Para que luego digan que los españoles no
somos previsores…pues vean, ya tenemos el Belén. Armado y bien armado. No
importa que la nieve blanca ande un poco remisa en subirse a las montañas
hispanas. Que el frío y la lluvia estén escondidos y el musgo escasee. Incluso
que algunos continúen –pesados– mojando sus cuerpos en el mar. Lo cierto es que
nosotros, adelantados, tenemos ya nuestro Belén particular. Y bien montado,
además. Si no me creen, abran un periódico cualquiera, oigan la radio o
intenten seguir el “armonioso” ritmo de una tertulia política en televisión.
Con solo una ojeada observarán que no les faltan pastores, reyes, ovejas,
rebaños y mercaderes. Sobre todo estos últimos, que le dan más color. No falta
de nada. Quizás sobre, pero eso es lo típico de un Belén que se precie. Yo me
entiendo.
Dicen que fue Horacio el que acuñó aquello de
“une a tu prudencia un gramo de locura”. Bien dijo el filósofo romano, porque
el hombre perfecto es verdad que, de existir, sería un aburrido. Oigan, pero un
gramo, no toneladas enteras, como parece que hubieran repartido gratis en el
gremio político en los últimos días. Algo así como si a todos los que ansían
mandar les hubiera entrado de golpe un arrebato de ansiedad en espera de los días
decisivos o una especie de pandemia acusatoria. Vean si no.
Estaba tan tranquilo Rajoy con su economía
conseguidísima y su carismático seseo en los medios, cuando aparece Aznar, sin
bigote, pero hecho un basilisco y sacando los trapos sucios del partido,
regañando como león enjaulado ante lo que considera un fracaso total en las
elecciones catalanas. Le echa un pulso al presidente y mete un dedo en la llaga
del PP que le deja bastante tocado.
Dice el ex-del bigote que de seguir así
Ciudadanos puede ser un sustituto y que sabe a ciencia cierta que muchos fieles
tienen pensado cambiar su voto. Los dos quedan al borde de la fractura total. Y
gracias a que Aznar olvidó el papel tan representativo que un señor llamado
Rato, al que estuvo a punto de nombrar sucesor, tiene en este asunto. Mejor no
“meneallo”, pensaría.
Con la mandíbula dolorida de tanta sonrisa
falsa, va la señora Diaz, rubia, altiva y andaluza en ese orden, y se descuelga con la sesgada afirmación de
que no piensa hacerle mimos al guapo de Sánchez, ni prestarle la imagen de su
tierra, porque ella también aspira al poder total, llámese Moncloa. Las cosas
claras, debió pensar. Y que gane el más bello. Segunda ruptura.
A Garzón el también joven y guaperas le
corteja Podemos, pero lo quiere a él solo, sin acompañamiento de Izquierda
Unida. Amor imposible, el joven es fiel a los suyos. No hay acuerdo.
Acabado el follón catalán, y en el momento en
el que el independentista más insistente, (rollazo de señor con mandíbula
gigante), necesitaba el descanso que llaman del guerrero, van las urnas y
conceden al grupo de los CUP la última palabra. Anuncia el llamado Baños que de
otorgar a Más la presidencia, nada de nada. Que ellos son anticapitalistas, y
soberanistas, desde luego, pero a su manera. Con la sombra de Pujol no quieren
trato. Así que cada uno por su lado y Cataluña de mano en mano. Como las falsas
monedas.
Para no ser menos, aquí en nuestra ciudad,
también pelean. Izquierda Unida y los dos de Podemos lanzan reproches y
esgrimen versiones contradictorias contra el partido socialista en el
Ayuntamiento. Afirma Podemos que no cumplen los pactos en especial el que
firmaron para crear una comisión que auxiliara a vecinos en riesgos de
exclusión.
De seguir así, tendrán que dejar de darles
apoyo. Amigos que se enfadan. No te quiero, no me tratas bien. No es eso lo que
habíamos convenido. Tercera posible ruptura.
Y en esas estamos. Combate general anticipado
a las elecciones que se prometen muy divertidas. Para ellos. Porque el resto de
personal está tan harto de oírlos que me ha confesado un pajarito el aumento de
ventas de CD con música de Mozart para ponerlo en el momento en que uno de los
citados aparezca. Y de la Pantoja, de Pineda o de
Shakira, cualquiera vale.
Si creen que falta algo en el Belén, pienso de
golpe en ese Prelado del Vaticano que con su clérigman incluído exhibe en los
medios a su novio catalán, cansado de fingir y del armario. El Vaticano está
que trina, lo expulsa y nosotros lo ponemos como extra junto al pesebre, y así ya tenemos el completo.
Pobre Horacio y su gramo de locura. Tenía que
vivir ahora. Y a lo mejor, vista las cosas, hasta cogía una zambomba y cantaba
divertido: “En el portal de Belén hay estrellas sol y luna…” Cosas veredes.”
Ana María Mata
Historiadora y novelista
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