tertulia de los Viernes

29 noviembre 2013

La Tertulia de los Viernes reunió hoy a Agustín Casado, Dan Ortuño, Mercedes Vázquez y Arturo Reque, que debatieron sobre la modificación del Plan General de Ordenación Urbana, que desde ahora, permitirá edificar cinco rascacielos en otros tantos puntos "estratégicos" de la ciudad, según aprobó hoy mismo el Pleno del ayuntamiento, con los votos de la mayoría absoluta del Partido Popular y la negativa en bloque de la oposició.
















Pincha en el siguiente enlace: (A partir del minuto 46)

http://www.ondacero.es/audios-online/emisoras/marbella/escucha-tertulia-viernes-viernes-noviembre-2013_2013120200029.html


26 de noviembre de 2013

SIEMPRE CAMUS


(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 21 de noviembre de 2013)

Para algunos siempre será el hombre rebelde, el hombre que dijo no. Lo dijo cuando Alemania ocupó Francia y muchos de sus compañeros empezaron a ir aceptando la idea de una Europa Nueva sobre la base brutal que proponían los alemanes. Lo había dicho antes al Partido Comunista Francés cuando en vísperas de la II Guerra Mundial, Stalin firmó el pacto de concordia con Hitler. Y volvería a decirlo al advertir con plena conciencia el totalitarismo comunista y la solapada invasión de la URSS sobre la Europa oriental.
Albert Camus, el hombre rebelde, el hombre al que Sartre quiso derrotar y hasta destruir, es hoy una figura en crecimiento y de plena actualidad, en contra del estrábico autor de “La Náusea” por entonces seductor de masas y ninfas revolucionarias, y en el momento presente bastante más olvidado. Tal vez si Sartre no hubiese mandado publicar en “Les Temps Modernes” que la rebeldía de Camus era ante todo deliberadamente estética, ambos hubiesen podido encontrar un punto medio en el que aunar sus claves filosóficas. Sartre no cambió de opinión y el que, de algún modo había sido su alumno en las ideas primeras del Existencialismo, tomó un camino distinto y mucho más solitario.
Nació en Mondovi, Argelia en 1913, hijo de unos pieds-noir (colonos franceses) que trabajaban allí. Su madre, Catalina, era una humilde mujer de origen menorquino, analfabeta y sorda, hechos que no le impidieron enseñar al hijo la lengua catalana. Estos orígenes marcaron de forma crucial el futuro de Camus y su tendencia hacia el universo de los marginados. Estudió en Argel y dos de sus profesores serían decisivos en su formación: Louis Germain y Jean Gremier. A este último profesó un afecto intenso que perduró hasta el momento de su desgraciada muerte, y a los dos dedicó el Premio Nobel que le concedieron en 1957 por el planteamiento filosófico existente en todas sus obras.
Novelista, ensayista, dramaturgo, periodista y filósofo, Albert Camus al trasladarse a Paris se convirtió pronto en el mítico director de “Combat”, para continuar después escribiendo una extensa obra cuya peculiar identidad es lo que se ha llamado como Filosofía del Absurdo. Camus afirmaba a través de ella la intrascendencia del hombre enfrentado al Cosmos y a la Historia, solo rescatado cuando actúa precisamente “como si pudiera cambiar el universo”.
El intelecto ambicioso de Camus le hizo estudiar a fondo las diversas ideologías y abstracciones para concluir que todas sin excepción lo único que hacen es alejar al hombre de lo humano. Ninguna religión, ninguna promesa hace posible que el hombre deba albergar esperanzas más allá de la aceptación de su pequeñez, de lo escasamente importantes que somos de cara a un infinito que desconocemos.
A pesar de ello –afirma- que el intento de conseguir una mejoría en su ciclo vital y el de sus semejantes es lo que hace de un hombre algo que merece la pena ser considerado.
Esta aparente contradicción le dio lucidez en un tiempo de grandes tempestades, en el que, en medio de la confusión vio la luz, expresándola en forma de un nihilismo existencial a través del cual se atrevió a decir no a izquierdas y derechas a las que consideraba meras luchas políticas.
El instante, vivido en armonía fue su particular concesión como hombre intransigente y no acomodaticio. Llegó a decir que el suicidio era la única cuestión que merecía la pena discutir. Otras de sus conocidas frases expresaba: “Ante mi madre siento que pertenezco a un noble linaje: el que no envidia nada a nadie”.
Tachado por algunos de desentendido del compromiso con la realidad, durante cierto tiempo la intelectualidad francesa y europea se dividió en dos bandos. Uno alrededor de Sartre, parisino, investido como símbolo de la pureza marxista, y enfrente el hijo de unos “pies negros”, llegado de Argelia, rebelde e iconoclasta.
De sus obras, ( La Peste, La Caída,  El Malentendido, Estado de sitio,  Los Justos, Calígula …etc) destaco por la impronta personal que me dejó, “El Extranjero”. Metafórico y -exagerado quizás- retrato del autor, no he podido olvidar pese a los años que hace de su lectura, aquél hombre que ante la llamada por la muerte de su madre, con ojos desvaídos, contesta: “¿Cuándo me dan el bocadillo…?”frialdad absoluta ante lo que le sobreviene,  Mersault, tras cometer más tarde un absurdo crimen, solo manifiesta apatía frente a su futuro, el juicio, o la condena. Indiferente a lo que no fuese el mero hecho de respirar.
Camus el rebelde, el nihilista, el hombre que acertó como nadie a definir el absurdo de una vida y sus proyectos. La insoportable pequeñez de nuestra existencia, aunque nos cueste tanto aceptarlo.
Ana  María  Mata  
Historiadora y novelista




   

18 de noviembre de 2013

¿BICICLETAS CONTRA MOLINOS?



 En esta lucha de poderes de la bicicleta contra el coche o de la primera contra los viandantes, en el caso de nuestro paseo marítimo, es una realidad el empuje imparable del uso de la bici como medio de transporte. Cuestión que no es óbice para plantearnos porque el español es tan reacio a coger un ciclo para trasladarse a su trabajo o realizar sus tareas. Y no hablo de que todo el mundo tuviera que hacerlo, que haya que elegir y desterrar al coche. Hay gente que no puede elegir medios sostenibles, bien por la distancia, bien porque los servicios públicos de transporte no le dan la posibilidad o bien porque sus circunstancias se lo impiden. Me refiero a aquellos trayectos urbanos que realizamos con menos de cinco kilómetros y que bien pudieran hacerse en bicicleta o incluso a pie, también sostenible, y que pese a no tener impedimento  escogemos nuestro vehículo a motor.

Dicen que los españoles somos muy quijotistas y como tales necesitamos de nuestro caballo para representar todo nuestro ser social. En la actualidad ese caballo se ha convertido en nuestro coche y para muchos es todo un distintivo de nuestro estatus social para el que realmente lo tiene por su escalafón social, patrimonio o cuna y para el que no lo tiene porque le permite aparentar un poderío del que carece. Esta dinámica se vio aún más acentuada en la época del boom inmobiliario donde los coches de gama alta eran un bien accesible a casi todos y estos eran, además de un reflejo de ese estatus real o aparente, un reflejo de la época de opulencia que vivíamos. 

En Europa esto no está tan acentuado y lo mismo ves a un alcalde o un presidente de una gran empresa que va asiduamente en bicicleta al trabajo que a un operario. No está relacionado el uso de la bicicleta con el estatus social y, por tanto, favorece su uso. También tiene que ver que existe otra conciencia, multitud de carriles bici y muchas medidas que desincentivan el uso del coche y que lo hace muy gravoso. Hay estadísticas que avalan el cambio de paradigma. En el mundo se fabrican más de 100 millones de bicicletas anualmente, tres veces que el número de automóviles. En Canadá, Alemania y China son tomadas en cuenta como medio de transporte. Holanda quizá es un país abanderado en el tema de las bicis. Con 17 millones de usuarios del ciclo casi equivalente a su población y 30.000 km. de carriles bici, tienen un examen de conducción de bicicletas a las 9 años, el uso de este medio supone el 27% de los desplazamientos que hacen a diario y tienen políticas de gobierno específicas para este medio. Son algunas de las curiosidades de esta país amante de las dos ruedas.

En España y, más concretamente, en Marbella, ciudad donde vivo, deberíamos de cambiar esa conciencia y pensar que el cambio de paradigma energético, el cambio por una mayor sostenibilidad debe empezar por nosotros y muchas razones existen que apoyan mi demanda de un mayor uso de los dos pedales. 

La bicicleta es un medio de transporte ideal para una urbe demasiado dependiente del coche. Te permite trasladarte en muy poco tiempo por toda la ciudad, ahorrarte los estreses de las colas y el tráfico a motor, aparcas con facilidad donde vayas, es una actividad saludable puesto que además de trasladarnos nos permite ponernos en forma, ahorramos dinero al no consumir combustible y lo más importante de todo es que es un medio de movilidad sostenible. Con su uso descongestionamos la ciudad de tráfico contaminante, dejamos de emitir a la atmósfera  una parte muy importante de CO2  nada desdeñable. El otro día hice un cálculo de lo que dejaba de contaminar al coger la bici todo el año para ir al trabajo (descartando vacaciones, fines de semana e imprevistos como lluvia) y me daba la escalofriante cifra de 168 kilos de CO2 que ahorra en contaminación al planeta en sólo un trayecto de ida y vuelta de 5 Km. Para hacernos otro idea en una escala diferente, un viaje de Marbella a Madrid con un coche medio que emita 150 gCO2/km supone haber dejado tras nosotros 95,88 kilos de CO2. Creo que las cifras hablan por sí solas. Si aplicamos un nivel macro y eso lo trasladamos a una población de 1.000 ciclistas que hicieran lo mismo –tan sólo representaría un poco menos del 1% de la población marbellí- estaríamos ahorrando una polución de 168.000 kilos de CO2 a la atmósfera ¿Es acaso una locura? Podíamos hacer una campaña, e invito a ello, para conseguir ahorrarno esta cifra en dos años.

Apoyar el uso de la bicicleta no es sólo un gran beneficio para el medio ambiente, la salud (por los gases contaminantes altamente perjudiciales) y el consumo energético sino que conlleva una planificación urbana que no dedica una parte significativa del suelo industrial y urbano a aparcamientos de vehículos privados.

 Y si hablamos de apoyo lo primero son infraestructuras para las bicicletas, no sólo aparcabicis aislados salpicados en el municipio, sistemas de alquiler de bicicletas sino que en los nuevos planes de movilidad de ahora o de un probable plan estratégico urbano se incluyan proyectos de carriles-bici que conecten todo el municipio y no solo para ocio y deporte sino para desplazarte a tu lugar de trabajo.  De esta manera se podría vertebrar un carril bici principal que conectaría todo el término desde Guadalmina hasta Cabopino y carriles bici secundarios que en perpendicular conecten el paseo marítimo de Marbella hasta la estación de autobuses, otro en San Pedro, Nueva Andalucía así como en las  Chapas. De esta manera te puedas desplazar por todo el término municipal de forma sostenible y segura para todos, incluidos los viandantes. 

Pero esta propuesta es sólo una parte de lo que significaría el concepto de sostenibilidad y los planes de movilidad: construir un verdadero ecosistema urbano que convierta a Marbella en una de las ciudades más sostenibles de España ¿no estaría bien? ¿es acaso luchar contra molinos?

Javier Lima Molina
Economista y Presidente de Marbella Activa