(Publicado en el diario Marbella Express del 18 de junio de 2010)
Recientemente se ha publicado la posibilidad de que nuestra ciudad sea nombrada “Ayuntamiento olímpico” por su decidida apuesta por el deporte. Efectivamente se han celebrado importantes eventos, son numerosas las remodelaciones que se están haciendo en las obsoletas infraestructuras deportivas y varias las obras nuevas que repetidamente se anuncian. Existe un documento que puede que muchos de ustedes no conozcan, el Plan Local de Instalaciones Deportivas, redactado en mayo de 2008, pendiente de aprobación definitiva, y que tiene como objetivo: converger con el Plan Director de Instalaciones Deportivas de Andalucía, conocer el equipamiento existente, determinar las carencias que la ciudad tiene en infraestructuras deportivas y realizar la planificación de las instalaciones que deben construirse para paliar las deficiencia. Literalmente “define la tendencia en materia deportiva, para un periodo de tiempo determinado, que tiene como meta promover la práctica del deporte como hábito saludable y necesario, vinculado a la mejora de la calidad de vida”.
Al igual que ocurre con el recientemente aprobado PGOU, Marbella ha sido una de las pocas ciudades de Andalucía que ha desarrollado este documento tras la convocatoria de la Consejería de Turismo, Deporte y Comercio del 19 de junio de 2007, y esto hay que saber valorarlo.
Hemos sido ciudad europea del deporte en 2009 y nos hemos promocionado en el exterior. La imagen de Marbella se está recuperando, pero ¡cuidado!, los excesos de euforia y las pretensiones de altos vuelos llevan a descuidar la base de todo, los propios ciudadanos y sobre todo a nuestros jóvenes deportistas.
Hace años, tras acabar mis estudios de arquitectura y recién abierta mi oficina, mientras me iba haciendo al entonces, frenético mundo laboral, me aficioné por el piragüismo. Tuvo que ser de manera casual, tras hacer un breve curso de la mano de José Manuel Moreno, auténtico amante de este deporte. Éramos dos los inscritos y de esa guisa nos dedicamos a remar por nuestra bahía. Un año después, otros amigos de los de siempre, tras haber realizado unas multiaventuras en el Pirineo, se animaron por los kayaks y aumentamos el grupo de aficionados a los remos. Por aquello de la adrenalina y las hormonas de la juventud, nos dio por surfear olas con nuestros kayaks y de ahí pasamos a montar un equipo aficionado de kayak polo. Con mucha dificultad nos dejaron la pequeña piscina, descubierta por entonces, para entrenar, pero la mayoría de las veces nos íbamos a remar al mar al finalizar nuestras respectivas jornadas laborales. Recuerdo con simpatía la vez que junto a otro compañero, rondando los criaderos de mejillones, apareció a nuestro lado un delfín; lo vimos durante varios minutos y desapareció. No se cumplió lo de lanzarle la pelota para que jugase con ella. El sol se puso tras Sierra Bermeja, Marbella encendía sus luces con la Iglesia de la Encarnación destacando entre las edificaciones y Sierra Blanca como telón de fondo. El mar tranquilo y transparente reflejaba los últimos rayos de luz mientras nosotros terminábamos nuestro maravilloso momento marítimo.
Durante mi infancia y juventud he disfrutado muchas veces de nuestras playas y nuestro mar en muchas de sus múltiples opciones: pesca submarina o simplemente snorkel (como se llama ahora al buceo libre sin afán de pescar), pesca a caña, paseo en velero, esquí acuático, etc. Estos días, con el solsticio de verano a la vuelta de la esquina, en plena Feria de San Bernabé, me vuelve a la cabeza mi eterna pregunta: ¿Por qué ninguno de los gobernantes que han pasado por este municipio han promocionado los deportes náuticos de manera decidida? ¿Cómo se explica que una ciudad como Marbella, con veintiséis kilómetros de playa, cuatro puertos deportivos y un clima único en Europa no aproveche el potencial natural de sus playas para algo más que la contemplación desde las cómodas hamacas o multicolores toallas? ¿Cuántos de nosotros practicamos habitualmente un deporte marítimo? ¿Cuántas instalaciones públicas para este tipo de actividades tenemos? ¿Por qué no completar la oferta turística con algo más que golf y playa? ¿Por qué cuesta tanto innovar? No podemos seguir con la mediocridad heredada, hay que arriesgar y sembrar para el futuro. Nos lo están advirtiendo por todas partes: no vamos a volver a estar como antes, vamos a tener que replantearnos todo lo establecido. ¿Cuándo empezamos, o esperamos a que lo hagan otros por nosotros? Lo peor de todo es que ni el mencionado Plan Local de Instalaciones Deportivas contempla estas instalaciones como deficitarias y necesarias.
Ya escucho los cohetes del comienzo de la feria. Colorido y estruendo en su máximo esplendor. Como cada año, me quedo con la esperanza de que en estos momentos algún alma inquieta, tras finalizar los fuegos artificiales y con la emoción aún en su interior, eche un vistazo a su alrededor, vea el maravilloso Mediterráneo que con tanta serenidad y elegancia le acompaña desde que nació y se haga la promesa de disfrutar con él el resto de sus días.
Arturo Reque Mata
Arquitecto
(A mi padre, por haberme inculcado el amor por el deporte y la naturaleza)
2 comentarios:
Muy bueno Arturo, bravo.
Si esperamos que los políticos reaccionen, veremos a nuestros nietos quejándose de lo mismo dentro de 40 años, no te quepa duda.
Hay que animar a los más jóvenes para que emprendan negocios innovadores y atrevidos en esta línea. La Sociedad civil no solo está para quejarse sino que tiene la obligación (moral) de aportar su granito de arena para cambiar las cosas, buscar soluciones y animar a los políticos a que apoyen estas iniciativas.
Hay que buscar una manera de cambiar las cosas, sin depender demasiado de los políticos. En Cataluña se crearon escuelas de tenis gracias a la inicitiva privada y mira lo que es hoy; en el País Vasco fue la cocina; ¿qué puede aportarle Marbella y su gente al mundo?...
Jeffrey
Totalmente de acuerdo Arturo.
Personalmente hace 6 ó 7 años intenté probar la vela ligera en Marbella.
Inicié entonces un largo periplo por los puertos deportivos de nuestra querida ciudad y la conclusión final fue, para mi asombro, que NO existía una escuela náutica que ofreciera ese servicio.
El resumen final es que tenía que comprarme una embarcación y hacerme socio de uno de los clubs náuticos para poder dejar en sus instalaciones mi barco y entonces contratar los servicios de un profesor, previo pago de las pertinentes cuotas, por supuesto…
Al final me compré una bici de montaña y al cabo del tiempo un grupo de amigos hemos creado el CD Cicloturista La Vereita.
Y tengo que decir, desgraciadamente, que el panorama ciclista tampoco satisface a los amantes de este deporte en Marbella.
Este año, sin ir más lejos, hemos ofrecido a la Delegación de Deportes de Marbella nuestra colaboración para organizar el día del Pedal.
Por una serie de motivos que no comprendemos el día del Pedal NO se ha celebrado en Marbella, pero SI en San Pedro…
Es realmente triste que para asistir a un evento de este tipo nos tengamos que desplazar a Málaga, como han hecho algunos socios de nuestro club, para pedalear con sus familia e inculcar en los más pequeños el amor al deporte.
Por ellos, por nuestros pequeños, hay que actuar y debemos luchar para promover la práctica de estos deportes “minoritarios” en Marbella
Juan Carlos
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