Creo que se ha dicho ya todo o casi todo del resultado electoral.
Comentarios y análisis tan variados que me da por pensar que las elecciones sirven más que nada para
que la gente tenga un motivo de desahogo y los periodistas material gratis para
sus columnas hasta el momento, al menos, de formalizar los gobiernos
correspondientes.
También sirven para no fiarse mucho de las encuestas y sondeos a la
vista de los aciertos que en Andalucía han tenido esta vez.
Fotografía de Susan Ogrocki |
Sea como sea, lo cierto es que la batalla entre rivales ha concluido y
como dice Juan Goytisolo en su libro “Paisaje después de la batalla”, ahora es
necesario construir un paisaje nuevo o si quieren, ver el mismo desde una
perspectiva diferente. No hay más cáscaras, como decían los antiguos. Guste o
no el resultado obtenido, se impone la realidad escueta. Los ciudadanos de a
pie solo podemos esperar actuaciones, protestar ante lo que consideremos mal
hecho y dentro de unos años, cambiar el voto. Es decir, poca cosa, ante la
multiplicidad de problemas existentes. Pero como ayuda a una resignación
anticipada les propongo una reflexión, si me apuran, optimista, quiero decir no
tan mala como cabría esperar.
En algún lugar del planeta y movido por seres todavía terrestres, debe
estar el origen de este fenómeno llamado “crisis” que nos ha ido invadiendo
poco a poco como un tsunami devastador. Los poderosos primero, y el resto del
personal después, aplaudieron la idea de que debíamos actuar como si todos
tuviésemos en algún lugar oculto una inmensa fortuna. Hasta le pusieron nombre:
Estado de Bienestar. Conforme a él podíamos llevar una existencia placentera
sin que en ella faltase lo que consideramos esencial: doble mansión, segundo
coche, ropa y zapatos de marcas, ágapes suculentos, viajes exóticos,…etc. De
golpe el lujo nos parecía siempre al alcance de la mano. Y ahí estaba con solo
acudir al Banco más cercano y solicitar el crédito que serviría para celebrar
(por ejemplo) la Primera Comunión
del niño/a con la alegría económica del
momento. En nuestros lares de marbelleros afortunados, el que más o el que
menos trabajaba en algo relacionado con grúas, cemento, ladrillo y paleta.
Urbanizaciones por doquier, al punto casi de invadir Sierra Blanca. O el mar,
que para el caso venía a ser lo mismo. La felicidad tenía nombre de bolsillo
sin fondo. Inagotable, así lo creíamos. Nadie nos advirtió de lo contrario.
Ningún cerebro gris en economía dio la voz de alarma. Como Caperucita en el
bosque, cuando quisimos darnos cuenta, teníamos el lobo encima. Y ya se sabe lo
que acostumbran a hacer los lobos.
El resto es la actualidad pura y dura. ¿La reflexión prometida y no
negativa? …pues, verán, ocurre que también hay otras formas de vivir si no tan
cómodas, si agradables y baratas: Desde la
contemplación de la
Naturaleza en pleno vigor con la primavera, hasta la de
pensar que nuestros hijos pueden disfrutar igual o mejor con una caja ce
cartón, unas chinuelas, un baño en el mar o un balón antes que con los
carísimos aparatitos que los aíslan de la familia. Que andar es sano, no
necesita combustible y ayuda a las arterias. Que las marcas son un signo de
estupidez elevado al cuadrado, porque solo consiguen enriquecer al fabricante.
Que una boda o Primera Comunión es igual de emocionante con almuerzo
pantagruélico o con chocolate y churros. Que un buen libro puede superar el
placer de un crucero, sin peligro de encallar, y que una sonrisa o gesto de
cariño tiene inmenso valor, pero no precio.
Como ninguno de los partidos participantes iba a solucionar el gran
enigma de la crisis, mejor será no sofocarse y arreglar nuestro propio mundo
interior. Los políticos, en sus particulares batallas, créanme, no tienen una
vida mejor. A todos les acecha el infarto.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
3 comentarios:
Totalmente de acuerdo con lo comentado.
Solo me gustaría añadir como reflexión positiva a todo lo sucedido que,sobre todo en lo económico, siempre nos irá bien en la vida si hacemos de hormiga y no de cigarra. Debemos de dejar de buscar culpables de nuestros problemas (crisis, bancos, gobiernos, clase política....) y utilizar nuestra vitalidad (la que nos quede)en pensar que somos parte de la solución (aplicando actuaciones como las que usted a enumerado).
Saludos
El banco de España llevaba mucho tiempo antes de 2008 advirtiendo a los bancos que no comprasen más ladrillo, pero como la vivienda siempre vale más ...
A los empleados de banca que más productos venden (hipotecas, seguros, prestamos, etc ...) se les dá un plus
10 años de feroz construcción, ya no se puede construir más, sin el puerto del jeque no crecerá Marbella
Álvarez-Cascos 194.000 euros
José Bono 82.600 euros
http://www.laopinioncoruna.es/espana/2012/04/01/cascos-sale-marco/595485.html
España va bien ...
:(
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