14 de mayo de 2016

LA ACTUAL MOVIDA POLÍTICA

Recordarán la década de los ochenta en la que el llamado “viejo profesor”, Enrique Tierno Galván, potenció el vocablo “movida” y lo hizo suyo en Madrid hasta extremos que quizás chocaran un poco con la personalidad e imagen que de Tierno teníamos hasta ese momento. En especial cuando desde el balcón municipal lanzó la célebre frase “Colocaos todos los que no lo estéis…¡y al loro! “, frase que le acompañó hasta la tumba no sé si como epílogo triunfal o como rémora.
 Podía parecer que muchos de aquellos jóvenes a los que el alcalde aconsejó “colocarse” sienten aún la nostalgia de ese  tiempo agitado, perturbador y un tanto arbitrario que llamaron movida. Como algunos, imagino que formarán parte de los actuales partidos de nueva creación, incluso puede que parte destacada, no hay duda que intentan repetir o copiar algunas de las formas o características cuyos vapores aún tienen interiorizados.
Digo esto empujada por las noticias en todos los medios de cómo está comenzando esta desgraciada repetición de las elecciones, únicas hasta ahora  en la historia del país, y tan reñidas o más que las que no han servido para nada.
Al parecer, para los partidos en cuestión, España solo tiene al día de hoy un problema importante: los pactos que deberán hacer una vez pase el 26 de junio próximo. Y a continuación la difícil repartición de escaños, sillones o varas de mando, (para el caso es igual), si se consigue formar gobierno. No hay un solo partido que se interese, hable o propugne alguna cosa sobre los muchos, muchísimos problemas reales de los ciudadanos. Ninguno hasta el momento ha señalado ni por asomo alguna iniciativa para solucionar las cosas que de verdad nos importan y necesitamos la gente de la calle. Una gente que son los que, sin  ganas y a la fuerza, vamos a ir a votar, más que nada, por cumplir con un deber que consideramos imprescindible. 

Y habremos de hacerlo, ya verán, sin conocer nada más que las líneas muy generales de estos partidos que hoy derriten sus sesos no en preparar soluciones a nuestros problemas sino en pensar cual será el contrario que más votos le proporcione en un supuesto pacto para llegar al poder.
Serían capaces de aliarse con el diablo si se presentase, afirmando que también Lucifer es válido para una España progresista y diferente. Lo de diferente lo repiten como un eco que suena al final de cada una de sus actuaciones.
 Siguen pensando que los españoles tenemos un grado de imbecilidad a tono con su afán de mando. Que no nos hemos dado cuanta todavía (¿?) de sus verdaderas intenciones y pueden seguir engañándonos con diferentes artimañas. Las sonrisas estereotipadas, por ejemplo, mostrando dentaduras completas cada vez que consiguen un aliado, caso de los líderes de IU y de PODEMOS. Abrazos que casi rompen espaldas, mostrando su mutuo cariño y lo bien que lo van a pasar si alcanzan lo que hasta ahora les ha sido negado.
Me gustaría saber cual sería en realidad esa nación tan diferente en que nos convertirían si obtuviesen el deseado poder, si en una repetición de Grecia, una Cuba trasnochada o una Venezuela tan “beneficiosa” para sus ciudadanos. ¿O acaso tienen bajo la manga un as sacado de algún principio de Lenin que nos conduzca al camino de la felicidad?...
Quisiéramos que, aún a riesgo de nuevos engaños, mostrasen algo de lo que piensan realizar y esté todavía virgen de acción por parte de los anteriores gobiernos. Algo útil, básico, y que nos aproveche a la mayoría.
Tal vez en su euforia de pactos olviden que Europa no está por aguantar demasiadas cabriolas extrañas en sus países socios, y sí por que cumplamos los plazos referidos al déficit. Que las aventuras seudo-románticas, si es que lo son, consecuencias muchas de antiguos efluvios y elixires de la “movida” de Tierno, casan mal con la realidad prosaica del día a día de cada cual, y que un país es mucho más que un conjunto de frases oportunistas o gestos estudiados que puedan generar votos de ignorantes.


Ana María Mata   
Historiadora y novelista

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