8 de marzo de 2013

PROYECTOS FANTASMAS


(Artículo publicado en el diario SUR del 7 de marzo de 2013)
No hace falta acudir a Heidegger o Nietzsche, para que sentimientos nihilistas invadan nuestro momento presente. Por el contrario, por mucho que leamos al viejo Epicuro y sus tesis sobre como vivir el placer o la alegría, no serán suficientes como para devolvernos la ilusión que hemos ido enterrando forzosamente conforme este tiempo feroz y quienes lo dirigen, nos ha obligado a hacer.
Conformarse con la supervivencia es  ya un logro en el que todos estamos inmersos. Quien más, quien menos, conoce a alguien de su entorno que soporta males mayores a los suyos y eso es, por desgracia motivo de conformidad. Así están las cosas mientras el mundo globalizado de hoy continúa mandando noticias de escasa trascendencia y hasta ridículas, como si pretendieran, periodistas y editores, distraernos, cual juguete nuevo ofrecido al niño que llora.
A veces me da en pensar que algo parecido subsiste en el fondo de titulares aparatosos leídos en la prensa y visto u oído en distintos medios. “Callemos las protestas sobre algo concreto que no vamos a solucionar, con la información a toda plana de un proyecto ante el que nadie podrá resistirse”…o bien : “Con estas fotos y un buen titular, volverán a creer en nosotros y lo que prometemos que vamos a hacer”.
Hablo ahora de nuestra ciudad porque es la que me duele y donde ocurren cosas como lo escrito con demasiad frecuencia, o al menos con demasiada futilidad. No quiero volver a sacar a relucir el asunto del jeque y el puerto fantástico que iba a sacarnos de la crisis, porque ya le dediqué un artículo en solitario. Estamos a la espera de que no ya el jeque, sino la administración correspondiente explique con transparencia (la palabra del momento, oigan) que va a pasar con el proyecto estrella  para el Ayuntamiento y la Junta, con el que nos distraen desde hace ya demasiado tiempo.
Me siento terriblemente ofendida cuando leo, como he dicho con amplios titulares y fotos, la futura y próxima creación de una Universidad Internacional en Marbella en terrenos de lo que llamamos El Pinillo, adquiridos por una sociedad empresarial suiza. Según el papel de la prensa que conservo la Universidad pretende ser inaugurada en septiembre u octubre próximo.
Les confieso que en lo referente a cultura y al vocablo Universidad soy especialmente sensible por razones que no vienen al caso. Lo digo para expresar la emoción que dicha noticia me produjo y la esperanza, que a pesar de mi natural desconfiado, surgió en mí.
Por fin Marbella será algo más que lugar de ocio, sol, golf y urbanizaciones donde se camufla el dinero de países aparentemente comunistas, me dije, mientras imaginaba aulas con alumnos de todas nacionalidades, bibliotecas dignas, conferencias, intercambios y hasta un Paraninfo como es debido. Soñé con la idea de que aprovecharan nuestro clima hombres del saber para impartir clases magistrales y ocupar aunque fuese un pequeño lugar en el variado mundo académico.
Todo eso soñaba y hasta vivía –como dicen ahora de forma virtual-, cuando una semana más tarde idénticos titulares exponían las declaraciones de la Junta de Andalucía, afirmando claramente que ni un solo papel había llegado a sus manos en relación con la Universidad de mis sueños, y que el proceso para dicha creación y posterior apertura era lo suficientemente complicado como para hablar de que sea  una realidad próxima.
Es decir, que los terrenos pueden estar comprados (y es posible que hasta pagados) pero de ahí a que los suizos en cuestión decidan cuando edificar algo parecido a un centro universitario, hay una diferencia tan grande como para denominarlo por el momento y mientras los hechos no me demuestren lo contrario, un nuevo proyecto fantasma, como sigue siendo el puertecito de marras con jeque incluido.
Tal vez la buena fe esté detrás de todos ellos, pero no se vive de ensueños ni de fantasmagóricos proyectos. Porque a la larga el personal como Caperucita y el lobo, escarmentado, ve tan solo el engaño de quienes lo anuncian a bombo y platillo para seguir todo lo que puedan  en sus sillones de mando.

Ana  María  Mata     
Historiadora y novelista 

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