8 de diciembre de 2013

QUE DIRIA ROBESPIERRE


(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 5 de diciembre de 2013)

A fuerza de oír y leer día tras día en los medios las barbaridades, corruptelas y obscenidades de este país en el que vivimos, mi mente elucubró de golpe un juego malévolo. Me dio en pensar que opinarían y como habrían actuado en el momento actual una serie de personajes históricos de relevancia cuyos hechos en su época fueron muy destacados.
No sé por qué elegí entre ellos  a Robespierre. O mejor, sí, puede que sea por el interés extraordinario que en la Universidad daban, a quienes escogían Historia Contemporánea, al periodo de la Revolución Francesa. Afirmaban que con ella comienza realmente la modernidad y se abandonan los hábitos medievales todavía persistentes.
Cualquier alumno de Antonio Nadal estoy segura que sin pestañear diría de corrido lo que pasó en Francia a partir de 1789, después de los Estados Generales y la Asamblea Constituyente hasta  la Convención Nacional y lo que vino después. Ciertamente fue un tiempo histórico decisivo no solo para Francia, también para Europa y en general para la humanidad entera.
Como les imagino conocedores de los hechos que acontecieron tras la desaparición trágica de la monarquía y el advenimiento de la República, me centraré en  el más conocido de sus personajes: Maximilien  Francois Robespierre. Jurista de profesión, la defensa de los sectores más desposeídos y su notoriedad como escritor le llevó a la política, donde se convirtió pronto en uno de los más poderosos líderes de la Revolución. Le habían apodado “el Incorruptible” sobrenombre que demostró en sucesivos cargos, llegando al extremo de emerger de su persona un hombre autoritario y decidido a purificar  Francia de cualquier opositor a la pureza de la Revolución tal y como él la concibió desde un principio. Tuvo un trágico final, acorde con las traiciones, la violencia y el terror que su actitud provocó entre sus mismos seguidores, pero él no claudicó jamás.
Me pregunto que diría hoy de nosotros el temible Robespierre. Como reaccionaría ante la pasividad de todo un Estado y quienes lo forman frente a los casos que se multiplican sin cesar: los gobiernos que dieron dinero a Urdangarín para sus fechorías, el párroco que –dicen-dio a la hermandad del Rocío alimentos procedentes del Banco de Alimentos de Cáritas, para la romería…Sindicatos que imitan marcas lujosas para regalo de sus afiliados, Andalucía y su partida en los ERE  para cocainómanos, cuentas en B del partido gubernamental,  Fabras y asociados, Malaya, Baleares, Prestige,y un gran etcétera de desvergüenza en la política de un país en el cual los únicos que vivirán mejor de ahora en adelante serán los inmorales excarcelados, cuya presencia en la calle es como una metáfora cruel e indignante de nuestro presente desmoronado y caótico.
Tienen suerte todos los arriba expuestos de que estemos en un tiempo sin guillotina ni nadie parecido a Robespierre. Sin cárceles nauseabundas o al menos castigos ejemplares. De que todo prescriba cuando un o unos poderosos están entre los imputados. De que nadie asuma responsabilidades en hechos por los que todo el país sufre consecuencias desastrosas debido a errores que debieron subsanarse.
Robespierre (ni Danton, tampoco Marat)  podrían entender la pasividad de los sufridores, el silencio de los sans culottes actuales mientras le niegan trabajo y pan los mandatarios que se atiborran de delicias culinarias entre una y otra necedad parlamentaria.
Tenemos un jefe de gobierno mudo con aires de avestruz gallega. Un jefe de la oposición anacrónico, al que ni los suyos creen. Un miedo cerval a Europa por parte de todos, incluida la alta magistratura.
Un índice de paro escalofriante. La sanidad es a largo, larguísimo plazo. La educación está bajo mínimos. Y a pesar de ellos, seguimos creyendo que somos los mejores.
Es cierto que 1789 queda muy lejos. Afortunadamente no hay guillotina y las cárceles tienen televisión. Robespierre llamaría a la rebelión desde un móvil último modelo o un I-pad con pantalla reflectante.
Ana  María  Mata
Historiadora y novelista











2 comentarios:

Javier Lima dijo...

Son tiempos convulsos donde todos tenemos que arrimar el hombro. Si esperamos que venga alguien a hacerlo por nosotros, no habremos aprendido nada. Gracias Ana por ser conciencia de muchos.

AMUM dijo...

Ante tanta corrupción y miseria política me viene a la mente las palabras de JF Kennedy que hace 50 años dijo a sus conciudadanos :"no te preguntes lo que puede hacer tu país por ti,sino lo que puedes hacer tu por tu país."Entonces y ahora una llamada a la conciencia ciudadana.Habrá llegado la hora de manifestar un descontento general......?De un organizarse, de una desobediencia civil?