Desde antiguo se sabe
que la Mezquita Mayor
de Sigüenza, aquélla que funcíonó cuando la ciudad se encontraba en manos del
poder político musulmán, estaba situada en el lugar que hoy ocupa la Iglesia de San Vicente,
templo románico-mudéjar, llamado así por haberse reconquistado la ciudad, de
manos de los almohades, el 22 de enero de 1124, festividad de San Vicente.
Con ello se produce una
excepción en lo que se refiere a las mezquitas recién reconquistadas, que
normalmente solían llevar el nombre de San Salvador o Santa María, pero que, en
este caso, iba a llamarse de San Vicente.
Contrariamente a otros
templos musulmanes de la región, los cuales se conservan, en todo o parte, como
por ejemplo la Mezquita Mayor de Molina de Aragón, cuyo alminar se encuentra
aún embutido dentro de la torre, o la Mezquita Mayor de Calatayud, hoy Iglesia
de San Andrés, de la Mezquita Mayor de Sigüenza no queda prácticamente nada, y
por ello debemos intentar hacer una reconstrucción ideal de la misma.
En primer término, hay
que tener en cuenta las investigaciones realizadas por D. Gerardo González
Llanos, Párroco de San Vicente, que nos indica que su templo tiene unos 150 metros cuadrados,
que el ábside se construyó al mismo tiempo que el resto de la Iglesia, y que el
edificio se encontraba entonces, en el siglo XII, totalmente separado de los
demás, es decir, que formaba por sí mismo una manzana.
También se sabe que la
lglesia fue construida por mudéjares pocos años después de la Reconquista, y
que éstos últimos recibieron, en compensación, una nueva mezquita que, con el
tiempo, seria la Iglesia de Santa María, en lo que hoy todavía se conoce como
Morería de Sigüenza. Todo esto viene confirmado tanto por Leopoldo Torres
Balbás en sus diferentes artículos y trabajos especialmente en "Ciudades
Hispanomusulmanas", como por Basilio Pavón Maldonado en su libro "Guadalajara
Medieval, Arte y Arqueología Árabe y Mudéjar".
Pues bien, la Iglesia, como es sabido,
es de planta rectangular irregular, con su lado más ancho mirando al Sudeste,
es decir, al muro de la "qibla", su exterior tiene ornamentación
románico-mudéjar, aparentemente obra de canteros islámicos, y su obra interior
está sostenida por un aljarfe que hoy es gótico, pero que en tiempos hubiera
podido ser mudéjar, sostenido por dos anchísimos arcos, que no son habituales
en una construcción románica. Al observar estas características, y conocido que
los musulmanes solían construir tipos parecidos de mezquitas de un lugar a
otro, busqué entre las relativamente próximas, alguna mezquita conservada que
pudiera tener características arquitectónicas similares a la lglesia de San
Vicente de Sigüenza y, entre ellas, seleccioné la Mezquita de Torelló, en
las afueras de Tarazona de Aragón, como modelo de templo musulmán más próximo
al que estamos tratando.
Por fortuna, la
Mezquita de Torelló se conserva enteramente, por las mismas razones que se
conserva la Mezquita de las Tornerías, en Toledo, es decir, por no haber
pertenecido nunca a la lglesia Católica, sino por haber sido comprada por un
comerciante particular que, igual que en el caso de Toledo, la utilizó como
almacén de granos y productos agrícolas.
La Mezquita de Torelló,
exactamente igual que ocurrió con la lglesia de San Vicente de Sigüenza, es de
planta rectangular, con el lado mayor en el muro de la "qibla", con
entrada justamente en frente de dicho muro y en el centro, tal y como pudo
ocurrir en Sigüenza, y dispone de una techumbre mudéjar con inscripciones
coránicas policromadas sostenidas por dos arcos muy anchos, que van del lado
más largo del rectángulo al otro, y sorprendentemente parecidos a los que
sostienen la lglesia de San Vicente de Sigüenza.
La única diferencia que
encontramos es que la
Mezquita Mayor de Sigüenza debió ser de piedra irregular,
como los fragmentos de lienzo musulmán emiral, califal y almohade, que se
conservan en el Castillo, mientras que en Torelló, donde no hay buena piedra
pero sí excelentes barros, toda la obra es de ladrillo. La fragilidad del
ladrillo con respecto a la piedra ha obligado a colocar más recientemente, un
refuerzo central al principal arco del edificio.
El "mihrab, muy
sencillo, está compuesto por una serie de ladrillos rojos, en torno al cual no
he podido leer ninguna inscripción, con un simple hueco y un muro que estaba
enjalbegado de blanco, acaso con algunos frescos islámicos a modo de zócalo.
No estaríamos muy lejos
de la verdad si supusiéramos que los mudéjares seguntinos conquistados por el
Obispo Bernardo de Agen, en 1124, al ordenárseles hacer la primera Iglesia de
la ciudad, realizaran, en piedra, la misma estructura que, en ladrillo, y a
comienzos del siglo XV repitieran los arquitectos de la Mezquita de Torelló.
Tendríamos, por consiguiente, una Iglesia "modelo" en su exterior y
en sus arcos interiores, que luego se reproduciría en la resolución
arquitectónica de la Mezquita aragonesa antes citada, construida en tiempos del
Rey Martín el Humano, que había prohibido la llamada a la oración desde los
alminares, motivo por el cual Torelló carece totalmente del mismo.
Que la Iglesia de San Vicente
recordaba a los musulmanes seguntinos a su antigua Mezquita lo demuestra la
extraordinaria inscripción que figura, en letras cúficas árabes, en el arco de
entrada, precisamente en una zona que pudiera haber sido reformada o erigida 20
años ó 30 años después de la Reconquista. Dicha inscripción, grabada por
alguien relativamente culto, que sabía escribir en una caligrafía tan difícil
como la cúfica dice, literalmente, "Esta es la Mezquita". Por si
acaso me engañaban mis ojos y estuviese leyendo algunas simples rayas que no
quisieran decir nada, me hice acompañar, en una de mis visitas a Sigüenza, por
el escritor y polígrafo sirio Sr. Rifat Atfe, así como por algunos prominentes
miembros de la
Comunidad Islámica en Madrid y ellos, para mi satisfacción,
leyeron lo mismo que yo.
Le he indicado al
Párroco de San Vicente, D. Gerardo González LLanos, que acaso sería mejor
trasladar la piedra con la inscripción al Museo de Arte Antiguo, que es
asimismo propiedad de la Iglesia, y colocar en su lugar una imitación, con un
pequeño cartel que explicara lo que significa. Con ello se protegería el
grafitti, que me parece único en Castilla La Mancha y, al mismo tiempo, los
turistas y visitantes tendrían la posibilidad de contemplarlo y admirarlo.
En las proximidades de
Sigüenza, concretamente en Atienza y en la Iglesia de San Bartolomé, asimismo
románico-mudéjar, existe también una inscripción musulmana, pero en letras
latinas, que indica que el templo lo
hizo un llamado Bohai, que creemos es una corrupción de Abu Yahya, pero sin
duda la inscripción de Sigüenza es más extraordinaria y transmite una emoción
totalmente especial y distinta a las otras.
En cuanto al exterior,
estimo que la Mezquita
Mayor de Sigüenza debió tener una estructura muy parecida a
la de la actual Iglesia de San Vicente, es decir, con un tejado a dos aguas
apoyado en los lados más largos del rectángulo, y en cuyo centro se encontraría
un sencillo "mihrab", acaso similar al de Torelló, más o menos en el
mismo sitio que hoy ocupa el haz de columnas románicas del muro de la
"qibla". La obra, como ya he indicado antes, sería de piedra
irregular en el exterior, con unos sencillos modillones para sostener el techo,
no demasiado diferentes de los reconstruidos recientemente, y que hoy se pueden
observar en derredor del templo, y con una puerta, ya fuese central, ya fuese
levemente desplazada hacia la derecha, con objeto de quedar justo frente a la
hoy llamada Calle de San Vicente, y que ofrecería el aspecto que indico a
continuación.
La puerta se parecería,
de lejos, bastante, a la actual puerta románica de San Vicente y tendría, a
modo de arco, una serie de finas lajas colocadas de canto, siendo este el
procedimiento arquitectónico usado, tanto por cristianos como por musulmanes,
para hacer arcos en esta parte de Castilla, como demuestra, entre otros, el
arco de entrada y otros secundarios del actual castillo cristiano de Pelegrina.
La puerta se cerraría con dos jambas de madera
ornamentada de clavos, muy similar a las puertas mudéjares que hoy se
encuentran en el Museo de Arte Antiguo de Sigüenza.
Es imposible saber si el arco sería de herradura, o
de medio punto, pero de haber sido de herradura, estimo que ésta se encontraría
apenas insinuada. Tampoco es posible determinar si las jambas de la puerta
dispondrían o no de aldabón. Donde está hoy el ábside debió hallarse un pequeño
patio de abluciones, poco más que un patio de vecindad rodeado de una valla,
con un pozo sin horca, del cual se extraería el agua simplemente haciendo
resbalar las cuerdas y el balde por el brocal, tal y como ocurre en la Mezquita de Bab Al-Mardum
en Toledo. Cabe que el pozo tuviera algún tipo de ornamentos geométricos o de
inscripciones cúficas, y que fuese de barro. Últimamente hemos descubierto
algunos brocales de pozo tardo-moriscos en esta zona próxima a Aragón y, concretamente en Alcolea del Pinar.
Parece que la costumbre islámica de hacer los brocales de los pozos de barro se
habría extendido a todo lo largo del siglo XVll y aún a comienzos del XVIII.
Debió haber un alminar exterior más o menos donde
hoy se encuentra la torre añadida en 1924, y que hubo de ser de planta
cuadrada, como las torres del Castillo de la ciudad. También he considerado la
posibilidad de que fuera de planta circular, ya que existen varias torres
musulmanas en Sigüenza que tienen dicha forma, pero, al final, he debido
rechazar esta posibilidad, porque sería prácticamente el único alminar cilíndrico
de Castilla, y ello no me parece lógico. Si hubiéramos estado en Portugal,
quizá sería más probable porque, como es sabido, existen numerosos alminares
portugueses cilíndricos, desde Beja hasta Faro, pasando por Mértola y otros
lugares de interés luso-musulmán.
Una alternativa sería que no hubiese existido
alminar en absoluto, pues el Párroco me señaló que, en su tiempo, la Iglesia no tuvo torre,
sino espadaña, y si hubiera habido alminar, tal vez los cristianos lo hubiesen
aprovechado como torre para situar las campanas.
Tanto sobre una solución como sobre la otra no podemos hacer más que
conjeturas.
En cuanto a la extrañeza que, en su día me mostró
D. Gerardo González Llanos, sobre que la Iglesia no tenga salida al Sudeste, se explica
por haber sido éste el muro de la "qibla", y no siendo normal en las
antiguas mezquitas practicar ningún acceso por dicho muro. Los alarifes
mudéjares habían reproducido, por consiguiente el mismo principio al construir
la actual Iglesia.
Adjunto a este estudio
diversas fotografías comparativas de la Iglesia de San Vicente de Sigüenza y de la Mezquita de Torelló, de
Tarazona de Aragón, así como fotografías y diagramas de lo que hubiera podido
ser su interior y exterior, incluyendo un trabajo caligráfico que reproduce, de
forma clara, la magnífica inscripción a la que nos hemos referido más arriba.
Inscripción árabe a la puerta de la Iglesia de San Vicente. En español dice: ESTA ES LA MEZQUITA.
Reconstrucción ideal del Mihrab
Comparación con el Mihrab de la mezquita de Tótroles, cerca de Tarazana de Aragón.
Dibujo de lo que pudo ser la Mezquita Mayor de Sigüenza
Torre campanario del Siglo XX
Puerta románico mudejar de la actual Iglesia de San Vicente.
Reconstrucción ideal de lo que pudo ser la puerta de la Mezquita.
Texto original de la inscripción árabe ESTA ES LA MEZQUITA.
Por Jesús Riosalido
Embajador de España
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