Somos el pueblo más variado de
Europa y parte del extranjero. A la hora de epatar no hay quien nos gane,
díganme si no que país puede presumir de tener en chirona o a punto de, a un alcalde, un ministro, una
noble, un director de cine y un financiero reincidente, que para más I.N.R.I
tiene en su haber una titulación Honoris Causa por la Universidad
Complutense.
Casi nada para los medios en
este mes de abril, del que ya dijo Elliot, el poeta, que era el mes más cruel,
en su célebre Tierra Baldía. Parece que tenía razón, a tenor de lo que hasta
ahora sabemos del tema de siempre. Casi me produce hastío escribir la palabra
“corrupción”, pues a fuerza de oírla y leerla, nos resulta ya tan familiar
como papá o mamá al chavalín.
Me interesa el doctorado ilustre
por su constancia. Al parecer en todo. En los estudios, el trabajo, los
números, el robo…y la cárcel. Se puede decir cualquier cosa de él pero no lo de
veleta o falto de voluntad. Insiste, insiste, y acaba consiguiéndolo. Así logró
ser el número uno de su carrera, la dirección de Banesto, la fama de dandy de
la economía, la de orador de tertulias, la de escritor, la de modelo para
jóvenes decididos, y el homenaje de la Universidad. No
sé si ustedes lo han olvidado pero aquella foto de don Mario Conde con el
birrete universitario del más alto nivel dio la vuelta a Europa y fue mostrada
en colegio como modelo a seguir. Los infantes aplicados querían ser como él de
mayor. Triunfador en la mas deseada de las categorías: el dinero. Entre todos
lo convirtieron en arquetipo, y doy por supuesto que él se lo creyó. Hasta el
punto de ser el conferenciante más solicitado al salir de la cárcel y el mejor
pagado. Lo siguiente fue presentarse a
candidato a la presidencia del gobierno español.
Ha vuelto de donde no debió
salir, o sea del trullo, donde deberían
estar todos los que roben y no devuelvan
lo robado. La libertad hubiera debido valer el número exacto de euros que tenía
en Suiza, y los demás paraísos, Panamá, –tan de moda–, incluido.
En el entreacto le ha dado
tiempo a mucho: enviudar, casarse, divorciarse, fundar una serie de tapaderas
con el trapicheo de cosmética basada en alóe-vera, sociedades múltiples, además
de recorrer el país contando a quienes querían
oírle el gran error que fue su detención.
La avaricia rompió una vez más
el saco, y en lugar de ilustre doctorado, hoy es uno de los muchos proscritos
que por otro lado, tenemos en este país de cloacas.
La pregunta que está en boca de
todos es la de por qué la gente que todo lo tiene desea tener más. Si algún
sociólogo o analista descubriera la respuesta, aplaudiríamos, aunque fuese solo
por la curiosidad acumulada en tantos casos que últimamente nos rodea.
Todos los que por motivos
similares andan imputados o en la cárcel tenían más dinero del que podían
gastar. Conde, Urdangarín, Soria, Blesa, Bárcenas, Roca…etc, deberían haber
pensado en algún momento, aunque solo fuese un minuto, que podían cogerles y
acabar detenidos. ¡Qué terrible debe ser la codicia absoluta capaz de trastornar
la mente hasta el extremo de hacerle creer al que la posee que él va a
librarse! Porque todos caen en el mismo dislate: “Yo lo
haré mejor, lo tengo estudiado” o “soy tan inteligente que podré zafarme, a mi
no me cogerán”.
Ser Honoris Causa al parecer no
evita esos envite de soberbia. Tal vez al contrario. Cuando uno se siente
superior a la ley, suele caer en la tentación de incumplirla. Y hasta ser capaz
–no me extrañaría– de seguir diciendo que se han vuelto a equivocar al
apresarle.
Sueños de la razón enferma
que crea monstruos. Una sociedad la
actual que propicia fenómenos como el señor Conde por el afán de
mercantilizarlo todo. Regida y dominada por el dinero y el poder ambos fundidos
en tétrica amalgama.
Esperemos que sea cual sea el
tiempo que dure su encierro, no se moleste ninguna Universidad en colocarle un
nuevo birrete.
Ana María Mata
Historiadora y novelista
2 comentarios:
Deberían hacer con ellos como hizo Lautaro con Pedro de Valdivia sólo que en lugar de oro líquido por la boca deberían echarle los billetes uno detrás de otro hasta que se axfisiaran. Hacen tanto daño a la sociedad como hizo Pedro de Valdivia a la tribu mapuche
Deberían hacer con ellos como hizo Lautaro con Pedro de Valdivia sólo que en lugar de oro líquido por la boca deberían echarle los billetes uno detrás de otro hasta que se axfisiaran. Hacen tanto daño a la sociedad como hizo Pedro de Valdivia a la tribu mapuche
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