19 de marzo de 2012

LA FE DEL CARBONERO


Es muy posible que haya alguien –especialmente si es joven– a quien le suene a chino la frase que encabeza estas líneas. Para aquellos que, por suerte aún no tienen cinco décadas sobre sus cabezas, explicaré la razón de ese título. Antaño, cuando estudiábamos Religión o el Catecismo en las catequesis, se acostumbraba a definir a quienes creían al pie de la letra todo lo que curas, monjas o maestros nos contaban sobre Dios, el Cielo, Infierno, Purgatorio y demás, sin oponer ni una ligera duda, diciendo de ellos que por suerte, tenían la “fe del carbonero”. Querían decir que no necesitaban razones, pruebas o análisis. Creían sin más. Porque sí, como dicen a veces los niños. Ignoro la causa del infantilismo agudo que se le atribuía a los trabajadores del carbón, pero así era la cosa y todos nos entendíamos.
No es el momento, ni mi intención adentrarme por caminos teológicos (con lo que se nos viene encima con las procesiones, tengo de sobra) pero utilizo la metáfora por aquello de las urnas y el voto del próximo domingo. Conste que lo escrito aquí es pura subjetividad, como una confesión a voces, un desahogo de desencanto y decepciones, quizás simplemente pensamientos lanzados a la deriva. Lo curioso es que no logro quitarme de la cabeza la idea enraizada de cuales serán las motivaciones de los andaluces y asturianos para colocar el sobrecito de marras en su urna correspondiente. Me pregunto una y otra vez si les llevará otra intención aparte de la muy digna de cumplir con lo que consideran un deber democrático. ¿Tendrán algunos de ellos confianza plena en que el ganador, persona y partido, va a resolver aunque sea la mitad de los problemas que sufren? ¿Conocen los medios, especialmente económicos, con que cuentan para hacerlo? ¿Saben algo más de las formaciones políticas que no sea el número de corruptos, las cantidades esquilmadas, las veces que salen y entran de los juzgados personajes célebres que han formado parte de ellas? No me explico el rostro que hay que tener para hacer campaña en el momento actual por parte especialmente de las dos fuerzas mayores. Treinta años de ineficacia y administración nefasta con final de ERES rodeados de drogas y sobres para amigotes, ofrecen poca o nula esperanza de que los iniciados en el tema no deseen seguir ese camino.  Presidentes de comunidades como la Balear, o Valenciana, enmarañados en las propias mentiras de sus discursos, como el de trajes, actividades deportivas pagadas pero inexistentes, apoyo al “yernísimo” en su voraz codicia, tampoco prometen como antecedentes para solucionar nuestros muchos y difíciles problemas. La parálisis imaginativa de ambos en lo referente al desempleo, la financiación inexistente, y la crisis como rayo que no cesa, son argumentos tan terribles como lo es la falta absoluta de confianza en partidos y candidatos.
Servidora, como Santo Tomás, necesita pruebas y hechos. Lo de “mi rival es peor que yo”, me parece deleznable. Por eso pienso que hay que tener mucha moral para acercarse a las urnas. Pero sin duda que por suerte para los candidatos, siempre habrá quien posea la tan estimada “Fe del carbonero”.

Ana María Mata
Historiadora  y novelista    

2 comentarios:

garbiñe dijo...

Palabras llenas de pesimismo que seguramente será fundado.Mi pregunta es :"cual es la alternativa?"Todos sabemos lo "malo" que ha ocurrido,lo "mal" que se han hecho muchas cosas,pero........resulta que la Democracia es lo menos malo.El que un individuo pueda decidir a quien quiere apoyar con su papeleta hace que en ese momento el ciudadano premie a quien considera "menos malo" o castigue al"mas malo".Puede que yo también tenga "La Fe del Carbonero"

Anónimo dijo...

Fe, del latin fider : "confiar"

¿ No veían los de la Junta de Andalucía lo que pasaba en Marbella con los Malayas durante años ?

¿ Que se encontrará Arenas cuando sea elegido ?

Viendo lo que han hecho en C Valenciana, C Balear, etc ...

¿ En quien confío ?