9 de julio de 2012

MENOS PUEDE SER MAS


Con demasiada frecuencia olvidamos los hechos históricos del pasado y rechazamos las enseñanzas que de ellos deberíamos extraer. Especialmente los desgraciados esconden en sus páginas trágicas consecuencias  que son infinitamente valiosas. Pero es cierto que volvemos a caer en la misma piedra donde antes nuestros antecesores tropezaron y se dieron de bruces. Somos tan fatuos que tendemos a creer en que a nosotros no va a ocurrirnos igual.
El problema económico actual es tan antiguo como el hombre mismo y a pesar de los hechos terribles que muchos propiciaron, en época de bonanza nadie quiere (ni estados ni ciudadanos) oír hablar de restringir gastos, imitar a la inteligentes hormiga en su sabia idea de prevención y no actuar como chicharras dislocadas que es lo que hemos hecho. En el momento en el que los mercados funcionan entramos en el frenesí del consumismo con idéntica ansiedad que el niño ante el helado de chocolate. A veces me entra la duda de si en verdad pertenecemos, como nos han dicho, al calificativo de “sapiens”.
Tal vez aún estemos a tiempo ahora de dedicar unos minutos en reflexionar si de la tan cacareada crisis podemos sacar algo positivo. Algo que no se traducirá, por supuesto materialmente en nada, pues por ahí van precisamente los tiros; por el exceso de materialidad acumulada de muy diferentes maneras. Casas, coches, joyas, juguetes, vestidos, adornos, aparatos diversos…hasta un etc larguísimo. De todo ello hemos tenido tanto que el hastío llegó a preguntarnos si no existirían novedades que también pudiésemos comprar. Por desgracia las drogas y el exceso de alcohol  entraron ahí.
Existe una lectura distinta para tiempos como los de hoy que no nos vendría mal tener en cuenta. Basta con echar una leve mirada hacia atrás.
Para mi generación, que no vivió la guerra, pero sí sus consecuencias posteriores, la famosa pos-guerra, con sus cartillas de racionamiento, las muchas restricciones y en general la falta de casi todo lo que hoy consideramos imprescindible, creo que fue una escuela provechosa de la que nuestros hijos, por ejemplo, no han podido aprender. La escasez material impulsa la imaginación hasta límites insospechados. Una caja simple de cartón era, por esos años, tantas cosas posibles (casita de muñecas, coche, garaje, joyero,) que nos lo pasábamos bomba con ella, como con la piedra con la que jugábamos al “Rayo”, las canicas o cualquier objeto desechable. Por otro lado, sabíamos que no podíamos optar a más de los que nos daban, y no se nos ocurría pedirlo. La calle era nuestro paraíso particular, las bicicletas tardaron en llegar, la playa el no va más de la diversión y unos recortables de papel el motivo de reunirnos con amigas que tenían otros parecidos.
Quiero decir que nuestros valores eran de muy distinto calibre porque no entraba en ellos la competitividad, el ser más que el otro o presumir de riqueza. La naturaleza era  lo más precioso que teníamos y no costaba dinero. El sol motivaba excursiones al campo, a la montaña y al mar. El respeto se conseguía por méritos propios, no por altas finanzas. Los maestros no sufrían depresiones, el hombre de campo solía vivir sin fármacos mucho tiempo y el de ciudad –siempre con excepciones– llevaba  una vida modesta pero sin stress. La radio cantaba más que hablaba y nunca de economía. La televisión…¡uf!  la televisión  nos parecía algo tan irreal que casi no le hacíamos caso.
Verán, no me interpreten mal. No pretendo inducir a vivir como en los años cincuenta. Sé cuanto hemos conseguido, pero deberíamos recapacitar sobre los excesos a los que sucesivamente hemos ido llegando.
La libertad fue nuestro primer y más importante logro. Pero lo que vino sin que ella  interviniese, como lujos, marcas, codicia, envidias y acumulación de inutilidades, tiene un condicionante negativo. Lo estamos sufriendo porque nos hemos acostumbrados a que el dinero sea el dios de este absurdo presente. Y para ese dios, no existen ateos practicantes.  Es el reverso de tanto, demasiado, bienestar.

Ana  María  Mata
Historiadora y novelista

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