2 de mayo de 2017

EL PUEBLO SE PREGUNTA

Pido perdón a los puristas de la lengua por el uso de “pueblo” en lugar de “ciudad”. No es más que una metáfora intimista en la que deduzco que la nostalgia tiene mucho que ver. De vez en cuando me dan arrebatos recordatorios de un tiempo en el que nos llamábamos pueblo voluntariamente, a sabiendas de que los reyes muy católicos nos concedieron, previa cláusula legal, el título de Ciudad.
Marbella anda por estos días muy ocupada con el problema de sus playas. Los últimos temporales nos han dejado sin arena, después de haber rellenado todo lo posible para la Semana Santa. Y si el tiempo se enfada, habrá que repetir operación de nuevo, con el gasto y el trabajo que ello significa. Pero como de este problema leerán mucho en los próximos días por fuentes bien informadas, dejo a los profesionales este asunto y me centraré en otro que rodea mi cabeza cual mosquito tempranero.
Créanme que si entiendo poco y mal las muchas cosas que dejan de hacerse siendo necesarias, mucho menos llego a comprender la inactividad y el abandono de las ya hechas y que comienzan un lento deterioro. Por desgracia no es extraño encontrar edificios cercanos que duermen el sueño de los justos a la espera de una administración o empresa que les diga lo de “Lázaro, levántate y anda”. Pero entre ellos hay algunos cuya paralización es de lesa majestad.
Abandonado, sin explicaciones a la ciudadanía, solo y triste, sin más compañía que la de los vehículos que llegan para aparcar frente a él, el complejo deportivo ( si es que lo es definitivamente) del antiguo Francisco Norte, guarda en la soledad de sus ventanales, puertas, suelos y edificación en general, el misterio de por qué le han dado la espalda. Arrojado como un poseso al grupo de los no queridos, despreciado por Ayuntamiento y quienes estén en el asunto de su no puesta en servicio, solo él sabe cuales son las verdaderas causas de su inutilización, estando como está en un lugar céntrico y privilegiado, habiéndose discutido ad nauseam su construcción y las funciones que debería realizar.
Al ser un lugar muy cercano, he podido comprobar directamente como el pueblo en general, cada vez que divisa su figura, y mientras lo contempla con un deje de lástima, pregunta a quien quiera oírlo, qué narices ocurre con el Francisco Norte y si están esperando que se deteriore para declararlo “ruina histórica”.
A quienes nos movemos en el área de la lógica más cartesiana, este asunto incomprensible, absurdo y demás adjetivos similares, nos parece un descaro por parte de los autores del hecho, y cualesquiera que sean las razones que den ( no han dado ninguna) para este bochornoso ejemplo de dejación, una falacia sin paliativos.
Si son intereses privados los que impiden su puesta en servicio, debían hacer dos cosas con urgencia: la primera explicarlo en esa transparencia tan cacareada, y la segunda solucionarlo sin demora. No es de recibo que una ciudad tenga aparcado un centro deportivo tan necesario y sus regidores vuelvan la cara hacia otro lado, mientras el tiempo destroza su vacío.
Tal vez el desconocimiento de cómo debe regirse una ciudad exceda de los cerebros limitados de sus pobres habitantes, quienes al votar creen que depositan no solo su fe sino sus posibilidades en los votados. Craso error por lo que vemos y comprobamos.
Y puesto que me queda un pequeño espacio, permítanme que refleje por enésima vez mi indignación ante la carencia de una Biblioteca pública, creo que la única ciudad en España que no la posee, por lo que no sería difícil que nos calificaran de analfabetos y harían muy bien, quienes nos visitan.
Tendremos la titularidad como “Ciudad grande y leal”, pero los afamados Isabel y Fernando no sé si sabrán que lejos de progresar, en ciertos aspectos vamos como cangrejos dando pasos hacia atrás.

                                                                                                    
Ana María Mata  
(Historiadora y Novelista)

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