Confieso que soy defensora acérrima de lo que
mi hijo, arquitecto, llama urbanismo y ciudades sostenibles, entendiéndolo como
algo que no vaya a estropear el eco-sistema en el que nuestras vidas están
ubicadas.
Desde ese punto de vista, lo ideal sería que
los ciudadanos de hoy nos mentalizáramos en lo provechoso que resulta el
movimiento de piernas y pies para movernos de un sitio a otro, como también el
uso sustitutivo del automóvil por la sencilla bicicleta, más deportiva, más
ligera, y especialmente, menos contaminante.
Ocurrirá en un día no lejano que España se
moverá mayoritariamente a golpe de pedaleo constante, y llegaremos a emular a
Holanda y Dinamarca, líderes del asunto. Pero mientras eso acaba por triunfar -
zoquetes, como a veces somos en toda innovación- las distancias debemos
cubrirlas con el coche, y eso parece que siguen pensando los vendedores de los
mismos, a tenor de la ingente publicidad que introducen una y otra vez en televisión y demás medios.
Ocurre que el vehículo cerrado necesita en un
momento dado que se le aparque para realizar gestiones, trabajos diversos,
compras, etc…y aquí encontramos el motivo de este pequeño artículo de hoy.
Aparcamientos. El eterno problema del conductor. ¿Dónde aparco que no me cueste
un riñón? Hace uno o dos años nos ofrecieron la solución, o eso decían. Zona Azul. Pintadas en el suelo y movilidad
del aparcante. Nos parecía lógico, a unos más que a otros, pero solución al
fin.
Y hete aquí que con la experiencia llega el
tío Paco con sus rebajas. Me explico. Usted pone el coche en un aparcamiento
donde funciona la zona azul. Se acerca al parquímetro o monolito para pagar. Se
detiene y trata de pensar cuanto tiempo va a tardar en la gestión que le ocupa.
Imposible adivinarlo si se dirige, por ejemplo a un centro de la
Administración. Allí tienen un cálculo del tiempo distinto y personal. Coloca
en el parquímetro lo más de acuerdo con su imaginación. Dos euros, a lo más
tres: no voy a tardar tanto…pero tarda un cuarto de hora más, y corre como alma
que lleva el diablo hacia su coche. Papel en su parabrisas. Regalo de la zona
azul. Multa de 50 euros. Si la paga, antes de no sé cuando, 25. Eso sí, primero
deberá ir al Banco o entidad que ellos disponen. Luego a otro a pagarla,
siempre en las horas fijadas, ni antes ni después, con cola normalmente. Y con
suerte, la gestión que a lo mejor era intrascendente,
se transforma en una semana de idas y venidas, además del robo a su bolsillo.
Extralimitación de funciones. Eficacia
exagerada. Robo descarado de la empresa que lleva el asunto este de la zona
azul. Una cosa es dejar el coche allí todo el día o toda la mañana y otra el
celo de los guardas en espiar al
vehículo pasados los primeros dos minutos de tardanza.
Eso no es servicio al ciudadano, eso es
tomarnos el pelo y recaudar a nuestra costa mientras el Ayuntamiento no licita
zonas libres para aparcar aunque sean fuera del centro, sin necesidad del
rótulo azul y de la excesiva rapidez del guarda de turno.
Una ciudad que se precie debe contar con
suficiente espacio para que los residentes y turistas puedan aparcar sin que
les esquilmen, y den mala fama a dicha ciudad.
Los aparcamientos privados poseen unas tarifas de infarto, y mientras sigan así seguirán como
están algunos, vacíos a todas horas.
Imagino que nuestra ciudad habrá hecho un
estudio, no solo recaudatorio y de marketing, sino también, de los requisitos
que necesita para ser considerada como de primer orden en el Turismo nacional e
internacional. Uno de ellos se relaciona
con el aparcamiento.
Y si les parece mejor, pues miren, hagan una
campaña mayoritaria, extensiva e impactante a favor de la bicicleta, de sus
beneficios, de su carácter ecológico, lo saludable y todo lo que se les ocurra.
Empezando por colocar los carriles bici que hacen falta.
Todos nos sentiríamos agradecidos.
Ana María Mata
(Historiadora y Novelista)
2 comentarios:
La verdad es que siendo una defensora de la bicicleta, me ha sorprendido la crítica a la zona azul. Querida Ana, la única forma de llegar a ese escenario futuro nuestro de usar más la bici (o cualquier otro modo de transporte público que le haga la competencia al coche) es penalizar el uso, y eso se consigue por ejemplo con el aparcamiento. Yo soy defensor de la zona azul, porque resulta una medida desmotivadora (un poco) del uso del coche para todo... fíjate, justo ese estar encima de que se pase el ticket es la forma en la que, si has tenido mala suerte y te has pasado y te han puesto la multa, la próxima vez te pienses de nuevo si ir en coche... a lo mejor te consigue disuadir y optas por el bus... o por la bici...
Como te digo, zona azul sí, como vía para des estimular y disuadir el uso masivo del coche. Y más cuando hablamos de Marbella, que tiene un brutal problema de uso del ccoche y del aparcamiento... en fin, espero que veas con mejores ojos la zona azul, es una buena forma de penalizar al coche... la gente por sí sola no se pasará a la bici...
Creo que son mas los que hablan y promocionan el uso de la bicicleta, que los que la usamos realmente a diario y felices de hacerlo.
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