El Ayuntamiento de Marbella inauguró el pasado 28 de agosto las calles Deborah Kerr y Peter Viertel.
Reproducimos aquí las palabras con las que le homenajeó Arturo Reque el día de su funeral.
Queridos amigos.
Nos encontramos aquí para despedir a nuestro querido y admirado Peter, el americano socarrón de carácter abierto y fina ironía que eligió España y en ella Marbella como la California y la Santa Mónica en los que paso su adolescencia.
Desde allá donde se encuentre estoy seguro que nos esta viendo y escuchando atento a cuanto hacemos o decimos para en algún momento mirar con ademán distraído su reloj y decir: basta vámonos os llamare más tarde. Porque Peter no podía estar por mucho tiempo en el mismo sitio excepto en su estudio. El único lugar que le retenía tecleando en su vieja maquina de escribir dando vida a sus personajes de ficción. Cuantos tuvimos la fortuna de conocerlo en su intimidad sabemos de su disciplinada y metódica forma de escribir. Si alguien le molestaba mientras escribía, pura y simplemente los mandaba a paseo en el más puro castellano. Su fiel magdalena lo sabe bien ¿verdad magdalena? Mas tarde quizás nos encontrábamos con el por las calles de Marbella en las horas que dedicaba a hacer su compra diaria. Entonces ya no era el mismo Peter que hacia poco tiempo nos había cortado el teléfono con seco: ya te llamo después. Durante su recorrido mañanero. La compra, el banco, la retirada de la correspondencia, la recogida de la prensa, el desayuno con algún amigo, Peter Viertel se transformaba en simplemente Peter sin más apellidos o apelativos. Peter para el librero, para el carnicero, para el pescadero, para todos cuantos se cruzaban con el.
Peter era un hombre singular, sencillo, sin estridencias que sufrió bastante con el cambio que padeció nuestra ciudad en los últimos años y entonces, sin protestar, cuando ya se cansaba de ver cuanto sucedía a su alrededor, tomaba las maletas y se marchaba a Klosters hasta que se le pasaba el cabreo.
Fue también un disciplinado deportista y practicó sus dos grandes aficiones el surf y el tenis todos los días, hasta: sorprenderos, un mes antes de su enfermedad. También jugaba al golf y su comentario hacia ese deporte era siempre el mismo: mañana vendo los palos. Jugando con él en Río Real sabiendo que la conversación que le pudiera dar no le hacia perder la concentración ya que le era igual hacer un doble, un triple o un cuádruple boggie, yo aprovechaba la oportunidad para hablar de cine y de su mujer Deborah. Así, de primera mano, escuche lo que es un actor o una actriz fuera de los focos del escenario.
Estando ya internado recibió la noticia de su muerte. Fue muy duro decírselo y por primera vez desde que le conozco: lloró. Hace veintitrés días de aquello.
Cuando le dejé solo en la habitación estoy seguro que se asomó a la ventana, vio en el horizonte una gran ola, busco su tabla de surf, fue en busca de ella, luchó subido a ella, hasta llegar al rebalaje y ya en la arena, exhausto cerró lo ojos y se quedó dormido. Mejor no despertarlo, está escribiendo su última novela
En nombre de la familia y muy especialmente de su hija Cristina que no ha podido acudir por encontrarse enferma en estados unidos, muchas gracias por venir a estar con nuestro querido amigo Peter.
Nos encontramos aquí para despedir a nuestro querido y admirado Peter, el americano socarrón de carácter abierto y fina ironía que eligió España y en ella Marbella como la California y la Santa Mónica en los que paso su adolescencia.
Desde allá donde se encuentre estoy seguro que nos esta viendo y escuchando atento a cuanto hacemos o decimos para en algún momento mirar con ademán distraído su reloj y decir: basta vámonos os llamare más tarde. Porque Peter no podía estar por mucho tiempo en el mismo sitio excepto en su estudio. El único lugar que le retenía tecleando en su vieja maquina de escribir dando vida a sus personajes de ficción. Cuantos tuvimos la fortuna de conocerlo en su intimidad sabemos de su disciplinada y metódica forma de escribir. Si alguien le molestaba mientras escribía, pura y simplemente los mandaba a paseo en el más puro castellano. Su fiel magdalena lo sabe bien ¿verdad magdalena? Mas tarde quizás nos encontrábamos con el por las calles de Marbella en las horas que dedicaba a hacer su compra diaria. Entonces ya no era el mismo Peter que hacia poco tiempo nos había cortado el teléfono con seco: ya te llamo después. Durante su recorrido mañanero. La compra, el banco, la retirada de la correspondencia, la recogida de la prensa, el desayuno con algún amigo, Peter Viertel se transformaba en simplemente Peter sin más apellidos o apelativos. Peter para el librero, para el carnicero, para el pescadero, para todos cuantos se cruzaban con el.
Peter era un hombre singular, sencillo, sin estridencias que sufrió bastante con el cambio que padeció nuestra ciudad en los últimos años y entonces, sin protestar, cuando ya se cansaba de ver cuanto sucedía a su alrededor, tomaba las maletas y se marchaba a Klosters hasta que se le pasaba el cabreo.
Fue también un disciplinado deportista y practicó sus dos grandes aficiones el surf y el tenis todos los días, hasta: sorprenderos, un mes antes de su enfermedad. También jugaba al golf y su comentario hacia ese deporte era siempre el mismo: mañana vendo los palos. Jugando con él en Río Real sabiendo que la conversación que le pudiera dar no le hacia perder la concentración ya que le era igual hacer un doble, un triple o un cuádruple boggie, yo aprovechaba la oportunidad para hablar de cine y de su mujer Deborah. Así, de primera mano, escuche lo que es un actor o una actriz fuera de los focos del escenario.
Estando ya internado recibió la noticia de su muerte. Fue muy duro decírselo y por primera vez desde que le conozco: lloró. Hace veintitrés días de aquello.
Cuando le dejé solo en la habitación estoy seguro que se asomó a la ventana, vio en el horizonte una gran ola, busco su tabla de surf, fue en busca de ella, luchó subido a ella, hasta llegar al rebalaje y ya en la arena, exhausto cerró lo ojos y se quedó dormido. Mejor no despertarlo, está escribiendo su última novela
En nombre de la familia y muy especialmente de su hija Cristina que no ha podido acudir por encontrarse enferma en estados unidos, muchas gracias por venir a estar con nuestro querido amigo Peter.
Arturo Reque Cereijo
Marbella 4 noviembre 2007
2 comentarios:
Tuve la oportunidad de jugar un partido de dobles en la pista de tenis de su casa. Me llamó Arturo Reque Mata -aquí hay que decir todos los apellidos, porque ya conozco a cuatro Arturo Reque-, por si quería ir a jugar a casa de este señor, con el que él iba a formar pareja, haciéndolo yo con Arturo Reque, padre.
El recuerdo que me quedó fue el de un señor mayor con el espíritu de un joven, que a su edad aún flexionaba bien las piernas para darle un buen drive a la bola.
Creo que pertenecía al selecto club de personas importantes que sabían valorar aquel Marbella.
Órfilo M. Aranda
http://www.marbellaexpress.es/galeria-multimedia/index.asp?g=93
_______________________________
Imágenes DEL PASADO
Peter Viertel y Deborah Kerr en Marbella
El guionista Peter Viertel y la actriz Deborah Kerr, a quienes se rindió homenaje en Marbella poniendo a una calle sus nombres, eran habituales de Marbella. En esta imagen se encuentran en el Hotel Los Monteros, en los años 70, junto a la Princesa María Luisa de Prusia. Cedida
Publicar un comentario