(Artículo publicado en el Tribuma Express el 2 de octubre de 2014)
Ahora que los colegios acaban de empezar y
las elecciones están en sus primeros albores, voy a ver si toco un tema eminentemente
nuestro que me ronda por la cabeza hace largo tiempo. Septiembre, ya se sabe,
tiene sabor a uniformes, mochilas escolares, despertar lloroso para los
pequeños y descanso para padres y abuelos que aunque lo nieguen, estaban de las
vacaciones hasta el moño. Es lo que en Francia se llama la “rentrée”, palabra
que las familias pronuncian con el alborozo de alguien premiado -¡al fín!- con la lotería de la libertad.
Nosotros, estamos donde estábamos, por
desgracia. Me asquea tratar el tema de la falta de colegios cada año, como una
aburrida letanía a la que la
Junta hace caso omiso, entretenida como ha estado con la
celebración del aniversario de su Presidenta, fotos por aquí, tele por allá,
felicitaciones y chorradas para un año en el que la cifra de lo recibido para
Formación inexistente, más los E.R.E. debería avergonzar no sé si a ella, pero
sí desde luego a todo el Partido. Decía que para Educación, y en Marbella, nada
de nada, siguen las aulas prefabricadas, sigue el amontonamiento de niños en ellas,
ni asomo de un nuevo colegio, faltan profesores…panorama dramático y
escandalizador donde los haya. Algún día
eso repercutirá sobre el país, y todos seremos responsables.
Explico nuestra porción de responsabilidad.
Marbella posee dos lugares en su perímetro como ciudad, absolutamente
desaprovechados al decir de muchos, entre los que me encuentro. El Albergue de
San Francisco, o Albergue Africa en los últimos tiempos, y el Campamento Vigil
de Quiñones. Dos lugares además de históricos, espaciosos, con grandes posibilidades
para habilitarlos en alguna de las muchas necesidades que en relación con la
juventud y la educación tiene la ciudad.
El albergue Africa, fue en sus más antiguos
orígenes sede de la Orden Franciscana,
y siempre hemos oído decir que el mismo Miguel de Cervantes recaló en él para
pernoctar. Después de cumplir en tiempos del franquismo su función de residencia
veraniega de universitarios afectos al SEU, en la actualidad ejerce un papel
ínfimo como albergue de muy bajo costo, en espera de que en él la Junta construyese el tan
necesario nuevo colegio para esa zona. Creo que se ha limitado a solucionar los
problemas del Gil Muñiz, parcheando su desastrosa situación. No puedo entender
que un gobierno autonómico minimice de esa manera la escolaridad y coloque la
educación al último puesto en la cola de sus muchos asuntos sin resolver.
La indignación casi me impide teclear cuando
leo que los parlamentarios del PSOE y de IU rechazan e impiden, por tanto, que
el fraude en los cursos de formación se investigue en el Parlamento. Olvido por
un momento nuestras carencias y digo en voz alta, aunque en solitario : “¿Para
que nos sirve entonces, si el más importante –hasta ahora- caso de corrupción
no puede ser llevado a una comisión de investigación en el Parlamento? …como he
leído también, quizás pretendan que se encargue de ello la ONU, o la Federación de Planetas,
escribe un colega en El Mundo.
No hay dinero para colegios de niños porque
adultos corruptos, sin moral, y quizás hasta políticos, lo han robado y quieren
silenciarlo. Soy Mafalda y quiero bajarme de
este planeta o al menos de este país y mi territorio autonómico.
Volviendo con los lugares desaprovechados, el
Campamento Vigil de Quiñones es el segundo de los elegidos. Igualmente que el
anterior cumplió su misión en una etapa pasada y he recordado en ocasiones aquí
como las niñas del lugar esperábamos nerviosas los sábados y domingos de aquel
tiempo porque esos días bajaban al pueblo los “Flechas del Campamento” que
pasaban temporadas de vacaciones en él, y cuyas tiendas de campaña entre pinos,
comedores y espacio deportivo les servía de jolgorio además de recuerdo intenso
de que España era “una Unidad del Destino en lo Universal” con el Cara al Sol
como música de fondo.
Al día de hoy, el Campamento vale un poco
para todo y un mucho para nada, o lo que es igual, nadie sabe para qué sirve en
concreto, ya que su abandono es casi total, y aparte de algunos domingueros con
bocatas, para pequeños bares
particulares en noches de verano.
Vigil de Quiñones, héroe del Filipinas, en
concreto de la batalla del sitio del Baler, natural de la tierra, vería con mejores ojos
el destino de unos terrenos amplios con su nombre, si este fuese el de un
cuidado lugar deportivo, ampliación, por ejemplo, del pequeño Polideportivo que
se encuentra al lado del frente. Cualquier otra utilidad relacionada con la Música, el Teatro, o
eventos culturales en general, serían deseables para una ciudad que adolece de
ellos. Me acuerdo del aprovechamiento que del Castillo Sohail de Fuengirola se
ha hecho, y como tiene lugar en él conciertos, ópera o teatro clásico.
Siempre me he preguntado porqué los lugares o
edificios que en su día fueron emblemáticos acaban muchos de ellos como
despojos cuando pasa el momento puntual en el que fueron célebres o destacados.
No parece existir una planificación municipal o estatal que instruya como
deberá ser su futuro, antes de comenzar a realizarlo, lo que dice muy poco de
las administraciones y mucho del despilfarro presupuestario que se ha dado en
nuestro país últimamente de escandalosa manera.
Tal vez los ciudadanos deberíamos tomarnos
más en serio lo que se hace y lo que no en cada municipio. Adonde va el dinero
y por qué causas. De tiempos anteriores conservamos una rémora absurda, la de dejarnos
llevar por quienes mandan, y solo preocuparnos cuando la farola de una de
nuestras calles se queda sin luz.
Carecemos de sentido comunitario y la escasa
información que nos llega hace el resto. Conozco lugares europeos donde para
cambiar el color de las ventanas de los edificios en una calle es necesario
votar. O para ponerle nombre . O decidir a que se destina un terreno municipal.
Desidia de unos, ignorancia de otros y
esquilmados por los que deberían guiarnos, todo se nos va en echar piropos al sol
y esperar a los turistas de verano.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
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