30 de mayo de 2011

EXPECTANTES


Anoche estaba viendo la tele, el programa iba sobre las acampadas antes de las elecciones. La gente no paraba de gritar aquello de –el pueblo unido jamás será vencido- y me acordaba de la canción de Quilapayún que tanto entonábamos en los setenta, aquellos que creíamos que todo podía cambiarse con buenas intenciones y reclamaciones guitarra en mano.

Hoy, cercano a los cincuenta, cinco años luchando como un jabato contra eso que alguien quiso llamar desaceleración económica, ahora, después de haber tenido tantas ilusiones, de haber querido hacer tantas cosas, de creer que no se puede ser tan mala persona, que seguro que dejarían de vender armas para que la gente se mate, con el único fin de enriquecerse; que la salud y el bienestar irían por delante del maldito interés por el oro, los diamantes, el petróleo; ahora, veo que hay gente desesperada y que quieren salir de su insoportable situación, pero que al igual que otros, tendrán que seguir aguantando el cachondeo de los que tienen el poder y no quieren perderlo al precio que sea.

Anoche hablaba gente con una gran preparación universitaria, pero que no habían tenido la oportunidad de demostrar su valía mediante la aplicación en el trabajo de sus conocimientos. Anoche vi que esta generación de jóvenes no merece el castigo de no poder tener acceso a un trabajo digno, a elegir su independencia económica; en resumen, no ven  la intención de que les quieran dar el derecho a vivir con dignidad.

Vuelvo a soñar con un mundo mejor, donde todos quepamos, donde todos tengamos para comer, donde el sentido común impere sobre los intereses de cuatro. Lo sigo esperando, aunque cada vez crea menos en los que pretenden organizar mi vida y tienen su casa por barrer.

Órfilo Aranda

27 de mayo de 2011

UNA NUEVA ETAPA


(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 26 de mayo de 2011)   
Hablaron las urnas, al fin. Y del silencio anterior surgió una nube azul que cubría casi al completo esta vieja piel de toro llamada España. Los hombres y mujeres que la habitan decidieron con la legitimidad del voto cambiar la dirección de la nave a la que habían visto definitivamente encallada. Roto el timón, torpes los marineros, y con rumbo por completo perdido el capitán. Flotando a la deriva en un mar embravecido y cuyo oleaje nos estaba alcanzando de lleno. A punto de ahogarnos y casi con el agua al cuello hemos decidido bajarnos de él para subirnos a uno distinto en el que nos prometen la salvación, o al menos, mientras esta llega, unos flamantes salvavidas. Algo es algo, porque estamos ta26 n agotados de remar sin sentido, que cualquier ayuda puede conducirnos a descansar un poco y a esperar. Sobretodo a lo último. Esperar. En eso consiste ahora nuestro presente inmediato.
Llega el momento de construir una alternativa. Con el poder recibido, los recién llegados espero que sepan que sus actuaciones no pueden quedarse en retórica o formulismos. Esperamos cambios reales en la forma de hacer política, y especialmente en la gestión de una crisis de la cual nuestros vecinos europeos empiezan a sacar la cabeza del agujero. Es el momento de enseñar las cartas y olvidarnos para siempre del juego sucio, de la trampa y de esa abominable palabra llamada corrupción.
Los españolitos de a pie no pedimos tampoco nada extraordinario, más bien lo que podía considerarse su opuesto: aquello que es imprescindible para levantarse a diario sin el estómago contraído. Solución a una economía que nos permita al menos trabajar, llevar los niños al colegio, pagar las hipotecas envenenadas y a ser posible un mínimo de interés por la cultura y el deporte.
La mayoría de los votantes ha olvidado ya el deseo de  un nuevo coche, una segunda casa, o un viaje a las Bahamas. La codicia se ha borrado del mapa mental pero hemos tenido la desgracia de cambiarla por la pobreza, y nunca los extremos fueron buenos en ningún sentido. Es por eso por lo que sería conveniente que quienes conduzcan nuestros municipios, empiecen, como dijo un conocido escritor “por arreglar el cuarto de estar”. Agradeceríamos que las primeras medidas fueran en esa dirección, léase encontrar fórmulas para que haya empleo, ayudar a los pequeños empresarios y comerciantes, no dejar en completo olvido a los viejos, y salir corriendo, si hace falta, a pelear por las escuelas de tantos niños sin ellas. El “cuarto de estar” significa solucionar el transporte público, tan necesario para la mayoría, pelear con Costas duramente por una limpieza integral de las playas, construir aparcamientos, solucionar el grave problema de un tanatorio digno, mantener limpia  las calles y un servicio de seguridad público eficaz y no discriminatorio.
Más tarde podríamos tomar en consideración los proyectos “estrella”, tan productivos para las elecciones, tan vistosos e ilusionantes, tan deseados como pueden ser al mismo tiempo irrealizables.  Me atrevería a decir, sin ánimo de parecer agorera, que a los ciudadanos de esta bella ciudad se nos ha caído ya la venda de los ojos. Es cierto que seguimos siendo una de las ciudades más deseadas del país, pero eso, aparte de agradarnos y subirnos un poquito la estima, no sirve para pagar deudas, mantener empleados, o costear  estudios a los hijos. Servía y mucho cuando las inversiones eran el filón que fueron, y que perdimos por culpa de la crisis, el exceso de ladrillo y la avaricia de los bancos. Esa es la realidad y con ella a cuestas hay que cambiar ligeramente el objetivo de nuestra mirada.
Cambiar en nuestro interior el impulso al que nos condujo la sociedad de consumo tan brutal, el llamado neoliberalismo capitalista, el mismo que nos hizo envidiar al ejecutivo poseedor de un despacho u oficina en Wall Street, y de paso su cuerpo escultural, sus trajes de firma y sus acciones en la bolsa de Nueva York. Ese cuento de la lechera, que, conducido a nuestras latitudes, nos llevó a pensar que con una cuenta bancaria repleta podríamos nosotros también ser como Harrison Ford o Meryl Streep.
Porque la burbuja se rompe si llega a ser excesiva es por lo que en esta nueva etapa ellos, los que acaban de llegar, y nosotros, los de siempre, deberíamos ser distintos.
Ellos en trabajo y eficacia. Nosotros, en exigencias razonables.

Ana  María  Mata
Historiadora y novelista           

21 de mayo de 2011

INDIGNADOS CON TODA LA RAZÓN

(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 21 de mayo de 2011)
Hace tiempo leí un libro, creo que de Adolfo Bioy Casares el gran amigo de Borges, en el que había una frase que me impactó y que voy a utilizar como introducción de este artículo, apresurado si quieren por la actualidad de su tema. La frase decía :”A veces en la vida ocurren terremotos, y solo cuando el piso acaba de temblar, uno advierte que las cosas han cambiado todas de sitio”. Me gustó porque, al leerla despacio comprendí lo que había de verdad en su interior.
Desde hace unos días una especie de terremoto humano sacude algunas capitales españolas bajo las siglas de 15 M.  Jóvenes en un principio, pero sin edad más tarde, una gran parte de la población ha salido a la calle para decir que están hartos y que la situación tiene que cambiar. Aplastada y descontenta, con banderas blancas de ningún partido, gritan que esta no es la Democracia que esperaban, porque los hombres que dicen representarla, la están desvirtuando si no lo han hecho ya.
Por fin, después de tres años de crisis han emergido las primeras expresiones de indignación en la sociedad española. Lo extraño es que hayan tardado tanto, cuando más del 20% de la población se encuentra en paro, el 43% si nos ceñimos a la población juvenil.
Las pancartas de la Puerta del Sol de Madrid, decían claramente “no somos antisistema, el sistema es antinosotros”, además de .”No a la violencia, no a la violencia”, mientras que los cantos y palmas subían la temperatura a pesar de la lluvia que cada vez era más intensa.
Tenía que llegar. Quizás un poco tarde para las urgentes necesidades que tiene el país y demasiado tiempo ya para soportar aún más  las inútiles actuaciones de los políticos. Imbuidos en el poder, unos y otros han ido alargando la agonía de la población, que veíamos con asombro e indignación cómo no eran capaces de olvidar sus intereses partidistas y en determinado momento, volcarse unidos en intentar una solución conjunta. Meses y meses esperando que el bipartidismo existente, al menos, alejase las
injurias e insultos cruzados para ponerse manos a la obra en lo que de verdad era y es una urgencia vital. No han sido lo suficientemente generosos, y menos, inteligentes, para captar el desaliento en lugar de preparar con virulencia las luchas electorales. Y al pueblo, que siempre tiene razón,  se le han hinchado las narices de tanto aguantar no solo palabrería vacua, sino corrupción tan al por mayor, que no hay un partido que no lleve en sus listas un señor corrupto, aunque ahora haya que decir “presunto”.
La crisis es mundial, pero nos hemos ido preguntando, día tras día, si en otros lugares la Banca es tan poderosa como ha llegado a serlo en España, y si es ella la que no debe pasar penalidades y no los hombres de carne y hueso. La sumisión de la política al poder económico ha sido tan exagerada como lo es el impudor del poder financiero.
Y si sobrevuela en algunos cerebros estrechos y deformes la idea dejada caer de “conspiración”, deben analizar con profundidad cual ha sido el motivo de una indignación  tan unificada. La movilización no va contra la democracia, por mucho que algunos quieran verlo así, sino contra los que viven a costa del sistema democrático y lo están destruyendo.
Si como muestra vale un botón, ahí van algunas de las causas de esta protesta que afecta a todos los partidos y especialmente a los políticos que los integran, o mejor algunas de las posibles medidas que podrían hacernos volver a la esperanza en un sistema que tanto nos costó conseguir:
Listas abiertas en las elecciones para que no sea el partido, sino el elector quien decida a quien hay que elegir. Toda persona elegida para un cargo debe estar obligada a declarar sus ingresos y patrimonio al incorporarse y al abandonarlo. Exigir a los políticos que si durante el ejercicio del cargo son imputados de delito, lo abandonen de inmediato.
La movilización que estos días llama la atención por lo novedosa, debe servir a cualquier político honrado e inteligente para tener muy presente que la ciudadanía no es tonta aunque a veces ellos quieran hacérselo creer. Igualmente para evitar tanta palabrería inútil, proclamas, promesas y demás fanfarrias a las que acostumbran. El hambre no se calma con mítines ni el desempleo con sonrisas. Pragmatismo. Arreglos aunque sean pequeños pero auténticos y no para ganar votos.
No sé si conseguirán algo los que llenan las plazas de ciudades punteras. Al menos servirá de alerta para algunos políticos que bostezaban cómodamente sujetos a su muy querida poltrona.

Ana  María Mata
 Historiadora  y  novelista                  

20 de mayo de 2011

Media Maratón Vía Verde de la Sierra


Pido disculpas por el tiempo que llevo sin escribir en el blog; por suerte, bien atendido con las publicaciones de Ana María Mata. No es falta de motivos sino más bien todo lo contrario, exceso de asuntos sobre los que opinar y reflexionar, llegando a provocar saturación mental y creativa.

Tal vez el asunto más relajado, y que no quiero dejar por más tiempo, sea el deportivo. Los que me conocen saben lo que supone en mi vida y como, desde pequeño, me gusta probar todas las modalidades que se cruzan en mi camino.

 La última ha sido la de las carreras populares como ya he ido narrando en anteriores ocasiones. Curiosamente todas las que llevo desde la San Silvestre del 31 de diciembre son diferentes en cuanto a tipología y distancia.

En esta ocasión hago mención a la última carrera en la que he participado y que me ha llenado de placer entrenarla y de orgullo terminarla: La Media Maratón de la Vía Verde de la Sierra, con recorrido de 21.600m entre Olvera y Coripe. Para los que no la conocen les aconsejo que se acerquen para realizar su recorrido, o parte de él, en cualquiera de sus modalidades.

Olvera 7 de mayo de 2011. (9:00 am)

Un poco de trote para desentumecer las articulaciones y músculos y de paso mantener los nervios controlados.











En la salida nos encontramos unos cuantos habituales de estos menesteres. La lluvia nos acompaña durante el calentamiento.










Los casi 500 participantes nos vamos separando en grupos según las condiciones físicas de cada uno y vamos “disfrutando” de la maravillosa vía y su entorno natural. Los buitres con sus vuelos sosegados, parecen espectadores privilegiados de la prueba desde las alturas.





 Los números túneles nos tienen un poco nerviosos. Algún problema eléctrico los ha dejado a oscuras y en algunos, por su longitud, no dejan ver ni a 10 cm de los ojos, provocando quejas y que casi caminemos para evitar caídas o encontronazos.

En cualquier caso, una vez superado el kilómetro 15, tope de mi entrenamiento, y sintiendo que me encuentro bien, hago caso de los consejos recibidos por veteranos de la distancia y decido aumentar mi ritmo (únicamente una molestia en el tendón del pié izquierdo me plantea algo de dudas, pero decido arriesgar).

En el kilómetro 18 ya me veo capaz de terminar, y consigo alcanzar al grupo que me precedía. Mantengo mi ritmo y me voy separando de ellos, buscando enseguida la siguiente referencia visual.

Y llega el último túnel donde gracias a que me dicen que justo después está la meta lo utilizo para mi sprint final. 









 
Aun así algún corredor se me resiste y entra por delante mía.











La satisfacción es total. ¡¡He terminado mi primera media maratón!! 1h43min09seg. (4’46”/km)

Las condiciones han sido las idóneas. Dejó de llover justo al dar la salida y el sol solo ha aparecido al final. Incluso durante la entrega de premios ha caído una buena “manta” de agua.




Mis compañeros de carrera (cada cual a su ritmo) también han realizado un magnífico tiempo.










 Y por supuesto, ya pensando en la próxima, aunque por cierto, en estos momentos, y ha pasado más de una semana, estoy con hielo en la pierna derecha por una inflamación en el peroneo o tibial (no se exactamente cuál de ellos). Así que reposo y aprovechando para volver a charlar con vosotros en esta “Tertulia en Marbella”

 
Arturo Reque Mata
Arquitecto y deportista