(12 de septiembre de 2012 –
D.E.P.)
Fue realmente un día triste y
sentido para todos los que de una forma u otra conocimos, compartimos o tuvimos
la satisfacción de ser coetáneos de esta extraordinaria persona.
Porque Jesús Castellanos, no solo
abarcaba su círculo más íntimo y cercano, sus palabras, su voz y su manera de
entender y ver las cosas, llegaban más allá de su presencia física.
Calificar o encuadrar a Jesús
Castellanos, en un solo contexto es prácticamente imposible. Muchos lo
conocíamos en diferentes ámbitos y en todos destacaba por su forma de ser, sus
conocimientos, y su enorme generosidad y bondad. Hacer un reconocimiento al
Jesús Castellanos académico, al profesor, al cofrade, a la persona, es atrevido
y puede que hasta imprudente por mi parte. Alabar a mi amigo es duro e injusto,
pues seguro que no podré sacar toda la grandeza, que para mi emanaba su
persona.
Doctorado en humanidad, su mundo
se había insertado en la Málaga
autentica, en la Málaga
que busca sus raíces y a veces la encuentra, en un ser universal, que supo
sacar lo mejor de cada rincón. Una mente abierta, ágil e inteligente, que huía
de ataduras y estrecheces, con una capacidad para vislumbrar y acceder a las
situaciones, extremadamente precisa y concisa. Un recuerdo imborrable.
También un legado que nos ha
quedado incompleto, porque nuestra sed de conocimiento ha quedado cortada de
raíz, para los que bebíamos de su inagotable fuente. Ahora será un tesoro,
cualquier porción de tiempo que nos dedico, porque ya no habrá más soluciones y
mejores consejos a nuestras dudas. Será un legado su magnifico Pregón del año
2.000, porque como el dijo: “No se será papel interpretado” y si lo que fue su
vida. Nos quedará, esos bocetos y trabajos a través del blanco papel, donde
tomaban vida, ángeles, orlas e imágenes que brotaban con la naturalidad, del
que esta tocado por la
Artes. La creación de todo un mundo lógico y preciso, un
universo personal, que labró con sus propias manos. Y todo lo hizo con la mayor
dedicación, elegancia y buen hacer de la persona recta, culta, honesta y
humilde, que los más cercanos sentíamos en su presencia.
Habrá amigos, periodistas, ó
compañeros que puedan describir una buena crónica de su vida y milagros,
alguien que con letra de plata, nos haga vivir sus vivencias, alguien que borde
su vida en un tapiz de seda y oro, alguien que nos saque los mejores recuerdos
de su extraordinaria humanidad, que nos haga sentir plenos y orgullosos de
haberlo conocido y a la vez, más dolidos e impotentes por su perdida. Donde la
amargura se nos vuelva tormento, y donde veamos que el vacío será eterno.
Yo solamente puedo decirle, adiós
al amigo.
Descanse en Paz, D. Jesús
Castellanos Guerrero.
Francisco Torrisco
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