De vez en cuando conviene dar descanso a las
neuronas y sacarlas a tomar el aire. Huir de lo rutinario y mil veces repetido
en aras de encontrar en el camino algo que no resulte o sangriento o
nauseabundo, como suelen ser, por desgracia, la mayoría de noticias que nos
traen diariamente los medios.
Lo terrible es cuando al llegar, del rincón
más recóndito surge un fantasma que parecía estar esperándonos. Y suele ser el
mismo que creíamos desvanecido o en estado de coma, y que ha sobrevivido a
costa de las inmundicias que, indirectamente iba alimentándolo.
Por ello, hoy voy a comenzar en positivo,
dando cuentas en el blog del resultado de un verano que ha tenido para la
ciudad un lleno hasta la bandera, si me permiten el argot taurino. Marbella ha
visto sus calles, plazas, paseos y playas tan repleto de gente que en
ocasiones, doy fe de que por algunas calles del casco antiguo había que andar
de lado para no chocar con el turista o veraneante.
La pregunta sería, en plan Pepito Grillo, si
hemos hecho algo para desencadenar o atraer a esa inmensa multitud, que, cual
ave de rapiña, nos sustraía, veloz como el rayo, la silla que desde lejos
íbamos pensando en coger en el restaurante, el rincón donde poner la sombrilla
playera, o el hueco diminuto que quedaba en el autobús. Mientras, los
comerciantes y dueños, salivaban con disimulo a la vez que contaban en su interior
a cuanto ascendería esa noche la recaudación.
Al decir “hecho algo”, me refería, sin
embargo, a paliar uno cualquiera de los asuntos que arrastramos como rémora año
tras año. Por ejemplo las playas, con su arena deficiente y sus horribles
piedras destroza piés. Como he dicho lo de “positivo”, he de decir que en una
de las zonas más castigadas en años anteriores, la playa de la Fontanilla, han
conseguido aportar arena con barcos que dragaban y llegaban a formar rincones
amplios y arenosos. Lo cortés no quita lo valiente. Espero que cunda el
ejemplo.
El problema del aparcamiento, no ha tenido
esa suerte. Conseguir una plaza, incluso en garajes de pago ha sido una proeza de
la que todos hemos salido mal parados. Hubo quienes tuvieron que volver a sus
casas o residencias después de vagar, como alma que lleva el diablo por todos
los ámbitos de la ciudad, al atardecer y también en horario mañanero.
Espero que en lo referente al ocio, la opción,
ya asentada de Starlite haya resultado tan eficaz como su publicidad da a
entender y los artistas, cumplimentadas las expectativas que sobre ellos tienen
jóvenes y no tanto.
Lo que viene a continuación no entra en el
saco de “necesidades veraniegas” en sí mismo, y por lo tanto se de sobra que
continua en barbecho. La cultura no es ni un bibelot turístico ni un atractivo
para masas. El hecho de que las obras de teatro desaparezcan en el estío, y
que, por ejemplo, la biblioteca siga brillando por su ausencia
es asunto para un artículo distinto al de
hoy.
Marbella sigue su camino particular que en un
tiempo pretérito se llenó de fulgurantes nombres de papel couché, y hoy brilla
ya por sí misma como protagonista material de la firma que representa.
Tal vez un punto negro sea el que me susurra
al oído uno de sus muchos visitantes, que me confiesa, por otra parte, ser una
constante en verano: la subida de precios en bares, chiringuitos y restaurantes
conocidos. Habitual fallo que ensombrece un verano ardiente y cosmopolita, con
personas de todo calibre, gente diversa que nos elige y a los que no debemos
defraudar.
Ana María Mata
(Historiadora y Novelista)
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