18 de febrero de 2019

MOVILIDAD COMPLEJA


El Ayuntamiento de Marbella acaba de realizar una buena propuesta: los empadronados en la ciudad puedan viajar sin tener que pagar en las líneas de autobuses.
El ofrecimiento ha originado una serie de comentarios,  la mayoría, lógicamente positivos, pero también algunos con un cierto aire de negatividad racional. El caso lo requiere, y debido a ello he pensado en dedicarle el artículo de hoy.
El automóvil comenzó a aparecer en el siglo pasado como un símbolo de moderna prosperidad, y en consecuencia, de estatus social. Apareció también como modelo de una sociedad en la que el buen funcionamiento económico daba lugar a la posibilidad de poseerlo. Estos factores, aumentados con el paso del tiempo, y el crecimiento demográfico, condujo, entre otras cosas a las actuales aglomeraciones urbanas, en las que el coche es el protagonista inequívoco.
Se dotó a las grandes ciudades de autovías y autopistas para que pudiesen circular los miles y miles de vehículos privados que empezaron a existir, para desgracia de la salud de sus encantados dueños y de todos los habitantes planetarios, víctimas de una contaminación feroz.
Los atascos permanentes y los graves problemas de salud se han multiplicado en nuestros días dando lugar a grandes debates, necesitados todavía de reflexiones profundas.

La movilidad es uno de los grandes desafíos que las ciudades, y no solo las grandes, sino también las de tamaño medio y pequeño, tienen que afrontar. En Marbella en concreto, es uno de los problemas crónicamente postergados. Desde hace un tiempo, el debate se circunscribe a la conexión ferroviaria, y mientras va pasando el tiempo sin que por este lado tengamos solución alguna, una falta total de planificación va frustrando algunos grandes proyectos, por causa, precisamente de la compleja movilidad, caso de la ampliación del puerto por el jeque (debido a que incluía más aparcamientos), y al hospital comarcal, por un desacuerdo con los existentes.     
El transporte público es la única solución alternativa a los problemas de movilidad, y así las cosas, el anuncio de su gratuidad por el Ayuntamiento podría ser una gran noticia si no fuere por las actuales circunstancias en las que se encuentra el de Marbella.
Para que se convierta este tipo de transporte en una opción que invite a dejar el coche en casa, es necesaria una reforma casi total de los autobuses en servicio, autobuses, que aparte de su estado, no cubren el problema de movilidad interna de los vecinos ni de sus visitantes. El traslado de Las Chapas, por ejemplo, a Puerto Banús, o de Marbella a San Pedro, o de las Peñuelas a Guadalmina, sigue siendo un problema sin resolver, debido al pase discontinuo y el trastoque de horarios de los autobuses, que en ocasiones, no cubren el trayecto.
No digamos el horario de los mismos con destino al aeropuerto de Málaga, y viceversa, factor sobre el que inciden  todos los viajeros que necesitan esa ruta.
Con todo lo expuesto, resumimos el punto negativo de los que opinan que lo de los autobuses gratuitos para los empadronados en Marbella, ha sido más bien un querer tapar las deficiencias de los actuales.
El inventor del primer vehículo privado no se si advirtió las consecuencias múltiples de su creación. Entre ellas, las de que cualquier ciudad, incluso pueblo, que se precie, tenga como prioridad en sus funciones hasta quebrarse la cabeza, el grave y complejo factor de la movilidad .
                                                                                                      
Ana María Mata
(Historiadora y Novelista)