(Artículo publicado en el diario SUR el 10 de abril de 2013)
Existen lugares cuyo nombre resulta
emblemático con el paso del tiempo, sin que sepamos a veces la causa de ello;
no es, sin embargo el caso de uno de los arriba nombrados, que perdura en la
memoria colectiva por méritos propios. Su origen primitivo ya es bello de por
sí, puesto que según crónicas de los historiadores ese fue uno de los nombres
con los que Marbella pudo ser conocida mucho antes de la leyenda inquebrantable
que atribuye el actual a la reina católica. Marbella habría sido la Salduba que arqueólogos y estudiosos de la antigüedad afirman como asentamiento romano cuya fecha
se sitúa sobre los siglos II y III del Imperio y que atestiguan restos tan
importantes como los mosaicos de Río Verde o las Termas de las Bóvedas cerca
del río Guadalmina
Hoy lo traigo aquí como nominativo de un
lugar muy distinto, pero también significativo en alto grado de un momento
posterior en los que se decidió el actual destino de nuestra ciudad. El azar
dibuja en ocasiones su particular urdimbre en el devenir de los pueblos. Quien
sabe si Dios, de quien Einstein afirmaba que no juega a los dados con el
planeta tierra, tiene algo que ver en lo que llamamos casualidades.
Marbella poseía ya en el siglo XVIII un
establecimiento para dar comida y alojamiento a quienes a lomos de su caballería llegase y necesitara
pasar la noche. La muy recordada “Posada de Pepillo”, en la calle de San Juan
de Dios fue el primer albergue y por tanto, decano de los establecimientos de
hostelería que luego habrían de sucederle. En estado de “impasse” actual,
esperemos que cualquiera que sea su destino futuro no haga olvidar su origen y
su encanto.
En 1919 don Antonio Sánchez Ortiz instala el
que habría de ser el primer hotel en la ciudad, el Hotel Comercial, situado en
la calle Valdés, junto a la actual Plaza de los Naranjos, menos un breve tiempo
que estuvo en la Plaza
de África. El Comercial tenía doce habitaciones con cubos y jarras para el aseo
de los clientes. Su clientela procedía de personas en tránsito, excepto en
verano, meses en que se llenaba hasta los topes de nuestros primeros
veraneantes. Según cuenta Fernando Alcalá, nuestro cronista oficial tantos
años, al éxito del Comercial contribuyó en gran manera la amabilidad y el bien
hacer de doña María Cuevas, que junto a su marido don Antonio Sánchez, atendían
al personal haciendo que se encontrasen como en su propia casa.
En vista de los buenos resultados, en 1952,
el Comercial cambió de emplazamiento y de nombre. Se situó en primera línea de
carretera (Avda Ramón y Cajal), frente a la Alameda, y pasó a llamarse Hotel Salduba. La
cafetería del hotel la regentaban Pepe Sánchez Cuevas y Luís Gámez Piña. Es en
ella, principalmente donde radicó el encanto o esa especie de magia que a veces
parecen tener los lugares para convertirse en indispensables, y en este caso en
cosmopolita. La “acera del Salduba” fue el punto de encuentro de cuantos
asuntos importantes empezaron a gestarse en una Marbella que ya hablaba en
idiomas distintos y donde se hacían las primeras operaciones inmobiliarias de
cierto nivel. Al mismo tiempo era lugar idóneo para ver y ser visto, razón por
la cual la dificultad para encontrar una silla o mesa era máxima, y en
vacaciones o verano, toda una proeza. Anticipándose a Puerto Banús, las
primeras celebridades sentaban sus reales posaderas en las sillas del Salduba
dispuestas a ser admiradas por el nativo o el madrileño que no podía dar
crédito a ver en cuerpo mortal a sus ídolos. Quien escribe ha visto hacer un
largo tiempo de espera a las primeras multitudes de visitantes para coger una
mesa en Salduba, incluso a pelear a mamporro limpio por el mismo motivo.
El
Salduba llegó a ser tan conocido fuera de nuestras lindes como Marbella Club, a
pesar de su amplio carácter popular y no elitista. Desapareció en 1975 al
comprarlo una entidad bancaria.
El Hotel Salduba y su famosa “acera” tienen
un espacio por derecho propio en la historia ya no tan joven, de nuestro
turismo internacional. Hoy todos quieren ser pioneros, pero el calificativo hay
que situarlo con justicia en quienes empezaron con habitaciones para
representantes de comercio y acabaron sirviendo whisky a Mel Ferrer o la Duquesa de Windsor. No
solo fue azar, creo que también contó el esfuerzo y la constancia de la familia
Sánchez.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
4 comentarios:
Muy buen articulo donde comentais entre ellos al Hotel Salduba , del cual escuche muchas historias pero que no lo conoci ,ya que era muy pequeño cuando se cerro, pero al ser mi padre sobrino de Pepe Sanchez Cuevas.
Es cierto que se han dado mas enfasis a otros establecimientos hoteleros y no a algunos como el Hotel Salduba que marcaron con su granito de arena los primeros turistas que llegaban a nuestra ciudad brindandoles con su buen hacer y generosidad haciendoles que se sintieran como en su casa y que tuvieran un grato recuerdo de Marbella.
Enhorabuena por vuestro articulo
¡Qué maravilla Ana que nos alumbres esas neuronas remolonas con la historia reciente de Marbella! Sin tus artículos caerian en el olvido colectivo todas estas historias que no podemos permitir que se pierdan.
Yo era pequeño pero creo recordar vagamente la cafetería Salduba.
Emocionante para mi leer sobre mis abuelos y recordar el Hotel donde mi
Niñez pasó ratos con mi familia y tengo impresiones que nunca se borraran.
Muchas gracias!
Un abrazo!
Maru
Soy Eulalio Fiestas.En los años cincuenta, antes del traslado de lugar y nombre del hotel Comercial estuve alojado en una habitación como sucursal del Hotel mientras que mis padres
disfrutaban del patio-comedor donde nos reuníamos para comer después del baño en la playa de la Fontanilla.
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