(Historia de un
libro)
Hace unos días se presentó en
Marbella la biografía de uno de sus hijos más ilustres: “José López Domínguez.
De Marbella a la Presidencia del Gobierno”.
Un libro de gran contenido histórico que analiza y relata no solo la
vida de López Domínguez sino a través de ella las vicisitudes y grandes
complejidades del siglo XIX, un tiempo enormemente convulso en política para el
territorio español.
Nuestro hombre, de arraigada
familia marbellera llegó a alcanzar los más altos puestos que desear pudiera un
militar como él, unido a un gran protagonismo en la vida política, en la que
destacó sobremanera hasta ser nombrado Presidente del Gobierno de la Nación.
Por desgracia, durante mucho
tiempo su nombre ha sido únicamente conocido por titular la antiguamente
llamada Carretera de Circunvalación, hoy Avenida General López Domínguez. Pocos
de los que circulan por ella conocen la identidad del citado General y cuales
fueron sus méritos y su historia. Pero dos encomiables historiadores decidieron
un día paliar esa ignorancia y dedicaron su tiempo a investigar tozudamente
hasta conseguir la obra a la que me refiero y en la que exhaustivamente se explica la relevancia y los hechos de
este nativo singular.
Uno de ellos es malagueño aunque
con raíces en Marbella, y fue el destinado a presentar el libro: Antonio Romero
Domínguez, ingeniero industrial pero historiador por vocación, tiene un amplio
elenco de libros en esta línea, entre los que destaco “Los Domínguez en
Marbella en el siglo XIX” , “El Cabildo de Marbella en el siglo XVII” y “El
Cortijo de Miraflores, los moradores en su historia”.
Creo que fue la ausencia obligada
en la presentación del otro historiador lo que me ha llevado a acercarme hoy al
ordenador, no para escribir sobre el protagonista arriba mencionado del libro,
sino sobre quien debería haber estado allí y no estaba. Se que algunos imaginan ya que me refiero a
Francisco Cantos Moyano, a Paco, el médico, el historiador, el novelista y el
amigo.
Lo hago porque esta humilde
escritora se honra todavía con una amistad grande, leal y fructífera que solo
la muerte arrebató. Y me parece de justicia que desde esta pequeña tribuna se
homenajee al hombre que tenía la historia completa de Marbella en su cabeza y
su corazón y de haber tenido más suerte y larga vida, nos habría dejado testimonio
de ello en muy variadas formas.
También porque en el inicio de
su búsqueda investigadora le acompañé como tantas veces en otros trabajos
literarios. Y me apetece contar, por debajo del gran trabajo realizado,
pequeñas anécdotas humanas que indican su carácter de hombre afable. Contar,
por ejemplo, como una rata del tamaño de un conejo se cruzó entre legajos del
XIX y objetos en desuso una de las veces que trasteábamos para encontrar
documentación. Y la carrera veloz que ambos emprendimos abandonando cartas y
papeles mientras el miedo nos tomaba por asalto, para volver después con vergüenza
de adultos a intentar recoger lo perdido. La carcajada de Paco. El temblor de
nuestros pasos al volver. La lucha entre marcharnos o vencer el canguelo al
roedor…Y en idéntica línea, el día en que al tocar el timbre de Carmen
Chinchilla (de la que esperábamos documentación sobre dos familiares suyos)
una hilera de perros saltó sobre nosotros al mismo tiempo que se abría la
puerta de la casa. Pasos hacia atrás de Paco, velozmente. Grito de servidora
que molestó a Carmen y nos dejó sin saber que hacer. Acabó felizmente con los
perros guardados y un té reconfortante. Risas y comentarios jocosos al salir,
entre otros el que afirmaba que estábamos condenados a disputar nuestro empeño biográfico
con el reino animal…
Paco Cantos era un escritor
innato que amaba las letras como algunos el deporte, en el que tanto él como yo
éramos inútiles. Poseía un estilo entre Carpentiano y Valleinclanesco que acabó
en un tipo de frases cortas que hoy hacen meritorios a Bolaño y Alice Munro
entre otros grandes . Disciplinado y constante, no paró hasta que entre Antonio
y él dieron con todas las complejidades que el General marbellero sufrió
durante el largo periodo de monarquías, república y vuelta a los reyes. Difícil
época histórica en la que el cambio de ministros y parlamentarios era casi
constante.
Tenía en mente tantos proyectos
sobre personajes ilustres olvidados que de haber vivido más, lo imaginé siempre
como Cronista Oficial de Marbella. Lo hubiese ejercido con honor.
Es cierto que nadie se va del
todo mientras su recuerdo permanezca en alguien. En este caso, también su
obra. Gracias, Paco.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
1 comentario:
Gracias Ana por recordarnos a López Dominguez, un marbellero ilustre y algo olvidado, que gracias a la labor de historiadores como tú, el autor de la obra sobre él o tu estimado Paco, podemos conocer mejor pero nuestra historia sigue siendo poco conocida y me da la impresión que necesita de mucha investigación porque son más las lagunas que lo que conocemos. Ayer tuvimos la suerte de escuchar a Andrés García Baena sobre la Marbella andalusí y se abrió la duda, sobre los hallazgos en Ojén de toda una fortificación, sobre la ubicación real de Turrus Jusayn, en lugar de Cerro Torrón. Me gustaría que hubiera más premios y dinero para investigar toda la rica historia de esta ciudad y no solo lo dejemos a que exista buena voluntad pero aún así muchas gracias por vuestra inestimable y altruista labor.
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