(Artículo publicado en el diario SUR el 6 de junio de 2013)
En la Marbella de los últimos años sesenta era ya
habitual la presencia de empresarios que en diversas ramas pero casi todas
relacionadas con la construcción habían decidido invertir en la ciudad, cuya
estrella brillaba ya con luz propia y
muy alto en el ámbito turístico. Indiscutiblemente apostaron por nosotros
aunque lo hicieran pisando ya tierra firme y con una casi segura garantía de
éxito.
Antes de hablar de ellos, quiero destacar a
unos cuantos nativos que con valentía digna de encomio y gran visión de futuro
se decidieron a salir de su mundo habitual, normalmente agrario, para meterse de lleno en uno nuevo y
distinto con todo el riesgo que el hacerlo conllevaba.
Situaré como uno de los primeros a don
Cristóbal Parra Sánchez, propietario de una explotación agrícola en San Pedro
Alcántara, que un afortunado día decidió liarse la manta a la cabeza y probar
en el terreno turístico. En 1961 promovió en pleno centro de Marbella el Hotel
San Cristóbal, y en San Pedro la Urbanización
Los Angeles. Dos años después en 1963, asociado con don
Antonio Duarte, don Luis Oliver y el hotelero don Jean Hammarel ( experto en
hostelería, anterior director del Hotel Palace de Madrid), Cristobal Parra abriría la empresa Hotel
Bellamar que estaría destinado a Escuela de Hostelería. También creó junto a otros promotores la Urbanización “Villa
Parra-Palomeras” en 1970, de la que formó parte el complejo “Oasis”.
Llamó mucho la atención en su momento el
hecho de que después de un viaje a Ginebra, el citado empresario Parra
instalara en el Hotel San Cristobal una escalera mecánica que fue la primera en
instalarse en la ciudad. Cristóbal Parra supo ver, igual que habían hecho los
iniciadores Soriano y Hohenlohe, las perspectivas de futuro que su pueblo
guardaba escondidas detrás de su fachada agrícola y su condición obligadamente
marinera. Algo nuevo se vislumbraba en un horizonte cuya existencia no conocía
pero que su olfato emprendedor le instó en arriesgar.
Algunos otros le siguieron en el nuevo camino
: don Francisco Gómez Reyes, construyendo un cine, bingo y otras actividades en
hostelería y construcción. Don Antonio Sánchez Cuevas, promotor inmobiliario
del barrio del Pilar, don Miguel Llanos, promotor del barrio Miraflores, don
Manuel Navarro, promotor inmobiliario y
en el negocio de automóviles…y unos cuantos más en variados oficios, no muy
lejos de la construcción imperante.
De fuera llegaban otros con ideas parecidas,
tal vez más innovadoras por el carácter de quienes las traían, hombres capitalinos, la
mayoría viajeros contumaces y conocedores de otros parajes turísticos, como la
Costa Azul o la Riviera Italiana.
Miguel García Rico fue un médico madrileño
que se enamoró de Marbella y abandonó la bata blanca para adquirir terrenos a
la derecha del río Guadaiza y crear el Hotel y la Urbanización Cortijo
Blanco. Amigo de García Rico, y de su
mano, llegó hasta aquí don Rafael Zea Morales, abandonando los estudios de
Económicas y con el dinero obtenido en pequeños negocios decidido a convertirse
en promotor. Lo primero que realizó en Marbella fue el edificio llamado Torre
de Marbella, primer edificio de alturas que se construía en la ciudad, con 9
plantas y 137 apartamentos al principio de los años sesenta. A la “Torre” le
siguió uno de los primeros apartoteles construidos en Andalucía, el llamado
Skol Marbella, junto a la playa de la Fontanilla, y después los tres bloques de
viviendas y locales llamados Nueva Marbella.
Es obligatorio reseñar la figura de don
Antonio Pérez de Tejada, quien asociado con don Carlos de Salamanca promovió
muy pronto, con anterioridad a los citados antes, la que sería la primera
“urbanización” en Marbella, bajo las sigla de “Ansol S. L.”, un grupo de 39
chalés construidos sobre terrenos de la Huerta del Faro.
Como el artículo no da para más dejaré para
otro los siguientes en llegar al grupo de promotores, hombres de reconocido
prestigio cuyos objetivos iban ya subiendo en la escala internacional turística
que íbamos alcanzando : Don José Meliá, don Ignacio Coca, y por supuesto el
colofón de don José Banús Masdeu.
Huelga decir que unido a lo anterior, la
mentalidad, costumbres, y demás rasgos cotidianos de los nativos fue
evolucionando a medida que la avalancha se acercaba.
Pero no es justo hablar siempre de pérdidas.
El que llega no siempre es invasor, también puede ser maestro sin palabras. Hubo
de todos, como es natural y las conclusiones deben sacarlas hoy quienes viven aún
y pueden analizarlas con rigor.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
3 comentarios:
Estimada hitoriadora,escritora,casi siempre estoy de acuerdo con sus escritos y comentarios;respecto a"empresarios valientes,refiriendome a los que no nacimos aqui pero nos enamoro esta tierra,y su gente que somos muchos,en mi caso llegue en 1961,para pasar el verano,y ya no me quise ir a Madrid donde tenia solucionada mi vida.CON MIPOVEN PRFESION DECIDI ESTABLECERME AQUI EN C/MIGUEL cANO,mE CASE CON UNA MAGNIFICA MUJER QUE AUNQUE ES GADITANA VIVIA AQUI,pues su padre estaba destinado aqui.Al poco tiempo y mucch trabajo y riesgo,teniamos varios negocios y bastantes trabajadores.Escibo esto para recordar a mi admirada Ana,que los que llegamos icluso antes que banus,con escaso patrimonio dinerario, aunque con suficinte preparacion, oficio,ganas de trbajar horadamente asi lo hicmos contribuyendo a que humildemente a la grandeza de esta marabillosa MARBELLA.
Cuento esto para recordar a nuestra admirada hitoriadoda,los "pequeños empresarios que colaboramos con nuestro amor y trabajo.
Querida Ana no me doy a conocer,porque porque yo no cuento,pero seguro que tu los encontaras.Saludos
Antonio Duarte era mi bisabuelo 😍🥰 Gracias por reconocerlo
MIGUEL GARCÍA RICO ERA EL HERMANO MAYOR DE MI PADRE Y ERA NATURAL DEL MUNICIPIO PACENSE DE TORRE DE MIGUEL SESMERO.
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