En cualquier lugar costero el
paseo marítimo suele ser uno de los lugares más concurridos. La visión del mar
en toda su plenitud se une en el de Marbella a su espléndida vista, en los días
claros, de la costa africana y de Gibraltar, factor este último que le da un
toque distintivo de excelencia.
Creíamos en nuestra inocente
ignorancia que la construcción desarrollada a sus pies tenía unas normas claras
y precisas, siendo como es terreno de arena para bañistas y paseantes. En el
nuestro, además, existen trozos desgraciadamente muy castigados por temporales
reiterativos en los cuales la presencia
de arena es escasa, como ocurre en el trozo situado en la playa de la
Fontanilla, a la derecha de la desembocadura del río Guadalpín .
Este trozo en concreto es el
objeto de mi artículo, al situarse en él una construcción, a medias hoy, debido
a un parón que creíamos definitivo, pero que se ha reanudado para nuestra
sorpresa en las últimas semanas. Se trata de un chiringuito de grandes
proporciones, cuya parte inferior se introduce literalmente en el mar, mientras
que el resto es un gran mamotreto que impide y obstaculiza por completo la
visión del resto de la costa. Lo entenderán mejor si les digo que paseando por
la orilla, es imposible continuar por el lado sur, y es necesario volver al
paseo marítimo y darle la vuelta al edificio.
El futuro chiringuito es hasta
el momento objeto de comentarios de todo viandante que se cruce con él en una
posible ruta paseística. Y no precisamente halagüeños. Los muchos adjetivos de
negación se han ido resumiendo en uno solo que los abarca en su totalidad. Se
le llama “la vergüenza” del paseo marítimo.
No hay, hasta el momento nadie que no contraiga sus músculos faciales en gesto de horror ante la visión de este monumento a lo antiestético que produce la impresión de una bofetada en pleno rostro en momentos que habías deseado pasear con total relajación.
No hay, hasta el momento nadie que no contraiga sus músculos faciales en gesto de horror ante la visión de este monumento a lo antiestético que produce la impresión de una bofetada en pleno rostro en momentos que habías deseado pasear con total relajación.
Contra todo pronóstico, la
licencia de obras aparece en un lado de la cubierta que lo cubre, y ante este
descabellado gesto, no se si municipal o de la Junta, no me duelen prendas al
expresar que muy ciegos han tenido que estar los “licenciadores” o, pensando en
los modos que circulan hoy, muy llenos de algo que no es precisamente flores o
caramelos.
No se entiende. Es tan
absolutamente incomprensible, que, quien escribe, ha debido cambiar la ruta de
su paseo por no recibir más peticiones rogativas de protesta escrita en torno
al chiringuito. Si me lee alguno de los que lo conocen, me entenderá y verá que
le estoy haciendo caso a su petición tan necesaria como lógica.
Una ciudad está constituida por
muchas pequeñas cosas cotidianas que acaban construyendo su personalidad y su
carácter. No podemos aceptar que el Consistorio permanezca al margen de estas
cuestiones, cerrando los ojos a hechos como éste. Me pregunto, como mis
paisanos, si esta licencia de obra da pie a que otros cuantos con idéntica
falta de rigor y sensibilidad lleguen otro día a solicitar un permiso para
levantar otra “vergüenza” semejante. Creo que en igualdad de condiciones,
cualquier empresa podría hacerlo con la misma naturalidad, ya que la ley
acabaría por darle la razón.
Quiero dejar constancia de que
ese chiringuito, por el camino que lleva, llegará a ser un punto negro en
nuestra dignidad, por lo menos en las de los gobernantes que lo aprobaron. Y que sepa que nace con el nombre ya puesto:
La Vergüenza.
Ana María
Mata
(Historiadora y Novelista)
1 comentario:
Estimada Ana María:
Mi enhorabuena por tu valentía,sinceridad,indignación que serà de muchos que pertenecen a la “mayoría silenciosa”,por tu artículo titulado Vergüenza.Ante lo narrado y contemplado diariamente por semejante barbaridad urbanística en pleno Paseo Marítimo junto con los bancos de espaldas al mar en la época de la actual Alcaldesa de Marbella hace unos años construídos nada màs iniciado su mandato para eliminar en cierta manera a los del difunto Jesús Gil de cara al mar,me pregunto qué hubiera sucedido si este chiringuito se hubiese construído en el Gilismo.Lo màs probable es que en la ciudad hubieramos tenido màs de una manifestación convocada por la partitocracia marbellí con sus màximos representantes al frente y todas las televisiones junto con las cadenas de radio locales,nacionales e internacionales emitiendo en directo sus programas frente al Chiringuito en cuestión.No es de extrañar que cada vez màs la ciudadanía desconfiemos y nos alejemos de nuestros supuestos representantes políticos con solamente un 44% de participación en las últimas elecciones municipales.Quien haya concedido esta licencia de obras debiera explicar sus razones para su aprobación.En caso contrario,la sospecha de la corrupción estarà de nuevo presente en la mente y a la vista de los ciudadanos en general.Iñaki Arruabarrena,Marbella.
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