(Artículo publicado en el diario Marbella Express el 11 de julio de 2011)
Siempre dije que el calor desajusta las neuronas cerebrales de los humanos, y creo que no debo ir muy descaminada a tenor de lo que voy a tratar en el artículo de hoy. Aceptamos casi con unanimidad que uno de los males de nuestro tiempo es la maldita prisa, esa rapidez con la que queremos que las cosas pensadas o deseadas se lleven a término, sin analizar los pormenores que esas cosas llevan implícitas para que lleguen a buen final con garantías de éxito. Queremos hacer mucho en poco tiempo, sin calibrar a veces el esfuerzo necesitado, sino la velocidad de su realización.
A la hora de exigir, con o sin derechos auténticos, nos ocurre lo mismo. Nada de esperas o paciencia, en una palabra, ni asomo de serenidad o ecuanimidad al juzgar lo que creemos ha de hacerse para la comunidad a la que pertenecemos. En ocasiones, es posible que con razón, pero en otras muchas, sin ella. Porque todo tiene un periodo justo de ejecución, nada aparece por generación espontánea, y como dice nada menos que el Eclesiastés : “Hay un tiempo para todo. Tiempo para el amor y para el desamor. Para la alegría y la tristeza, para el valor y la cobardía, para la acción y para el reposo…”
Por eso creo que debe ser efecto del calor. Los lamentos y las críticas anticipadas a las primeras actuaciones de un Consistorio que no lleva siquiera un mes en ejercicio. Demasiado poco tiempo para juzgar nada, por mucho que les duela a mis paisanos lo que estoy escribiendo, y saben de sobra que por lo general siempre estoy de su parte.
Pero creo que la templanza y la reflexión nos vienen bien a todos, empezando por quien escribe y por ello voy a intentarlo.
Zona Azul. Dos palabras que parecen invocar los males del infierno, a tenor de lo oído en los últimos días. “Les mueve solo el afán de hacer caja”; “no se ha contado con los vecinos ni comerciantes”; “la adjudicación es a la misma empresa del servicio de retirada de vehículos”…y un etc. muy parecido.
Verán, así de golpe, les diría a los arriba protestadores que son ciertas sus alegaciones, pero que todo tiene matices que conviene conocer en su totalidad. En primer lugar la llamada Zona Azul existe hoy en cualquier lugar del mundo donde haya el más pequeño foco turístico y doy fe de ello en el norte español donde, desde Santillana del Mar, Comillas, Llanes o Gijón, lo he vivido en mis carnes de visitante con vehículo. Lo de recaudar es tan lógico que no se como se extrañan, si conocen el estado de las arcas municipales. No hay dinero y habrá que inventar diversos modos de obtenerlo. Es triste que así sea, pero lo de la pérdida de caudales debimos pensarlo antes, en los tiempos de la mayoría absoluta de señores de cuyo nombre no quiero acordarme.
Dicho lo anterior, ahora toca el capítulo de carga, es decir, lo negativo de algo que en si mismo es normal. Con idéntica agilidad con la que se ha puesto en marcha la zona en cuestión deben, si cumplen con lo prometido, rescatar la concesión del transporte urbano y que su gestión pase a manos de una empresa pública. El transporte urbano en Marbella es uno de los problemas pendientes que denigra la categoría de la ciudad y la lleva a comentarios por parte de todos, turistas y residentes, que asustarían al concejal de turno si se molestase en oírlos.
Otro problema pendiente que necesita de la decisión firme de un Ayuntamiento eficaz es el de tomar medidas que favorezcan la movilidad en bicicleta, el objeto movible más utilizado en la Europa moderna, como también la peatonalización de espacios nuevos. En las ciudades que han tenido la valentía y el arrojo de hacerlo, las cosas han ido de mejor a excelente. Se trata de decisiones que pueden parecer difíciles, pero en las que se juega el buen futuro de quienes las realicen. Modelos hay para elegir, sin ir más lejos, Málaga y su calle Larios hablan por si solas.
Escribí al principio que nunca llueve a gusto de todos, ya que a la hora de contabilizar (sigo pensando que precipitada), me congratulo con la regeneración de las Dunas de Artola, con el aumento del número de policías en verano, y espero que de turistas, como los medios anuncian a bombo y platillo. Sin olvidar que se hayan acordado los de aquí o los de Sevilla, -alguna vez se darán cuenta que lo que nos importa son los hechos y no las discrepancias-de las Bóvedas de Río Verde para que no sigan con el deterioro que iban acumulando. El Patrimonio Artístico merece capítulo aparte. Todo se andará.
Quizás descansen de mis parrafadas por unos quince días aproximados, en los que, sin olvidarles, descansaré mientras busco nuevos temas para compartir.
Felices Vacaciones. Nos vemos en Agosto, si Dios, y quien sabe qué gobierno, lo permiten.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
2 comentarios:
Pensaba que al ser la misma Alcaldesa y prácticamente los mismos Concejales podíamos pensar en continuidad. Claro que así podríamos contabilizar cuatro años y dos meses, y eso si es mucho tiempo para mejorar lo mejorable ¿no?. Felices Vacaciones y hasta la vuelta
Esto es lo que hay que mejorar :
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