18 de marzo de 2014

NADIE SABE DE NOSOTROS



(Artículo publicado en el periódico Tribuna Express el 13 de marzo de 2014)
 
La literatura otorga más placer que todos los políticos juntos, y por si alguien quiere convencerse de ello permítanme dedicarle el artículo de la semana para conducirles hasta un libro excepcional que, por no estar en la línea de los llamados bets-sellers, va a privar a muchos de su hermosa lectura.
 El título, arriba enunciado, presagia cierta profundidad en su contenido, ya que realmente saber, lo que se dice saber, o mejor, conocer lo que ocurre en el interior de cualquiera de nosotros, es tan difícil como fácil puede ser afirmar que nuestra apariencia exterior, el rostro que mostramos hacia fuera, nos corresponde.  A partir de cierta edad, especialmente, todos llevamos una máscara que nos parapeta del personaje auténtico a favor de otro, más parecido al que quisiéramos ser y al cual imitamos.
El asunto del “yo” y sus dobles es tema peculiar muy del gusto de psicoanalistas y psicólogos, desde que al señor Freud le diese por sentar a sus contemporáneos en el diván. Digamos, por tanto que es bastante normal el hecho de que nadie sepa de nosotros, y en consecuencia debiera ser difícil juzgar al vecino sin correr el riesgo de equivocar el veredicto. 
Creo que ese es en esencia el objetivo de la autora de la novela, una mujer de gran prestancia en su tierra –Italia- pero casi desconocida por estos lares. Su nombre es Simona Sparaco. 
Una mujer joven y su pareja luchan por concebir un hijo cuyo embarazo se les resiste. Tras larga espera, el anuncio del mismo les proporciona enorme felicidad hasta que en una ecografía de las últimas semanas, el ginecólogo advierte algo extraño en ella y después de largo estudio les comunica que el hijo que esperan viene con un problema de huesos. La displasia esquelética que sufre no solo le convertirá en enano, sino que en pocos años le llevará a la muerte por la opresión de huesos sobre corazón y pulmones, que le acarreará asfixias intermitentes.
El meollo de la novela llega en el momento de tomar una decisión sobre el hijo, todavía sin nacer, decisión en la que la autora esgrime gran capacidad narrativa, filosófica y humana por parte de los personajes cercanos a la pareja y a los futuros padres.
Por supuesto que no voy a contarles cual fue tal decisión ni como reaccionaron cada uno de los familiares ante ella. Si a un escritor o escritora se le conoce por la sicología que sabe impregnar en los habitantes de la novela, Sparaco es gran novelista y sale de este difícil litigio con sobresaliente cum laude.
La vida, ya nos lo dijeron, es un valle de lágrimas, pero cierto es que en ocasiones, hay en ella tantas lágrimas que más bien puede ser río, arroyo o mar. Todo puede cambiar en cuestión de un segundo: por ejemplo, aquél en que un hombre vestido de blanco, observa con el rostro demudado una ecografía sin atreverse a mirar de frente a la mujer que espera ansiosamente.
Argumento de máxima actualidad, tema candente, polémico y analizado desde fuera por ojos ajenos a la revolución íntima de quien lo sufre en su propio cuerpo.
Con ser el tema lo esencial, valoro personalmente la maestría de la autora a la hora de describirlo. De exponer ante nuestra mirada lo distintas que pueden ser las actitudes de quienes amamos y creemos conocer al enfrentarse al sumo dolor y la desesperanza. También la personal de quien es el centro de la novela, la protagonista de un problema para el que nunca  nadie le había preparado. Cómo el pragmatismo puede derivar en fantasía, y lo onírico en realidad.

Cómo los seres humanos son más complejos y diversos que las normas que intentan dirigirlos. Abstracciones que se quedan obsoletas y sufrimientos que van más allá de todas las convicciones.
Una novela extraordinaria que se abre paso entre tanta mediocridad literaria disfrazada de erotismo barato o pseudo-historia. Lástima que muchos lectores prefieran llenar su mente con aventuras sin fin y dinastías inacabables cuando la verdadera y definitiva aventura estará siempre dentro de nuestro propio interior.

Ana  María  Mata
Historiadora y novelista



       

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