29 de febrero de 2020

FALTA DE INICIATIVAS



El Ayuntamiento lleva desde el inicio de la presente legislatura un periodo de silencio y calma política que podíamos pensar como el resultado de la ausencia de problemas. Sin embargo existen motivos suficientes para entender que la actual situación se debe más que a ello, a la falta de propuestas para solucionarlos.
En los últimos meses el portavoz del equipo de gobierno comparece cada semana para dar noticias de las licencias de obras a las que se les ha dado el visto bueno, pero lo que empezó como gesto encaminado a  que no cundiera el pánico por todo el follón del PGOU por parte del tripartito, lo ha continuado el PP, más bien para hacer creer en una normalidad urbanística que no corresponde a la realidad.
Lo cierto es que en la ciudad no se producen ningún tipo de iniciativas dignas de mención, y las que podrían sustituir a las nuevas, que serían las que hablasen de solucionar problemas ya enquistados no parece que tengan interés en el Consistorio como para que salgan a la luz.
En Marbella las cosas se realizan a golpe de impulso espontáneo o no se realizan. Es notorio el gusto que la alcaldía tiene en los actos de renombre, suntuosos y a ser posible con abundancia de fotógrafos y flashes. Desde Starlite  y las convenciones de carácter cosmopolita en el Palacio de Congresos, hasta los desfiles de Rolls y Jaguar en Puerto Banús, todo ello es anunciado a bombo y platillo y representados por la regidora y concejales con la satisfacción y sonrisas que eventos exquisitos merecen.
La ciudad se ha ido convirtiendo a golpe del glamour que no cesan de buscarle, en una especie de Disneylandia para mayores o unas Vegas donde todo parece posible a golpe de talonario.
Ocurre que por suerte o desgracia aquí, como en cualquier ciudad, existen problemas cotidianos y a ras de suelo, de diferente grado y categoría pero necesitados de solución.

Así, llevamos largo tiempo un número pequeño de “escribidores” ilusos., llamando la atención con nuestras letras para que ciertas cosas no caigan en el olvido eterno. Obtenemos la callada por respuesta, como pueden imaginar y por eso insistimos cual mosquito persistente, a ver si alguna vez la picadura escuece de verdad.
Vergüenza me da, créanme, citar el rosario de asuntos pendientes que desde años inmemoriales esperamos sean capaces de solucionar, mientras nosotros, espectadores de sus logros, vemos desaparecer una y otra vez de la lista de sus necesidades.
Para muestra, volvamos la cabeza hacia atrás y vayamos  pensando en que nos hemos quedado sin residencia de ancianos ni restauración del Trapiche. Que eso, al parecer, no es que no sea urgente, es que no es, según la actitud de los mandatarios, siquiera necesario.
Las escuelas prefabricadas están bien como están y para qué gastarse dinero en hacer nuevas si con esas vamos tirando. Los Institutos se solucionan aumentando el número de alumnos en cada clase de los existentes, y así nos ahorramos también aumento de profesorado.
Los espigones para las playas son demasiados caros y al fin y al cabo, sin arena también sigue estando el mar, que es lo necesario para bañarse.
El convento de la Trinidad deberá esperar a que al Ayuntamiento le toque la lotería o una quiniela cualquiera, Total, ya nos habíamos acostumbrado a verlo así,en ruinas, y hasta parece que es más antiguo.
La Biblioteca es posible que algún día vea la luz, no seamos mal pensados ni agoreros, sigamos teniendo esperanza.
Como verán, es evidente que no estoy al loro de las cosas modernas que el Consistorio debe estar haciendo mientras vive con placidez su día a día.  Es posible que el silencio se deba a unas jornadas de ejercicios espirituales al estilo cartujo.
                                                                                                     
Ana María Mata
(Historiadora y Novelista)

No hay comentarios: