Me parece precioso el título que encabeza el artículo del blog: El Turista Marbellero. He pensado muchas veces cuanto me
gustaría poder ser turista de verdad en mi propia ciudad, para así poder sentir
la impresión que el verla por primera vez debe experimentarse, la sorpresa de
ver nuestras calles con ojos vírgenes e incluso encontrar los pequeños defectos
que sin malicia, encuentren algunos.
Foto del Facebook: "Fotos deMarbella Antigua" |
Pero es cierto que sí podemos serlo de
segunda mano, es decir, recorriéndola con rigor, separando el cariño de la realidad,
alejándose del puro sentimiento. Deberíamos hacerlo de vez en cuando, para
confirmar las vivencias ( hoy nostalgia pura) de los que hemos ido creciendo al
amparo de la Torre
de la Encarnación,
de la Plaza de
los Naranjos, de estrechas calles en las que jugábamos mejor que en nuestras
casas, porque eran pasadizos secretos que nadie alteraba, de la Alameda donde nosotros,
nuestros padres y nuestros hijos íbamos a lanzar nuestra niñez al entonces
polvo que la cubría…a una playa en la que, como dice Serrat, siempre seguiremos
jugando, aunque ya no estén las barcazas ni las redes, pero sí el mar que
tantas veces acunó nuestros sueños.
Fotofrafía de Francisco Román |
Como no soy técnica en distribución urbana,
escribo estas líneas para invitar a quienes dudan en pasear por el Casco Antiguo,
a quienes les parece caro, para algunos que parece encontrarlo pequeño para sus
ambiciones consumistas.
Hay que renovar muchas cosas, pero busquen
mientras tanto y encuentren el corazón y la esencia en cualquiera de sus
calles.
Ana María Mata
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