(Artículo publicado en Diario SUR el 20 de noviembre de 2017)
Tal vez si Isabel Coixet hubiera
conocido la historia de esta librería en pleno casco antiguo de Marbella se
hubiera replanteado su última película y seguro que le habría sacado toda la
esencia al igual que ha hecho con “The Old House Bookshop” en el film. Sería
otra luz, otro ambiente y otras connotaciones históricas. Tal vez sería una
película más costumbrista donde se vería pasar la historia contemporánea de un
pueblo que dejó de serlo de la noche a la mañana bajo el influjo estelar de
personajes variopintos que encontraron en él su paraíso. Tradición y modernidad
hubieron de acoplarse para dar cabida a los cambios que iban llegando a un
ritmo vertiginoso empujado por el inicio del turismo y el desarrollo
urbanístico del litoral. Sería el empeño y arrojo de Andrés Mata, “Matita”, lo
que mantuviese durante décadas la que fue su gran ilusión, la Librería y
Papelería Mata.
Al pequeño local que arrendó allá por
1937, también le llegó el momento de adaptarse a los nuevos tiempos y amplió los
pequeños ventanales de la planta baja a dos grandes escaparates que permitían
que los libros atrapasen al transeúnte que deambulaba por Enrique del Castillo
camino de adentrarse en las estrechas callejuelas del centro.
Son momentos de recuerdos y los míos se
asocian a esa librería donde pasábamos mi hermano y yo muchas tardes sentados
en el escalón de la entrada leyendo cómics. Entonces me parecía enorme, con sus
estantes llenos de libros y un gran mostrador en frente de la entrada. Tras él,
recuerdo el cariño con el que nos trataba Isabel Galán, siempre atenta a
nosotros y engatusándonos con algún juego en los momentos sin clientela. Ramón Alarcón
era otro personaje inherente a la Librería para nosotros, intuíamos que era
importante para mi tío, ya que siempre estaba haciendo números con su
calculadora tras la mesa ubicada en la habitación del fondo. Le teníamos un
curioso respeto ya que su bigote imponía y le gustaba provocarnos con pequeños
engaños, pero nos encantaba verle trastear entre los papales contables. Cuántos
rincones para tan pequeño local y cada uno lleno de recuerdos. Un entrañable
engranaje de personas que hacían posible un negocio tradicional de los de
entonces: sin prisas, tertulia, consejo literario y disponibilidad de cualquier
volumen. Éstos han sido las principales valores que lo han hecho un lugar
emblemático para los marbelleros, y por desgracia, dudo que sea posible
reemplazarlo por cualquiera de las ofertas actuales.
Cuando cierre definitivamente a finales
de noviembre a muchos de los que hemos pasado tanto tiempo en ella nos costará
mirar sus escaparates vacíos, aunque seguiremos viendo los libros reflejados en
el cristal, los periódicos ondulando en la puerta de entrada, a mis tíos Andrés
y Leonor esperando que entre algún nostálgico de la lectura en papel, a mi
hermano leyendo su cómic en el escalón o incluso a mi abuela Rafaela cosiendo
en el ático del edificio.
Estos días me pasa por la mente un
torrente de recuerdos de lo que La Librería ha supuesto en mi vida, un chico de
los 70 donde nuestra formación literaria se fraguaba a base de los tebeos de
Escobar e Ibáñez, o los libros de Los Cinco, donde se aprendía a dibujar con
las láminas de Emilio Freixas, y la geografía con los mapas de plástico que
representaban el perfil de la península con sus ríos y cordilleras.
A diferencia de la historia de Coixet,
Marbella sí aceptó este negocio y lo hizo tan suyo que ahora todos estamos un
poco de luto. Asumamos la nostalgia que nos provoca, ya que es sinónimo de que
ha dejado poso en nuestras vidas. Los libros nos han hablado durante ochenta
años. No dejemos de escucharlos.
Arturo Reque
Arquitecto y columnista Diario SUR
2 comentarios:
Arturo, lamento mucho oír esta noticia. Entiendo perfectamente todo lo que expresas en tu artículo; yo también tengo mis recuerdos de la librería papelería desde que era pequeño, en mis veraneos de Marbella, cuando con unas pesetas de la hucha me compraba tebeos para pasar entretenido las largas y tórridas tardes. Y las visitas a por el periódico que me encargaban los mayores. ¿Se muere una parte del alma de Marbella? para nada, siempre que la mantengamos viva entre todos los que quedamos, avivando los recuerdos.
Un abrazo, José María Sánchez
ENHORABUENA HIJO, POR TU ARTICULO. EN TUS PALABRAS SE PUEDE APRECIAR EL CARIÑO Y AGRADECIMIENTO POR CUANTO HA REPRESENTADO PARA TI LA LIBRERÍA. ¿QUIEN NO HA PASADO POR ELLA A COMPRAR EL PERIÓDICO PARA ESTAR AL CORRIENTE DE LAS NOTICIAS DEL DÍA 0 DEL ULTIMO LIBRO O NOVELA AUN CON SUS LETRAS HÚMEDAS RECIÉN SALIDAS DE LA IMPRENTA? ¿QUIÉN NO HA ECHADO LA PARRAFADA MAÑANERA CON JOSE ANDRÉS O LEONOR ANTES DE IR A DESAYUNAR CON EL PERIÓDICO ACABADO DE COMPRAR?¿QUIÉN NO HA PEDIDO AQUELLA NOVELA QUE TODAVÍA NO HABÍA LLEGADO Y LA TENÍA AL DÍA SIGUIENTE DE PEDIRLA? MUCHO VAMOS A SENTIR SU CIERRE. PERO COMO DICE JOSE MARÍA,SU RECUERDO PERMANECERÁ SIEMPRE EN EL ALMA DE QUIENES NOS HEMOS HEMOS VISTO REFLEJADOS CADA DÍA EN SUS ESCAPARATES.
GRACIAS ARTURO,TU ABUELO ANDRES TU ABUELA RAFAELA TU MADRE ANA MARIA Y TODA LA FAMILIA MATA POR TU SENTIDO ARTICULO.
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