Sala de espera del aeropuerto de Ginebra. Terminal B. Seis y media de la mañana. Vuelo 3214 Easyjet con destino a Málaga. ¡Valiente madrugón! No importa, ya dormiré en el avión; o me tomaré una siesta bajo el elefante de la playa de la Fontanilla. Tengo unas ganas de comerme unos boquerones con un pincho de tortilla y un tinto de verano, o de otoño, o de invierno… Y de ver el Mediterráneo, pasearme a su lado, soñarlo despierta. Y de disfrutar de la luz casi omnipresente, de recorrer Ricardo Soriano saludando a algún que otro viejo amigo, de tomarme un cafecito en el casco antiguo o de comprar pipas en el kiosko de la Alameda. Pero más que todo eso, mi corazón sonríe porque voy a besar a mis sobrinos, abrazar a mis padres y hermanos, llamar a mis amigos de siempre. Mi móvil recoge ahora nombres como mamá, Rodrigo, Susana, Toñi, Andresillo, Adelina, Rosario, y parece que se ha contagiado de la algarabía sureña, sonando alegre al ritmo andaluz. ¡Estoy en mi tierra natal!
Sala de espera del aeropuerto de Málaga. Terminal A. Tres y media de la tarde. Vuelo 0425 Easyjet con destino a Ginebra. ¡Qué bien que el avión salga a una hora decente! Además, así llegaré a Ginebra casi de noche y no me entrará el “yuyu” de las comparaciones climatológicas. Estoy contenta de retomar mis clases, con las pilas cargadas del sol marbellí. El fin de semana me han invitado a una fondue unos compañeros del colegio, cómo me gustan esas veladas tranquilas, con sabor a vino francés y olor a queso suizo. El lunes que viene toca la conferencia de psicosofía, espero no perdérmela. Me apetece mucho seguir con mi terapia acuática semanal, en la piscina calentita de Beau-Séjour. También pronto tengo prevista una cena en l’assiette genevoise, a ver qué nuevo restaurante descubrimos. Mi corazón vuelve a sonreír con esos pequeños proyectos mentales. Mi contestador contiene ahora nombres como Beatriz, Antonietta, François, Thuy, Chantal, y parece que se ha impregnado de ese aire multicultural que tanto me sedujo cuando aterricé en Ginebra por primera vez. ¡Estoy en mi tierra adoptiva!
Ana Reque
2 comentarios:
Hija mía, qué facilidad de adaptación. Me alegro de que lo tengas tan fácil, porque yo no me quiero perder la vista del puerto pesquero ni una sola de las mañanas.
Un besito, y cuídate.
Orfilo.
Marbella sale al mundo
http://www.diariosur.es/20080420/marbella/marbella-sale-mundo-20080420.html
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