(Artículo publicado en Diario SUR Marbella el 6 de noviembre de 2017)
Pasear por el centro de Marbella en
estos días de otoño es un lujo que no debemos dejar pasar. Las tonalidades que
ofrece el casco antiguo, sus olores, sonidos y el ambiente algo más sosegado
tras el periodo estival, le dotan de una belleza enigmática que bien vale su
visita. Los turistas lo saben bien y transitan por sus callejuelas buscando la
foto, el souvenir o el restaurante donde tomarse algo. Los locales, como es
lógico, nos lo tomamos de otra manera, algunas veces para sentirnos también
turistas en nuestra ciudad –muy recomendable, todo sea dicho–, otras por simple
necesidad de realizar gestiones –en el Ayuntamiento fundamentalmente–, para
realizar compras en lo que se ha dado a llamar Centro Comercial Abierto, para
tomarnos algo con los amigos de toda la vida o con visitantes a los que enseñar
nuestra joya. Aunque aún hay quienes asocian el casco antiguo con un montaje
para el turista y, por lo tanto, con precios elevados, los residentes lo ven de
otra manera y se quejan de la “mesificación”, al considerar que se pierde
espacio público en favor del empresario hostelero.
La verdad es que este histórico enclave
debería ser uno de nuestros principales valores y carta de presentación hacia
el exterior. No podemos decir que esté dejado, se ha mejorado mucho mirando
décadas atrás, pero precisa control y planificación para evitar errores
cometidos en otros lugares turísticos, así como reforzar la ocupación
residencial para garantizar su plenitud social, comercial y funcional.
Leer que el equipo de gobierno apuesta
por consolidar la oferta cultural y patrimonial del centro con la reforma y
ampliación del Museo del Grabado y la rehabilitación del Convento de la
Trinidad como futuro Museo de la Ciudad es una gran noticia que esperamos pase
de los titulares a la realidad. Esta es una buena manera de revalorizarlo. No
estaría de más complementarlo de una manera más ambiciosa aún mediante una
ordenanza clara y sensible a la conservación y reforma de las casas, ayudando a
sus moradores en las obligaciones de mantenimiento y ornato, evitando que
abandonen el centro ante la eterna espera de permisos y al elevado coste de las
obras necesarias por los múltiples impedimentos urbanísticos. El casco antiguo
debería ser un referente para romper la temible estacionalidad. Incentivar a
los empresarios para que mantengan abierto sus negocios los máximos meses
posibles, apoyados por una promoción institucional del tipo “Invierno en
Marbella” donde la ciudad se muestre viva y activa todo el año. Ampliar la consolidada
oferta de golf con otras múltiples opciones, incluyendo playa, medioambiente,
cultura, deportes… ¿Se está mostrando algo de esto en la reunión que la
afiliación de agencias de lujo, Virtuoso, está celebrando estos días en nuestra
ciudad, o buscan un entorno de exclusividad y glamour?
Para complementar estas reflexiones,
acabo de acceder a la web municipal Turismo Marbella y, ante mi sorpresa, me he
llevado una grata impresión. Confieso que dudaba sobre lo que me iba a
encontrar, pero he de reconocer que es bastante completa. Sin ser esto una auditoría,
echo en falta mapas sobre movilidad: situación de la estación de autobús y
paradas, zonas ciclables, ubicación de los aparcabicis, recargas de coches
eléctricos, aparcamientos, etc. No bajemos la guardia y sigamos mejorando.
En esta Marbella cabemos todos, nos
necesitamos todos, siempre que la balanza se mantenga en equilibrio. La oferta
debe ser plural y para todos los gustos, pero siempre desde el respeto hacia la
ciudad de acogida.
Arturo Reque
Arquitecto
Columnista Diario SUR Marbella
No hay comentarios:
Publicar un comentario